Opinion

Era doña Matilde presa fácil

LA COLUMNA
De Los Reporteros

2017-04-25

• Era doña Matilde presa fácil
• Cabada a vuelta y vuelta por Chilangolandia
• Nachito, al epílogo todavía le zumba
• Se apilan críticas por nepotismo

En el secuestro y asesinato de doña Matilde Gil Herrera debe ser tomado en cuenta su entorno histórico, tanto como las circunstancias actuales de inseguridad y violencia que azotan a todo el estado y golpean por igual a todos los estratos sociales. Es un infortunio la afirmación pero nadie está a salvo.
Sabemos que la esposa del diputado del Partido del Trabajo, Rubén Aguilar Jiménez; madre de varios jóvenes-adultos exlegisladores, ella misma exasesora en el Congreso del Estado, “desapareció” el pasado 5 de abril del centro comercial Fashion Mall de la ciudad de Chihuahua.
Ella fue encontrada asesinada este lunes rumbo a la carretera Chihuahua-Ojinaga. Técnicamente fue un secuestro, pero la Fiscalía General del Estado sigue manteniendo en secreto de qué tipo fue; si por exigencia de dinero únicamente, o fue plagio o “levantón” relacionado con otro tipo de actividades delictivas.
Debe decirse que la familia Aguilar Jiménez tiene sus antecedentes económicos y políticos en la ocupación ilegal de tierra urbana donde fueron asentadas miles de familias tres décadas antes.
También ocuparon irregularmente amplios espacios en la zona centro de la ciudad, donde fueron instalados cientos y cientos de puestos de venta de artículos y ropa pirata conocida como “fayuca”. El lugar fue adquiriendo tanta fama que es conocido como “El Pasito”; todos los artículos eran llevados y siguen siendo llevados de la vecina ciudad texana.
Al mismo tiempo que se desarrolló la venta de ropa, artículos electrónicos, presuntamente llegó también la venta masiva de droga y los “naturales” pleitos entre bandas del crimen organizado. Son frecuentes ahí los robos de vehículos, las ejecuciones, las extorsiones y los ‘levantones’.
En ese ambiente “desapareció” doña Matilde. Ella y su familia ya no residían en casitas construidas en terrenos invadidos; ahora ocupan grandes residencias en sectores exclusivos de la ciudad y se manejan en escuelas privadas de las más caras, incluido Harvard, pero en el Registro Público de la Propiedad siguen apareciendo a su nombre centenas de propiedades, incluidos los locales de ‘El Pasito’.
Es por supuesto una tragedia y un infortunio esa muerte. Esperemos que las autoridades correspondientes expliquen a la sociedad chihuahuense los motivos para semejante agresión.

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El fiscal general, César Augusto Peniche, puede presumir que tiene una concha más gruesa que una tortuga jurásica. Estuvo en Ciudad Juárez como delegado de la Procuraduría General de la República (PGR) cuando esta frontera fue catalogada como la más violenta del mundo. El ni se despeinó. Un chequeo médico de rutina no le hubiera detectado ni una úlcera gástrica.
Mientras los veracruzanos abandonaban aquí sus casitas y huían por miles hacia su estado por el terror de la inseguridad, el delegado adquiría propiedades. Cero estrés.
No conocía Peniche a quien luego se convertiría en su jefe, el gobernador, Javier Corral. No tenía ni idea de su temperamento. Seguro creyó que al aceptar dirigir la Fiscalía sería como un día de campo, tan fácil como jefaturar la PGR.
Hoy Peniche no halla para dónde salir disparado. Todos los días es objeto de duras reprimendas, amonestaciones y hasta insultos por parte de su patrón Corral. Los casos de violencia de “alto impacto” ocurridos las últimas semanas en la entidad han colocado a César Augusto tras las cuerdas frente a Corral. Ya sufre pesadillas.
Sabe que no cabe más en el equipo de la administración estatal aunque de repente Corral lo invite a tirar un par de hoyos en su apasionante golf.
Puede aguantar la presión por la palmaria falta de resultados en su área pero las regañizas ni una más. La toalla está tirada.

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Ahora sabrá Dios qué andará haciendo el independiente alcalde, Armando Cabada, en la Ciudad de México. Está allá desde el lunes; hará una pausa para hacerse presente en una grillita que tiene agendada el jueves en el Congreso del Estado pero regresará de nuevo al altiplano para seguir allá viernes, sábado y seguramente domingo
Es el enésimo viaje del presidente municipal a la Ciudad de México. Es seguro que anda en pláticas con funcionarios federales atendiendo asuntos en bien de los juarenses, pero es también indudable que busca reforzar alianzas políticas en la búsqueda de la reelección y eventualmente lanzarse por la meneada silla principal de Palacio de Gobierno, la que ocupa hoy con muchos dolores de cabeza Javier Corral.
Al Congreso del Estado va Cabada con el objetivo de buscar votos entre los diputados para que le aprueben la privatización del alumbrado público que la semana pasada recibió el visto bueno de los dependientes –a Armando– regidores independientes.

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El ahora exauditor estatal, Ignacio “Nachito” Rodríguez Bejarano, se robó ayer la frase socorrida del más vale aquí corrió que aquí quedó. Renunció a la Auditoría antes que el gobernador y su secretario de Gobierno, César Jáuregui Robles, le cumplieran la amenaza de procesarlo penalmente por “usurpación de funciones” y lo enviaran al Cereso junto con los duartistas Ricardo Yáñez y Gerardo Villegas. Ese habría sido su destino inmediato.
Desde luego que el asunto no termina ahí. Antes de la renuncia, en el Congreso hubo debate algo fragoroso entre los diputados. Unos a favor, otros en contra. Unos serios, otros burlones; el de Morena, Pedro Torres, pasó la sesión haciendo musarañas y gestos de fastidio contra “Nachito”; su candidato era el corralista Manuel Siqueiros.
El tema toral más allá de los dimes y diretes característicos en la tribuna legislativa es, institucionalmente, de qué lado se queda la razón, o mejor dicho, la decisión.
En este caso sigue prevaleciendo la fuerza de la mayoría de diputados en el Congreso contra la voluntad del gobernador Corral; y el problemita para el mandatario es que la mayoría de esos legisladores la siguen componiendo esencialmente sus correligionarios de Acción Nacional.
Lo que podríamos llamar bancada corralista específicamente para este tema, si acaso la componen cinco diputados, máximo siete; en total son 33, así que tiene en contra alrededor de 26. Es un grave problema político para él.
Obligadamente el procedimiento será repuesto y habrá nueva elección pero los diputados seguirán siendo los mismos; es decir, Corral con mayoría en contra.

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La situación en el Congreso ha obligado al mandatario estatal a cambiar de coordinador en el grupo parlamentario del PAN. Es claro que no podrá continuar más en su cargo Miguel Latorre Sáenz por la confrontación pública, abierta y escandalosa contra el primer panista del estado, Javier Corral.
Técnicamente ese cambio le corresponde al Comité Directivo Estatal del PAN, a cargo del corralista Fernando Álvarez Monge, quien ayer anduvo por la torre legislativa tratando de ajustar tuercas.
El obstáculo para los dos es que deben tomar en cuenta el punto de vista de los integrantes del grupo parlamentario para nombrar nuevo coordinador. La mayoría no le pertenece al corralismo.
Podrían el gobernador y su operador en el PAN estatal decidir unilateralmente e imponer al diputado Jorge Soto como nuevo jefe parlamentario, o a la diputada juarense, Maribel Hernández –los nombres que se han repetido durante los últimos días– pero las relaciones no cambiarían; peor, se agravarían. Soto y Maribel no han dado el ancho entre sus compañeros para pensar siquiera en ellos como coordinadores.
Ahora se entiende el mal humor del gobernador. El nudo es gordiano.

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En el caso de la ‘nómina familiar’ en el Gobierno del Estado, Corral prefirió controlar la bilis públicamente y prometió que habrá investigación por parte de la Secretaría de la Función Pública que dirige Stefany Olmos. Las críticas imperdonables se apilaron sobre la humanidad del ‘nuevo amanecer’, incluida la del activista, amigo y aliado del gobernador, don Jaime García Chávez que asegura que todo esto de la parentela en el gabinete revela un sistema de despojos y habla mal de la administración que ahora, dijo, se ha convertido en “la gran familia azul”.
Ya veremos en realidad hasta dónde llegan esas indagatorias. Cuando se trata de estos temas y otros de la misma relevancia prevalece la lentitud, la simulación y la opacidad.

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Este miércoles habrá sesión del Consejo Universitario de la Autónoma de Ciudad Juárez. En la víspera, de nuevo trataron de revolver las aguas al rector, Ricardo Duarte Jáquez, quienes pretenden adelantar un año la sucesión.
Se dijo de manera extraoficial que habría sesión extraordinaria del Consejo porque el rector anunciaría su dimisión por razones de jubilación o hasta por enfermedad, pero supimos que no hay nada de eso. Se trata de una sesión ordinaria más de ese órgano, la máxima autoridad en la UACJ.
El ruido fue adjudicado al secretario de Desarrollo Social, Víctor Quintana Silveyra; al exsubsecretario de Educación, Carlos González Herrera y al director de El Colegio de Chihua-hua, Rubén Lau Rojo, uno de los equipos que mantienen sueños dulces por alcanzar la rectoría; ya la han tenido pero la quieren de nuevo esas creaturas de Dios.

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Vienen otras broncas en los Colegios de Bachilleres. Los subdirectores de los colegios 1, 2, 3, 4, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 13, 14, 16, 19 y 20, enviaron una furibunda carta a la directora general, Teresa Ortuño, porque indebidamente les retuvieron parte de su última quincena sin ninguna explicación. Harán ruido. Hoy deben salir más detalles. 

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