LA COLUMNA
De Los Reporteros
El secuestro y asesinato de doña Matilde Gil Herrera habla de la indolencia del régimen corralista en materia de seguridad, de un tema que abordaremos al final de esta columna y otros rubros.
La administración estatal si no minimizó esa desaparición al menos esa impresión dio. Supimos que ayer al trascender esta noticia, la Fiscalía General del Estado enfrentó una severa crisis interna porque tenían ubicado a uno de los secuestradores de doña Matilde, pero creyendo que obtendrían mayores pistas de sus cómplices prefirieron sólo seguirlo, pero el hombre se les fugó.
Además en ningún momento la Fiscalía emitió las alertas elementales para tratar ese asunto de su desaparición –desde el 5 de abril– y evitar la fatalidad como desenlace. El cuerpo de la señora y el vehículo que tripulada fueron hallados ayer rumbo a Ojinaga, confirmaron fuentes al interior de la corporación y allegados a la familia.
Ella es la esposa del diputado local por el Partido del Trabajo, Rubén Aguilar Jiménez, así como madre de cuatro jóvenes exdiputados(as) locales y federales por el mismo partido.
Aunque la sociedad chihuahuense merece las más amplias explicaciones sobre ese asesinato, como lo ha sido el homicidio terrible de la periodista, Miroslava Breach, y de otros tantos, es mucho pedir. El gobernador Corral y la Fiscalía General a su mando cuando mucho rendirán un parte policiaco y hasta ahí.
Llevamos seis meses y medio de un régimen igual que los anteriores: opaco y simulador en sus investigaciones y estadísticas.
La ola de violencia que azota de nuevo al estado no es un invento de los medios, es una realidad.
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Lo advertimos en este espacio oportunamente. El gobernador del estado tuvo siempre listo el operativo policiaco para tomar la Auditoría Superior del Estado y desalojar al titular de ese órgano nombrado por el Congreso, Ignacio “Nachito” Rodríguez Bejarano.
Agentes del Ministerio Público resguardados por agentes de la Policía Ministerial llegaron ayer muy tempranito a la Auditoría en la ciudad de Chihuahua y abrieron cancha a Armando Valenzuela Beltrán para que retomara la jefatura de sus instalaciones. Acaso una hora después llegó Rodríguez. No le permitieron la entrada.
Evidentemente se trata de un golpe dado por el gobernador ante la negativa de “Nachito” por retirarse del cargo. Los diputados lo eligieron en el Congreso del Estado hace tres semanas pero el gobernador vetó la designación debido a que ocultó en su curriculum haber sido candidato suplente a diputado del PAN, razón que le impedía legalmente ser considerado como auditor.
Una mayoría compuesta por legisladores del mismo partido del gobernador, el PAN, otros del PRI, Panal, Verde, PRD, insistieron que Nacho podía seguir siendo auditor a pesar del veto. Hoy han sido doblegados por la fuerza pero advierten que se sostendrán.
Este martes habrá sesión del Congreso, así que el show continuará. Más que conceder la razón legal a cualquiera de las partes, el conflicto no es por eso, es porque Corral busca imponer a Valenzuela y los diputados a Rodríguez. Es, lo que se dice, un sonoro escándalo político con graves afectaciones institucionales.
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Pues hay tenemos que el secretario de Educación Pública y Deporte, Pablo Cuarón Galindo, ha dicho, decretado y sellado para que no se olvide: “no hay conflicto de intereses” por la construcción de un estadio para el equipo de futbol Bravos, del que su hijo Rodrigo Cuarón es uno de los dueños, al igual que la secretaria de Innovación y Desarrollo Económico, Alejandra de la Vega
El flamante funcionario del corralismo envió un comunicado de prensa para que no haya duda. Van dos párrafos:
“No tiene razón de ser la polémica que se ha desatado sobre la posibilidad de que haya conflicto de intereses en el proyecto de construcción del nuevo estadio”.
“Al contrario, –precisó–, es como cualquier obra de impulso social que se esté haciendo a favor de la ciudad, en donde los gobernantes lo único que tienen que hacer es impulsar para que crezca y para que se den más esos beneficios sociales”.
Viejo lobo del mar para eso de los negocios el señor Cuarón dice que no hay conflicto pero esconde en su boletín la sociedad con Bravos. Por lo menos que agregue esos datos para que la sociedad opine.
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Algo que ni en la misma Sindicatura se esperaban fue la forma como el priismo arropó la presentación del informe del síndico, Arón Yáñez, tras dejarlo abandonado en la bronca con el independiente alcalde, Armando Cabada.
La representación tetista se dejó ver en el Museo de la Revolución (Muref), Enrique Licón, Mireya Porras, Luis Calzada, la regidora Seydy Medina y por supuesto la diputada local, Adriana Fuentes, además del jefe cetemista en Juárez, el profe Jesús José Díaz Monárrez.
Ahí andaban los serranistas de siempre encabezados por Mayra Chávez, presidenta del PRI local; además del profe, César Tapia y su hija, la regidora Laura Tapia; la diputada Isela Torres Hernández, Lorenzo Muñoz, líder local de la CNOP; y Sandra Hernández representando a la CROC, así como otros representantes de organismos: Francisco Ávila, del Colegio de Abogados; por los contadores públicos, Feliciano Granados, del INCOPSE, y Gilberto Carmorlinga, del Colegio de Ingenieros. Todos o casi todos con filia tricolor pero mostrando unidad ante la embestida que la semana pasada sufrió el síndico de manos de la actual administración municipal.
Obviamente no lo hicieron por el petulante y amargo titular de la Sindicatura, sino por sus propios intereses hacia el 2018, del que buscan pedacitos del pastel que estará en la rifa electoral.
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El pueblo es muy chico como para esconderse y menos generar la impresión de intimidados justo de cara a la competencia electoral en 12 meses.
Bajo esas premisas se lanzaron a la Fiscalía Zona Norte los exalcaldes Enrique Serrano Escobar y Javier González Mocken. Fueron a dar la cara ante la denuncia de fraude y peculado que interpuso la semana pasada el independiente alcalde, Armando Cabada, por el tema de las mentadas 30 mil lámparas pagadas en el pasado trienio pero muchas de ellas inservibles.
No sabemos a ciencia cierta los elementos que aportaron los abogados del Municipio, sí sabemos que Cabada le dio bastante vuelo para distraer la atención sobre la privatización del alumbrado público. Serrano, Mocken y otros exfuncionarios también le saben a eso de la coyuntura grilla y salen a la vacuna porque saben que en estos momentos no hay nada contra ellos.
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Cuando la lógica se impone no hay sofisma que la derrote. Ayer el gobernador siguió montado en su macho culpando a los medios informativos por los cuestionamientos a su administración, particularmente en materia de inseguridad. Siguió aferrado a que las publicaciones son consecuencia del recorte en gastos de publicidad por parte de su régimen
Por lo general, la función de los medios informativos no es otra que la de transmitir los hechos noticiosos. No son los medios quienes pronuncian discursos, ni quienes levantan encuestas, ni los que hacen estudios, ni los que generan noticias por sí mismos; lo hacen pero regularmente de manera excepcional y extraordinaria.
Corral sigue usando a las empresas periodísticas y a los periodistas como chivos expiatorios por la menguada credibilidad generalizada hacia su gobierno. Su “informe” de ayer en esta frontera fue más de lo mismo en ese sentido.
Los índices de inseguridad por los que se quejó de nuevo no fueron inventados por los reporteros y/o los periódicos, fueron dados por respetadas organizaciones civiles de carácter nacional. Otras estadísticas surgen del sistema nacional de seguridad pública, las alertas internacionales para no visitar la sierra, o la ciudad de Chihuahua, o Ciudad Juárez, son emitidas inclusive por otros gobiernos.
El mandatario nunca lanza su crítica hacia quienes “producen” la información. Se queja de los medios con amargura e histrionismo pero no señala a quienes generan esos datos que le ocasionan migraña. No se defiende ante ellos ni de ellos.
A Corral Jurado quizá le pueda hacer feliz la noticia –aunque ya sabida– que sus posturas y conductas asumidas contra el ejercicio periodístico tienen entre sus funcionarios a muchos defensores, a auténticos fanáticos, que señalan a los periodistas, los insultan y hasta los agreden por las publicaciones que, según su opinión, no les favorecen. Son los fedayines en la nómina de comunicación social.
Ese es el peligro extra para el gremio en Chihuahua. No solamente ha dejado de existir respeto y defensa de la libertad de expresión desde los órganos de gobierno como Corral ofreció en su toma de protesta, sino que azuzan, agreden y colocan en doble o triple riesgo a quienes la ejercitan.