Opinion

Hostilidades y entretenimiento

Adela S. González

2017-04-23

El gobierno de
 Javier Corral 
tiene problemas que 
dificultan la correcta
 gobernabilidad, hostilidades políticas de gente de su mismo partido incrustada en el Congreso local y municipios azules, igual o más fieros y ambiciosos que sus opositores. Tiene el enemigo en casa.
Tiene panistas alejados de los principios otrora presumidos frente al decadente PRI, partido al que puede reconocérsele la férrea disciplina impuesta al rebaño: sumisión, nada de balidos ni empellones, ni pleitos que trasciendan muros infranqueables.
La osadía corralista de acusar al priista exgobernador César Duarte de los mayores hurtos contra el erario estatal, acompañada de su oferta de campaña de ingresarlo a la cárcel, paga la factura expedida por inconformes conocedores de la situación en que recibió el estado; pese a ello esperaban cambios súbitos en cuestiones problemáticas ancestrales y acomodo en cargos importantes y jugosos del gabinete.
Ciertamente, a casi siete meses de gobierno no se han delineado proyectos que auguren mejores condiciones sociales y económicas. Anunciar erróneamente la construcción de un estadio en Juárez desató un nuevo escándalo inspirando la lluvia de críticas que le cayeron encima, pese a tratarse de un proyecto anunciado hace tres años por la iniciativa privada, sector del que emanaron importantes funcionarios de su gobierno, quienes desde entonces pugnan por hacerlo realidad sin erogaciones del erario.
Son correligionarios, afanosos del poder los que presionan por cambios ad hoc y se disgustan por no obtener lo esperado. El escándalo en el Tribunal de Justica y ahora en la Auditoría Superior del Estado revelan que no hubo ni hay interés por la sociedad tantas veces agredida y a la que iban a proteger, sí en cambio un intento de satisfactores personales. Lástima, los señores del Dhiac-Yunque o como se llamen enseñan su verdadera faceta.
Entretiene el encono del Congreso contra el gobernador. No hay, o son pocos los casos registrados por la designación de un auditor estatal, cuya figura dedicada a supervisar dineros, ha devenido en encubrimiento de trapacerías solapadas a gobernadores.
El empeño del Legislativo por designar a una persona no aceptada por el Ejecutivo da idea de su importancia pero disminuye a un profesionista que se dice honesto ergo insiste ocupar un cargo donde es rechazado, sin darse cuenta (o aceptando por conveniencia) que simplemente es arma de ataque. La ética ausente en él.
Otro caso para entretener a la sociedad y soslayar que estamos inmersos en violencia, problemas urbanos, faltantes en escuelas, parques y otros que reducen el bienestar social, es el del alumbrado público en el que danzan millones de pesos, lámparas, estudios, licitaciones y se compromete un ingreso a quince años mientras seguimos en la oscuridad.
¿Creerá la administración cabadista que va a progresar su demanda contra exalcaldes y exfuncionarios? De momento es buen argumento para avanzar hacia la posibilidad de alargar la estancia de Armando en la alcaldía. Pasada la elección, la ciudad seguirá en penumbras pero más endeudada; y los juarenses, como el filósofo que al no tener certeza de nada dudaba de todo, más cuando aparece el empresario proveedor rechazando acusaciones con firmeza y seguridad inauditas.
Confundidos y desorientados, no se entiende a los distanciados panistas que con la oposición desean consumar el fracaso de Javier Corral. Tampoco se pide la sumisión priista pero sí mejor disposición al análisis a fondo antes de escándalos inanes que dejan atrás la unidad y el interés por la sociedad que como siempre marcha en la retaguardia. El entretenimiento en Juárez continuará.

asierra040@gmail.com

 

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