Opinion

Juárez diseñado a capricho

LA COLUMNA
De Los Reporteros

2017-04-22

Las “ocurrencias” de los gobernantes le han costado lágrimas de sangre al presupuesto de todos los juarenses, al erario le llaman los técnicos.
Tanto los gobernadores Patricio Martínez, José Reyes Baeza y César Duarte, como los alcaldes Jesús Macías, Gustavo Elizondo, Ramón Galindo, Jesús Alfredo Delgado, José Reyes Ferriz, Héctor Murguía, Enrique Serrano... todos sustrajeron cifras formidables de la Tesorería para pagar proyectos, obras, muebles e inmuebles decididas unilateralmente sin pedir el punto de vista de los dueños de la casa, los juarenses.
Pidieron el voto, se gastaron el dinero. Lograron dos primeros lugares para esta frontera: en algún momento la ciudad más violenta del mundo, hoy el municipio más endeudado del país, aproximadamente ocho mil 300 millones de pesos.
El susto de inicio de semana corrió a cargo del gobernador del estado, Javier Corral Jurado. Vino a Juárez el lunes y nos recetó la exclusiva de una “casa digna” para el equipo de futbol Bravos, propiedad de varios empresarios paseños y juarenses, entre ellos dos polémicos miembros del gabinete, la secretaria de Innovación y Desarrollo Económico, Alejandra de la Vega; y el secretario de Educación y Deporte, Pablo Cuarón Galindo.
No canta mal las rancheras el presidente municipal, el mismo día que el gobernador anunciaba el estadio, él sometía en el Cabildo a ciudadanos y regidores opositores al proyecto de privatización (¿concesión por década y media debemos llamarle? Ok) del alumbrado público en esta frontera.
El alcalde cruzó de panzazo el proyecto en la votación con los regidores, sólo uno por encima de la cantidad requerida para la aprobación. Los ediles independientes se transformaron en dependientes del presidente y sólo dos más, PT y PV, dieron su voto a favor.
Ese plan fue sacado a la luz pública de manera oficial apenas unos días antes de su menguado consentimiento en el Cabildo. Entre el Jueves Santo y el Sábado de Gloria fueron convocados los regidores por la Secretaría del Ayuntamiento para una “sesión extraordinaria” el lunes 17 de abril, donde mezclarían un asuntito del interés de Palacio de Gobierno, la aprobación del Consejo de la Judicatura Estatal, con el tema del alumbrado. Fue sorpresivo. No podía llamarse de otra forma que fast track.
La argumentación presentada por la alcaldía para justificar su plan fue un estudio hecho “con dinero que sobró de la campaña electoral” por la asociación civil amigos de Armando.
Corral desde las oficinas de Gobierno estatal aquí; Armando desde las instalaciones de la Presidencia Municipal, procedieron el mismo día, lunes, idéntico que los detestados “políticos de siempre” en cuyas atroces famas se montaron para desplazarlos en el voto ciudadano y relevarlos en el poder. Ahora siguen su huella sin separarse un milímetro.
El gobernador anunció que “ya se revisaron de tres a cuatro opciones del terreno, incluso han visitado la ciudad expertos así como el dueño y director del equipo Santos de Torreón, con la finalidad de replicar el modelo financiero y modular del estadio. Sería una extraordinaria casa de los Bravos de Ciudad Juárez”. Sorprendieron su desparpajo y hasta falta de sensatez.
El gobernador aventó el balde de agua fría a los juarenses sin tomar en cuenta al menos el impacto mediático que el anuncio provocaría.
Los fronterizos no han hablado sobre la necesidad imperativa de un estadio de futbol —la excandidata del PAN a la alcaldía, Vicky Caraveo, traía esa entre sus propuestas de campaña y perdió la elección por casi 140 mil votos—, entonces el gobernador debió cuidar el indiscutible, demostrado, conflicto de intereses del Gobierno estatal con la empresa particular denominada Club de Futbol Bravos, o FC Juárez.
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No existe un estudio técnico objetivo, serio, profesional, sobre la radiografía del alumbrado público en la ciudad. Conocemos, sin embargo, las quejas por cientos que cada día expresan juarenses debido a la falta de luminarias o el mal estado de muchas, junto con postes, cableado etc. Ello se traduce en condiciones altas de riesgo para la gente de bien que debe andar en la calle por la noche.
Esa es una realidad inobjetable. Por esa situación deplorable fue que el Gobierno municipal anterior metió las ahora famosas 30 mil lámparas de IntelliSwitch que Cabada sostiene constituyeron un fraude y como tal lo denunció ante la Fiscalía General del Estado, seis meses y medio después de asumir la Presidencia pero casualmente el mismo día que aprobó la privatización del alumbrado.
Armando acusa de fraude; los de la empresa le repiten en su cara que pretende hacer negocio por tres mil millones. Las acusaciones fueron y vinieron. Constituyeron algo así como una puesta en escena de un teatro deplorable para el respetable.
Así como Cabada ha considerado que la iluminación de la ciudad debe ser cambiada, lo hicieron varios presidentes municipales con el transporte público. Y todavía es hora que no se avanza ni un centímetro en esa materia pero han sido gastados al menos mil millones de pesos.
En su edición del 15 de abril de 2013, titulaba El Diario: “Semimasivo: una historia de 12 años y 800 millones de pesos gastados... cinco administraciones municipales y tres estatales han participado en el proyecto de transporte semimasivo.... sin que se tenga todavía una fecha tentativa para terminar las obras y ponerlo en funcionamiento”.


El amplio reportaje publicado entonces habla del exalcalde José Reyes Ferriz, José Alfredo Delgado, Héctor Murguía... y de los exgobernadores Patricio Martínez y José Reyes Baeza. Sirve lo anterior como mero ejemplo. El tema fue iniciado desde tiempos del exalcalde Francisco Villarreal precisamente por la necesidad de un transporte digno para los juarenses... y ahí seguimos con las mismas ruteras humeantes, caras y peligrosas de siempre.
El robadero en todo ese tiempo ha sido espantoso, en el camino han quedado inclusive procesos penales como aquel contra Sergio Acosta del Val, de Obras Públicas, que reportó el gasto en paraderos para el semimasivo que nunca fueron construidos.
La actual administración municipal acaba de vender en auténtica subasta, en remate deplorable, medio centenar de camiones adquiridos por Reyes Ferriz que no sirvieron para los efectos buscados en aquel plan. Ahí se fueron al menos 120 millones de pesos. El tramo de ViveBus construido por Duarte fue hecho sobre las ruinas del semimasivo sin castigo para nadie.
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Otros grandes estadistas y visionarios sobre las necesidades de los juarenses igual que Corral y Cabada, lo han sido los exgobernadores Patricio Martínez García, José Reyes Baeza y César Duarte; también los exalcaldes Jesús Macías, por supuesto Reyes Ferriz, Teto Murguía y el propio Enrique Serrano, quien llenó hasta los camellones de árboles y flores que ahora se están secando porque fueron instalados sin plan de riego.
Patricio se convirtió en el Rey Midas inmobiliario. Consideró que los juarenses requerían casas y construyó más tres mil en el afamado Lote Bravo, al que convirtió en el fraccionamiento El Mezquital. Es también el responsable por la existencia de las 13 mil viviendas en Riberas del Bravo.
El exgobernador pasó sin misericordia por encima a las autoridades municipales. Construyó sin permisos de uso de suelo, sin tomar en cuenta al Instituto de Municipal de Planeación y en contra de muchísimos especialistas que se quedaron sin voz advirtiendo que se trataba de zonas inadecuadas para uso habitacional. El Mezquital se inunda en tiempo de lluvias y Riberas del Bravo es cruzado por canales de aguas residuales, amén de que no fueron contempladas escuelas, ni parques, ni estaciones de policías, ni hospitales. Nada.
Hubo, eso sí, negocio multimillonario que fue recordado hace unos días por el nuevo jefe del Fideicomiso de Puentes Fronterizos, el exalcalde Gustavo Elizondo —que también tiene lo suyo—.
Denunció lo que en su tiempo se repitió hasta el cansancio: que el exgobernador Martínez pagó más de 10 millones de dólares por terrenos para El Mezquital al expresidente Manuel Quevedo que no valían ni 500 mil dólares. Dinero público por supuesto.
Murguía consideró que los juarenses necesitaban un plan de movilidad urbana y pidió prestado con cargo al presupuesto público para llevarlo a cabo. El chiste terminará en unos tres mil millones de pesos, o mucho más con los intereses bancarios. También consideró “Teto” un Camino Real, y ahí está la vía con escasa circulación. Fue ayudado en el régimen de Reyes Baeza para conectar a las propiedades del magnate chihuahuita, Eloy Vallina, allá por Santa Teresa.
De casos similares podemos llenar muchas páginas. Algunos son por cantidades pequeñas otros son por muchos millones. Robo a manos llenas. La reflexión es general. Armando gobernará por dos o quizá por cinco años – si logra la reelección– pero dejará empeñado el pago por derecho de alumbrado público durante 15 años sin pedir a los juarenses su opinión al respecto. Hace semanas Corral planea la construcción de un estadio para un equipo privado de futbol sin preguntar si el dinero de todos debe ser destinado a ello, aunque fuera una parte.
Está bien consultar a los amigos pero es preferible hacerlo con los juarenses. Entre los amigos no hay filántropos, hay intereses y por lo tanto búsqueda de ganancia fácil. Ahí la frontera con la corrupción es nada, imperceptible.

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