Opinion

Iluminar la ciudad, un asunto de huevos

Francisco Ortiz Bello

2017-04-22

La discusión protagonizada entre don Vicente Aldape, propietario de la empresa regiomontana Intelliswitch, y el presidente municipal de Juárez, Armando Cabada Alvídrez, ocurrida esta semana que hoy termina, ha desatado una polémica que va mucho más allá del simple incidente de la discusión por sí mismo, y de las valoraciones bastante subjetivas sobre la conveniencia o no, para el jefe de la comuna juarense, de dicho enfrentamiento.

Y digo que son subjetivas estas valoraciones, porque cada una de ellas se conforma a partir de la experiencia y formación personal de quien la emite, es decir, cada juicio u opinión está construido a partir de una escala de valores muy personales, en la que conceptos como educación, respeto, consideración, autoridad, justicia y otros similares, tienen un margen de variación bastante amplio, porque, insisto, estos son muy distintos en cada persona.
Lo que no admite ninguna clase de apreciación individual o subjetiva es que el alcalde de la ciudad, sea quien sea, es la máxima autoridad en el municipio y nos representa a todos los juarenses, representación que le da una investidura que merece el respeto y consideración propios a dicho cargo.
Cada uno de nosotros podremos tener una opinión muy diferente sobre si estuvo bien, o no, el hecho de que Armando Cabada le hablara como le habló al propietario de Intelliswitch, pero en lo que todos deberíamos coincidir es que Cabada representa a los juarenses y, en ese sentido, sus señalamientos o acusaciones sobre la empresa en cuestión, contienen la defensa de nuestros intereses y, por tanto, lo menos que merece es nuestro apoyo.
Lo peor que podemos hacer, para juzgar y evaluar lo ocurrido, es acudir a la simple y sentimentaloide visión del arrogante político maltratando a un indefenso hombre de la tercera edad. Don Vicente Aldape, definitivamente no es un “pobre viejito” (permítaseme el uso de la figura coloquial), no, por el contrario, es un poderoso empresario regiomontano que vino a defender sus intereses con uñas y dientes, para lo que utilizará todas las herramientas legales, y no tan legales, a su alcance. Y vaya que no son pocas.
De un análisis minucioso y detallado a, por lo menos, cuatro videos distintos sobre lo ocurrido, se pueden desprender algunas conclusiones. Primero, la presencia del señor Aldape en las instalaciones municipales constituye un elemento importante a considerar dentro de la investigación respectiva, porque si ya existía la denuncia presentada en su contra, o de su empresa, cualquier aclaración o manifestación al respecto tendría que haber esperado a realizarla justo ante la autoridad facultada para ello, y no ante el municipio.
Segundo, la actitud de don Vicente es claramente de provocación, de reto, desafiante, como si respondiera a una estrategia jurídica basada en conseguir que el alcalde se descontrolara y le dijera o hiciera algo de lo que, después durante el proceso judicial, se le pudiera acusar. Aunque por momentos parecía que Cabada caería en dicha provocación, finalmente logró controlarse y evitarlo.
También creo que el presidente municipal debió evitar, a toda costa, interactuar directamente con Aldape, precisamente por la existencia previa de la denuncia.
Tercero, aunque son dos temas distintos que además corren en vías diferentes, el asunto de Intelliswitch nos remite, obligadamente, al proyecto “Juárez Iluminado” que impulsa la actual administración municipal, y sobre el que se ha generado también una gran controversia.
¿Por qué ha resultado tan controversial dicho proyecto municipal? Bueno, dice el dicho que la burra no era arisca, lo palos la hicieron. Pero vale la pena hacer un poco de contexto, para entrar de lleno a un análisis sobre este proyecto.
Por más de dos décadas, los juarenses hemos sabido de los enormes rezagos que tenemos como ciudad, tanto en el rubro de infraestructura urbana, en el de desarrollo social como en el de seguridad pública. Lo hemos sabido siempre, y también sabemos que, con cada administración municipal que llega y se va, estos ya de por sí grandes rezagos, se han incrementado sustancialmente. No hay elementos pues, que nos permitan confiar, como sociedad, en nuevos proyectos.
Sin embargo, ese razonamiento, aunque sustentado no deja de ser un prejuicio social atado a la costumbre de etiquetar todo, y la verdad es que tampoco podemos permanecer eternamente en contra de todo, tan sólo por suspicacias o sospechas de que “algo sucio” se esconde detrás, pero más que nada, obedeciendo únicamente a una megatendencia social a no creer, sistemáticamente, en cualquier cosa que diga el gobierno, o algún gobernante.
Los detractores del proyecto “Juárez Iluminado”, claramente identificados por divergencias político-partidistas, argumentan, entre otras cosas, que hay demasiada premura en realizar el proyecto, que es una deuda adicional a las finanzas municipales, que no es un requerimiento prioritario para la ciudad, que es un negocio para alguna empresa en particular y que primero se debería solventar el asunto de Intelliswitch y sus poco más de 30 mil luminarias colocadas, y luego entrar en otro proyecto. Básicamente son los cuestionamientos más fuertes que se hacen en contra del proyecto impulsado por Cabada.
Extrañamente, pese a que el alcalde ha respondido puntualmente a cada una de estas interrogantes (así lo hizo en la sesión de Cabildo del pasado lunes cuando se aprobó dicho proyecto), los detractores insisten en sostener sus señalamientos, sin que para ello presenten pruebas o evidencias que demuestren sus acusaciones.
De antemano sé que esos mismos detractores del proyecto, afirmarán que este artículo forma parte de una estrategia de socialización del municipio, que es una defensa del mismo, incluso, habrá quienes aseguren que hasta recibí algún pago por el mismo. Nada más alejado de la realidad. Sólo trato de plasmar, en blanco y negro, un poco de todo el contexto que rodea al tema.
¿Hay premura o prisa inexplicable en realizar el proyecto? No. En voz del mismo Cabada, durante la sesión de Cabildo en la que fue aprobado el proyecto, que tiene al menos un año trabajando en dicho proyecto, desde que fue declarado presidente municipal electo, y eso lo demuestra con el estudio o anteproyecto que elaboró una empresa, y que se pagó con recursos de la asociación civil que impulsó su campaña.
De hecho, desde noviembre del 2015, los reclamos por el proyecto de alumbrado público que encabezaba la administración municipal de entonces, había reclamos casi en el mismo sentido, sobre la opacidad de ese proyecto. En enero del 2016, los regidores panistas incluso presentaron una denuncia ante la Auditoría Superior del Estado y ante el propio Congreso, por lo que consideraron una licitación amañada en la que ganó la empresa Intelliswitch, situación que parecen haber olvidado hoy. Por cierto, nada se supo sobre la respuesta de la ASE y del Congreso ante esa denuncia.
También ha afirmado el jefe de la comuna juarense que el proyecto no constituye una deuda para las finanzas municipales, ya que está sustentado en el Derecho de Alumbrado Público (DAP) que de cualquier manera ya se paga hoy, y se seguirá pagando, por lo que con proyecto o sin proyecto, con DAP o sin DAP, los juarenses seguiremos pagando siempre, de alguna manera, la iluminación del alumbrado público. Lo que hace este proyecto, es brindar la certeza de que recibamos ese servicio en mejores condiciones de calidad y precio.
Para concluir este análisis, sólo agregaría que otros servicios municipales que han sido concesionados a empresas particulares en el pasado (la limpia a PASA y los servicios médicos a Poliplaza), han mejorado sustancialmente la calidad de los mismos, y han reducido los costos de operación del Municipio.
Si todo se hace como lo marca la ley, si se hace de manera transparente y pública, como lo ha afirmado Cabada que se hará, entonces ¿por qué seguir haciendo afirmaciones que no se sostienen? Para qué tanto brinco estando el suelo tan parejo.

fcortizb@gmail.com

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