Javier Cuéllar Moreno
2017-04-15
Es un hecho que la detención del exgobernador de Tamaulipas en Florencia, Italia, fue a instancia e insistencia del gobierno de los Estados Unidos, nunca por petición del gobierno de México, por más que en nuestro país tenga acusaciones por actos de corrupción durante el tiempo en que fue gobernador de ese estado norteño.
A México no le interesaba apresar a ese personaje pero a los norteamericanos sí, así es que en ese sentido César Duarte puede dormir tranquilo. El capítulo norteamericano de la interpol jamás lo va a detener con fines de extradición porque a ellos simplemente no les interesa lo que ese connotado político haya hecho en su tierra, mientras que sus actos no hayan afectado a nuestros vecinos del norte.
Así es que Duarte puede seguir atendiendo sus acusaciones desde la vecina ciudad, sin preocuparse por la llamada ficha roja que existe en su contra. Esto se comprobará fácilmente cuando se decida a qué país se va a extraditar en su caso a Tomas Yarrigton. Doble contra sencillo que esto se hará a Norteamérica y nunca a México. Y es que el largo brazo de la ley de los americanos es muy, pero muy largo; el de los mexicanos es muy corto.
La fe de un pueblo que no desmaya
Esta Semana Santa confirmó una vez más la enorme religiosidad del pueblo mexicano y especialmente el juarense que mantuvo abarrotados los templos de nuestra ciudad. La gente se volcó con un fervor que no es de extrañar porque ya se ha visto en otros años. Tal vez por eso el excelso poeta de la patria mexicana don Ramón López Velarde exclamó en su obra La suave Patria al referirse a nuestro pueblo personificado en Cuauhtémoc como símbolo de todos:
“Anacrónicamente, absurdamente a tu nopal inclinase el rosal;
al idioma del blanco, tú lo imantas y es surtidor de católica fuente
que de responsos llena el victorial, Zócalo de cenizas de tus plantas”. El pueblo juarense dio una vez más prueba fehaciente de su inagotable fe católica que es la fuente primaria de su fortaleza espiritual que lo sostiene ante todas las adversidades en que nos han sumergido la infinidad de gobiernos irresponsables, ineptos
y corruptos que hemos
padecido. Del cuerno
de la abundancia del
país han dejado muy
poco. “Al triste y al feliz dices que sí, que en tu lengua de amor prueben de ti la picadura del ajonjolí.” Así es para nuestros políticos que muchas veces asumen poses incongruentes de un laicismo escéptico. Ahí queda esa prueba de fervor religioso que sobresale por encima de las mil iglesias protestantes que existen en nuestra ciudad.
Una obra de arte a preservar
“El arte es la contemplación del mundo en estado de gracia”. Nos dice Hermann Hesse. Esta idea toma especial dimensión cuando contemplamos cualquiera de los veinte caballos que fueron instalados por el señor Eleno Villalba en otras tantas locaciones del llamado Centro Histórico de Ciudad Juárez y que cierta gente mal educada no respetó y hasta lapidó en diferentes medidas.
Por esa incomprensión es plausible que este distinguido ciudadano haya retirado esas esculturas del lugar donde se encontraban y estén ahora luciéndose en una gira itinerante en diversos centros comerciales de nuestra ciudad donde se espera que sus administradores tengan más cuidado en preservarlas.
Son suyas y son de todos y son de nadie, pero es el único personaje que se preocupa por su buen estado. Eso le da un derecho indiscutible sobre ellas porque su acción es de preservación y protección a unas obras de arte que no han sido apreciadas del todo por una parte mala de nuestra comunidad. Las esculturas lucen cierto deterioro y es positivo que les den mantenimiento y protección. Lo importante es preservar ese valioso tesoro para que ojalá nos dure muchos años y algunas generaciones de juarenses y visitantes las puedan admirar.
Alumbrado público; corrupción en la oscuridad
La problemática que presenta el servicio de alumbrado público contratado por las administraciones anteriores con la empresa IntelliSwitch ha originado una controversia que confunde. Por un lado, las actuales administraciones municipales dicen que el mismo no sirve para nada; la empresa, por medio de sus directivos, ha
expresado públicamente en diversas ocasiones que está en la mayor disponibilidad de hacer válida la garantía que tiene su trabajo; se encuentra en espera que las autoridades le presenten alguna reclamación al respecto, cosa que, asegura, no ha sucedido.
En esta posición tenemos que son muchos millones de pesos los que se invirtieron del erario público como para dejarlos perder así como así tan solo por la omisión de no hacer una sola exigencia que la empresa se encuentra dispuesta a atender, incluso supervisada por los técnicos del ayuntamiento.
Al más elemental criterio, antes de reponer el sistema de alumbrado con otro, es prudente que el Gobierno municipal enliste todas las reclamaciones de defectos que presente el sistema de alumbrado público para que plantee a la empresa una solicitud de reparación de todos los desperfectos.
Si el Gobierno municipal desecha el sistema tan solo por la indolencia de no reclamar nada, entonces la garantía puede dejar de operar y perder su validez. La pérdida para el pueblo de Juárez seria irrecuperable.
El menoscabo sería injustificable porque la empresa públicamente ha externado su disposición de hacer válida la garantía de su trabajo. Las reparaciones no se han realizado porque tampoco son adivinos ni la garantía implica un servicio de supervisión constante, eso queda a cargo del cliente como en todas las garantías que se dan en este mundo.
Da la impresión de que existe un contrato presumiblemente cochupeado para la reposición del alumbrado público con una empresa distinta y quiere dársele prioridad interesada a esa nueva compañía aunque esto sea en detrimento del patrimonio municipal. Eso es una corruptela inaceptable que no puede permitir la administración de Armando Cabada Alvídrez, recordando esa vieja consigna popular que nos dice: “No hagas cosas buenas que parezcan malas ni mucho menos cosas malas que parezcan buenas”. Digo, la opinión pública exige una aclaración muy clara de este asunto.
El caro desprecio a la salud pública
Es muy lamentable que el Gobierno federal recorte en más de la mitad las asignaciones de salud que se proporcionarán durante este año al Gobierno del Estado de Chihuahua. El cuidado de la salud del pueblo chihuahuense es un elemento de primer orden para atender al desarrollo normal del proceso de la vida que es el continente de todo derecho que pudiera tener un ser humano.
Sin salud no hay nada. Es muy grave que de 140.9 millones de pesos que se otorgaron en apoyos directos a las acciones de salud pública en el año 2016 se rebajen a 67.4 millones para este 2017. Prácticamente dejará al Gobierno del Estado trabajando con las purititas uñas para atender a las necesidades del cuidado de la salud del pueblo chihuahuense.
El cuidar nuestra salud personal es una responsabilidad que tenemos primariamente todos y cada uno de nosotros. Existen tópicos de salud pública que inciden enormemente en la salud y el bienestar personal que deben ser necesariamente protegidos por el Estado mexicano porque bien lo dijo Winston Churchill: “Ciudadanos saludables son el mayor activo que un país puede tener”.
En el presente caso el Gobierno federal está afectando frontalmente el bienestar futuro del pueblo del estado de Chihuahua pues el recorte traerá negativas consecuencias a gran escala contra lo único que puede contener la felicidad de nuestro pueblo: la salud. Una sociedad enferma es una sociedad desgraciada y lo que ahora se pretende ahorrar el Gobierno federal en el regateo al cuidado de la salud pública a mediano plazo nos va a salir más caro.
Las consecuencias de este recorte van a ser nefastas y generalizadas; al final nada nos podremos ahorrar sino que la salud pública sufrirá un deterioro de dimensiones incalculables, “¡Oh salud! ¡Bendición del rico y riqueza del pobre! ¿Quién podría encontrar demasiado caro el precio por comprarte?” (Ben Jonson). Van a atacarnos padecimientos que no podremos curar ni con todo el oro del mundo... ¡Qué grave irresponsabilidad!.
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