Opinion

Violencia pretendidamente religiosa

Ángel Verdugo

2017-04-14

Ciudad de México— ¿Recuerda usted un nivel de violencia ligado a cuestiones pretendidamente religiosas, como el que hoy vemos y padecemos?.
Como sabe usted, la violencia terrorista no es algo nuevo en la escena política mundial. ¿Ya olvidó los secuestros de rehenes, y la destrucción de aviones de líneas comerciales, allá por los años setenta? ¿Y lo sucedido en Munich también lo dejó en el olvido?.
¿Qué nuevo elemento vemos hoy en esa violencia la cual, sin el menor sentido y lógica, mata de la manera más salvaje y sanguinaria a miles de inocentes en el mundo? La pretendida y falsa e hipócrita justificación religiosa.
Hace 40 o 50 años, los guerrilleros palestinos eran declaradamente revolucionarios, y su visión del mundo estaba soportada en el marxismo-leninismo y llevaban a cabo, decían, una guerra justa en contra del despojo de sus territorios por parte de las fuerzas del sionismo apoyado éste, ¿por quién más? Por el Imperialismo Yanqui. Ésta era la explicación de una lucha que, si bien sangrienta, jamás llegó a los niveles de salvajismo y locura que hoy vemos.
En los tiempos que corren, ¿hay alguien con dos dedos de frente que acepte, que lo que hacen los grupos terroristas que enarbolan como justificación una falsa religión (en nombre de la cual, antes de inmolarse, gritan desde la irracionalidad producto de la insania, que su también pretendido Dios es grande), es para convertir a los infieles? ¿En verdad, alguien en su sano juicio podría pensar hoy, que así convertirán a su supuesta fe a más de seis mil millones de terrícolas, infieles todos?.
Por otra parte, si aceptáremos –para demostrar la imposibilidad y falta de lógica de sus decires–, que la vía que utilizan fuere la correcta, ¿cuántos miles de años les tomaría convertirnos a su falsa religión? ¿Acaso no hay alguien en esos grupos de asesinos sanguinarios y desquiciados, que posea una mínima racionalidad para que, con base en ella les explique que por esa vía nada conseguirán, salvo ser aniquilados más temprano que tarde?.
Si bien la violencia con bases supuestamente religiosas no es algo nuevo en el desarrollo de la humanidad, las religiones que la practicaron –el catolicismo de manera destacada–, entendieron hace siglos que eso no era productivo y en consecuencia, abandonaron dicha práctica.
Sin embargo, por razones que nadie se atreve a expresar, por el simple y justificado temor a ser decapitado, los que hoy se definen como seguidores de algo que yace en la peor de las confusiones desde hace trece o catorce siglos, matan casi por deporte, más que por extender sus creencias religiosas en el planeta.
Ayer, Viernes de Crucifixión, fue el día –sin duda– más importante para el monoteísmo cristiano; hace casi dos mil años, Jesús murió en la cruz para salvarnos, y redimir nuestros pecados. Sin embargo, su prédica no estuvo marcada por la violencia, y sí por la palabra que pretendía convencer de la existencia de un solo Dios frente a los muchos de la religión del imperio dominante en la región donde vivió y murió aquél.
Frente a esa visión –de una de las creencias más influyentes en el avance de la humanidad como lo fue el cristianismo–, ¿piensan los que hoy pretenden con una conducta propia de salvajes, de cavernarios—, que convertirán a miles de millones en seguidores de su pretendida religión? ¿Estamos acaso ante una muestra de la peor de las locuras, la que asesina por el placer mismo de asesinar?.

 

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