Opinion

Viacrucis estilo Ciudad Juárez

Carlos Irigoyen

2017-04-13

Juárez nuestra ciudad hace mucho que camina al calvario, seguimos en una procesión que parece no tener final. Hoy Viernes Santo, hay analogías, simples analogías.
Es condenada a muerte. Desde gobiernos corruptos, poco sensibles, llenos de pirotecnia, empresarios rentistas, academia sin voz y ciudadanos que hacen como que les gusta el lugar, muchos hemos sido cómplices en lo que nos toca por condenar a nuestra comunidad, a no respetar el lugar donde vivimos, donde hablamos mal de nuestra frontera o simplemente callamos sus bondades enfocados en los desperfectos y problemas que tenemos como comunidad.
Juárez es cargado con la cruz. Con el suplicio de ser durante tres años la más violenta del mundo, de donde curiosamente salimos el año de la visita del Papa y a donde nos regresaron apenas hace una semana, a la lista de la ignominia de las 50 más violentas del mundo. Claro las raíces siguen infectadas y se acabó la pirotecnia de ser una localidad segura, tan bonita como fugaz. Nos cargan la cruz de ser una ciudad fea, una locación de paso, la tierra casi casi de la perdición.
Juárez es ayudado por el Cirineo. ¿Sabía usted que Juárez es de México, la localidad que más organizaciones civiles tiene para ayudar a la población? Hay asociaciones que ayudan a los enfermos de la diabetes, neuróticos anónimos, alcohólicos anónimos, personas con discapacidad, con cáncer, con padecimientos mentales, comedores compulsivos, niños sin alimento, adultos mayores, la infancia e inclusive a mascotas. Todos ellos son los “cirineos” que aparecen en el camino a la crucifixión de nuestra población.
La Verónica enjuaga el rostro de Juárez. Pocas, pero efectivas. Organizaciones internacionales han venido a ver cómo esta comunidad pudo rehacerse de escenarios violentos en un lapso de tiempo menor al de otros lados. La prensa que vino a cubrir la visita Pastoral, algunos de ellos con una pluma llamada morbo, listos para despedazar esta tierra, vaya sorpresa que se llevaron, no encontraron la antesala del infierno. Impresionante y paradójico ver cómo organizaciones de ayuda de Estados Unidos comparten lo que tienen para paliar muchas de las necesidades que tenemos.
Juárez consuela a sus habitantes. Aun así, esta población es sumamentenoble.Tienetrabajo, agua, lugares de diversión, frontera con otro país, escuelas de muy alto nivel, es un punto neurálgico para la logística y sobre todo, gente hospitalaria, con mucha apertura e incluyente.
Juárez es despojado de lo que tiene. No le reinvirtieron para hacerla crecer, la violencia despojó de su juventud a miles de muchachos, el miedo nos despojó de la esperanza, el desaliento; de la fe de tener una metrópoli segura y con una vitalidad diferente. La voracidad de unos cuantos ha despojado de buenas intenciones a muchos, la falta de visión de la oportunidad de ser mejores y crear el futuro. Le han quitado ventajas como la tasa del IVA, terrenos ecológicos, parques de diversión y entretenimiento, infraestructura de buen nivel.
Juárez fue clavado en la cruz. Internacionalmente reconocida por el desarrollo maquilador fue sobajada por connacionales; la ciudad de las muertas, la forma tan ruin que nos exhiben como el mundo del narcotráfico, la perdición y el terror. Una urbe fea, donde muchas veces el mejor atractivo ha sido El Paso. Patético quien piense así, habla desde el desconocimiento de la razón.
Y Juárez tendrá que morir para creer en la esperanza de la resurrección. Tendrá que finar a la complacencia de ser una población llena de excusas y de pocos guerreros que actúan. Morir a la comodidad de ser un lugar en la que se gana mejor que otros lados de la República, sin importar la calidad de los trabajos. Concluir con la ingrata comparación con El Paso, Texas y desarrollar sus propios modelos de negocios, productivos, revolucionarios e innovadores. Finalmente, los actores deberán dejar de existir; la academia, a la falta de argumentos para colaborar con su crecimiento.
Los empresarios, a seguir dejando de lado su responsabilidad social. El gobierno a sus intereses particulares y la ciudadanía en general a la apatía que nos domina; pero hay un común denominador: terminar con la corrupción y sus placeres. Sólo así podremos cerrar ciclos para convertirnos en el gran lugar que merecemos para vivir y escapar de la necrosis social, económica y política que se cierne en nuestro horizonte.

cirigoyen@itesm.mx

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