Opinion

La justicia retorcida de Corral

Carlos Murillo

2017-04-08

En Chihuahua la administración de justicia es ilegítima e ilegal, por la imposición de un presidente magistrado incondicional del gobernador Corral. Estas prácticas arcaicas eliminan cualquier intención de vocación democrática al anular la división de poderes.


La persecución de jueces denunciada por el magistrado Luis Villegas hace dos días, destapa la cloaca al interior del Tribunal Superior de Justicia, es evidente que Javier Corral, usa las tácticas fascistas de intimidación para perseguir a los jueces incómodos como una abierta amenaza a todo aquel que incumpla las órdenes del autoritario mandatario.
Con una sonrisita cínica, los corralistas responden a estas acusaciones diciendo “en el sexenio anterior se hacía lo mismo”, como si eso les diera permiso para cometer actos ilegales.
Es absurda la justificación de estas atrocidades jurídicas que mandó ejecutar su patrón. Bajo esta misma lógica han endeudado más al estado, han repartido contratos millonarios a sus amigos y cometen arbitrariedades. Pero su licencia para cometer abusos está podrida, no sólo porque riñe con su responsabilidad como funcionarios públicos, sino también porque esa excusa parte de hechos falsos.
En el imaginario colectivo se ha sembrado el discurso del odio, rodeado de historias completamente inverosímiles, pero que son afirmadas con vehemencia por los fanáticos corralistas. Hablan de situaciones fantasiosas como si fueran una verdad, mejor dicho, como un dogma que debe creerse y nunca ponerse en duda.
La historia registra este tipo de situaciones de histeria colectiva, donde la gente cree que algo sucedió e inclusive algunos llegan a dar testimonios de que el mito sucedió frente a sus ojos.
Napoleón, por ejemplo, no era chaparrito como la gente asegura, era un hombre de estatura arriba de la media. Algunos autores le atribuyen este mito de la estatura a un complot del gobierno
inglés, que sembró
la historia falsa
para demeritar la
imagen pública del militar francés y distraer.
Otro ejemplo, los vikingos no usaban cascos con cuernos, la explicación del mito es que, en el ritual funerario acostumbraban acompañar a los guerreros con algunas pertenencias, entre ellas los cuernos con los que bebían vino, los arqueólogos pensaron que eran parte de la indumentaria y creyeron que lo más lógico era que fueran parte del casco, así nació el mito de los cascos vikingos.
En México, tenemos un ejemplo interesantísimo, la frase famosa del vocero de Fox: “Lo que el presidente quiso decir...”, nunca, sí, nunca fue mencionada por Rubén Aguilar. La realidad es que fue el actor Jorge Arvízu “El Tata”, quien hizo la frase famosa en la parodia que hizo Televisa con motivo de la elección del 2006. Y hay gente que es capaz de apostar su casa diciendo que lo escuchó decir esa icónica frase.
Javier Corral ha repetido mil veces que César Duarte robó 6 mil millones de pesos (¡seis mil!) pero hasta ahora no ha demostrado en los tribunales ni un centavo robado. Y con la absurda teoría del caso que ha presentado la Fiscalía en las carpetas de Garfio y los otros detenidos ilegalmente, es muy probable que nunca compruebe nada.
La gente se creyó la mentira que se esparció por todo el estado y se convirtió en mito. Así, hay historias imaginarias de personas que afirman ser testigos de que el primo, el amigo, el hermano, la suegra, el compadre o el padrino saben que sí hubo peculado. Pero las versiones son tan ridículas como las del famoso testigo T701, que hasta una frase de telenovela le atribuyó al exgobernador. El guión de los testigos está bueno para una serie de Netflix, pero no para demostrar un hecho en juicio.
La administración de Javier Corral es un gobierno de pirotecnia y distractores que pretende desviar la atención de la opinión pública. Se trata de un auténtico plan de manipulación mediática que tiene como objetivo mantener el monopolio del poder en una sola persona y después acabar con la oposición, esto no limita a un solo partido, ni a un sólo poder. Cualquiera que no se someta, en el partido en el que esté o en el lugar en donde esté será castigado.
Chihuahua vive un retroceso de 130 años en la justicia y la democracia, porque el gobernador Corral actúa como un cacique en la época del porfiriato. Su única misión hasta ahora es perseguir a sus enemigos políticos, los que se resisten dentro del PAN y los que no han negociado en el PRI.
El mensaje es absurdamente obvio: quienes ya se sometieron a los intereses del gobernador serán perdonados, quienes siguen siendo infieles serán castigados. Así, el gobernador justiciero impone su moral retorcida por encima de la ley. Como el rey durante el absolutismo, Corral inventa crímenes especiales para sus enemigos y los sataniza en público para alimentar el odio de los inconformes por medio de las mentiras.
Sin embargo, la soberbia del frívolo gobernador no le permite ver más allá de su círculo de incondicionales que le montan escenarios falsos para alimentar su ego. Me imagino que en el currículum de los nuevos burócratas del estado deben poner un apartado indispensable donde afirmen enjundiosamente “odio a Duarte y considero a Corral un semidiós”.
Se trata de un fanatismo recalcitrante que entorpece cualquier administración pública, en otras palabras, es una tara, una patología democrática que reproduce las peores prácticas del fascismo, bajo la instrucción de una ortopedia moral retorcida.
Los corral-zombies dicen que las cifras de violencia y criminalidad fueron maquilladas durante el sexenio pasado. El argumento de los panistas está en la categoría DB (débil y bobo), simplemente porque esas cifras fueron consensadas en la Mesa de Seguridad, un órgano ciudadano que finalmente fue desarticulado por Corral porque invitó a los integrantes trabajar en el gobierno del –cada vez más- decadente ‘nuevo amanecer’.
El discurso del maquillaje en las cifras es una salida fácil para no responder con un plan de seguridad. Si ponemos más atención, nos daremos cuenta de que el “supuesto” maquillaje atribuido al sexenio anterior, es en sí un nuevo maquillaje para safarse de la responsabilidad de mantener la paz en Chihuahua y después viene el maquillaje dosificado de los casos contra duartistas. Corral es hoy el mayor maquillista de la violencia.
Hasta ahora, Javier Corral no ha demostrado ninguna de sus acusaciones en contra de sus enemigos políticos. Lo subrayo: ninguna de las acusaciones. La persecución política es evidente, tanto así que el mismo gobernador ya tuvo que salir a decir que “no hay persecución política” y conociéndolo, sabemos que cuando dice que no, es que sí, como buen político.
La justicia retorcida de Javier Corral es ilegal, en realidad se trata de la venganza y persecución de sus adversarios políticos manipulando a los poderes del estado, es la representación de la antidemocracia y del nuevo fascismo, lo que solamente es prueba de la soberbia y el desdén que tiene sobre los temas más importantes para el estado.
No habrá justicia en Chihuahua mientras manipule a los jueces para perseguir a sus enemigos, mientras no respete el Estado de Derecho y la división de poderes, no habrá justicia mientras pase por encima de las garantías y el debido proceso, no habrá justicia mientras no resuelva el caso de Miroslava Breach, mientras en las calles sigan aumentando los asesinatos, los robos, los secuestros, no habrá justicia mientras sigan cerrando periódicos porque no hay garantías para el ejercer el periodismo.
No habrá justicia, si no hay paz en Chihuahua.

 

 

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