Opinion

Caridad con los emigrantes

Miriam A. Ornelas

2017-03-24

Aunque el señor Donald Trump anunció insistentemente en campaña su intención de repatriar a sus países de origen a un número mayor de indocumentados, lo cierto es que el Gobierno federal ni nadie no previó que esa promesa de campaña fuera a cumplirse; en realidad ni tan siquiera se pensó que tal personaje ganaría las elecciones, por lo que ahora que la repatriación de paisanos está siendo efectiva, no se cuenta con ningún presupuesto para hacer frente al gasto que el recibir a esos compatriotas representa, lo cual fue revelado por una investigación periodística realizada por El Diario de Juárez.
Peor aún, junto con nuestros repatriados mexicanos, las autoridades de inmigración estadounidenses están expulsando por México a todo tipo de indocumentados que encuentran en su territorio, sean mexicanos o no, con lo que la carga de su atención se ha vuelto más pesada para el gobierno de México.
Todos entendemos que tenemos una obligación moral elemental de recibir a nuestros paisanos que sean deportados pero, ¿y a los ciudadanos de otros países por qué? Lo correcto sería que el gobierno estadounidense los regresara a sus países de origen natural porque nuestras ciudades fronterizas se están saturando de nacionales de otras regiones del planeta que, al igual que los nuestros, emigraron en pos del sueño americano expulsados de sus terruños por la hambruna o por la situación de excesiva violencia que se vive en muchas comarcas del planeta.
Desgraciadamente para muchos indocumentados, regresarlos a sus genuinos países puede representar riesgo de muerte; como quiera que sea el sueño americano se frustró y ahora les toca vivir la pesadilla mexicana de miseria y privaciones en un pueblo que no sabe qué hacer con ellos.
El mundo está lleno de emigrantes, lo mismo sucede en Europa que Asia o en América, la gente emigra de sus regiones de origen por varias razones desde la que implica un espíritu aventurero propio de la juventud, hasta la que lo hace porque en sus tierras natales existe una situación de miseria extrema y hambruna o violencia asesina que ha alterado la paz y la seguridad públicas al grado que la vida se torna imposible.
Ahora mismo en la sierra de Chihuahua se está escenificando un movimiento poblacional muy marcado por la guerra intestina que tienen entre si las diversas bandas de delincuentes que controlan parte de esas regiones y que no dejan vivir ni trabajar en paz a la gente de bien.
Pero el ‘trac trac’ de la vida parece ser un eterno y constante viaje sólo que en situaciones muy diferentes. El dinero de los países ricos viaja hacia los países pobres atraído por los jornales de un dólar y las jornadas sin horarios, y los trabajadores de los países pobres viajan, o quisieran viajar, hacia los países ricos, atraídos por las imágenes de felicidad que la publicidad ofrece o la esperanza inventa.
El dinero viaja sin aduanas ni problemas; lo reciben besos y flores y sones de trompetas. Los trabajadores que emigran, en cambio, emprenden una odisea que a veces termina en las profundidades del mar Mediterráneo o del mar Caribe, o en los pedregales del río Bravo, o bien en las prisiones por haber cometido la osadía de atender un impulso natural en todo ser humano de buscar en este mundo un lugar adecuado para vivir, para trabajar honradamente y para progresar en paz.
Como sociedad civilizada debemos preparar nuestro ánimo para recibir a todos los emigrantes como lo que son, seres humanos que emprenden una azarosa aventura en busca de un sueño al que todos tenemos derecho pero que por algunas circunstancias, fuera de nuestro control, no está resultando como esperábamos y requerimos de la ayuda y comprensión de los demás para salir adelante de preferencia por nuestros  propios medios y gracias a nuestro trabajo personal mientras los tiempos mejoran o los mejoramos a punta de sacrificios. Por el momento México está pasando por una grave crisis económica que no nos permite dar lo que se requiere pero sí estamos en disposición de ayudarlos en todo lo que podamos. Esto es humanamente plausible.


 

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