Opinion

Chihuahua en llamas

Arturo Mendoza Díaz

2017-03-24

A la memoria de la periodista Miroslava Breach Velducea, esforzada y fructífera mujer cuya vida fue arteramente segada por el brazo ejecutor de la barbarie impía que flagela a nuestro estado, ensangrentando su territorio.
Si a propósito de la violencia en la sierra aplicáramos el refrán que dice: “Cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar”, seríamos injustos.
Y es que, considerando lo que pasa en todo el estado, principalmente el ominoso asesinato de la periodista Miroslava Breach Velducea, miraríamos la paja en el ojo ajeno sin tomar en cuenta la que hay en el nuestro.
Por supuesto, no se pretende minimizar lo que sucedió el domingo en los alrededores del pueblo de Rubio, pero eso queda como una muestra de la situación general que se padece.
Grave es que las facciones de la delincuencia organizada se enfrasquen en duelos mortales para arreglar sus diferencias y que se atrevan a poner retenes en Cuauhtémoc.
Asimismo, innegable es que allá se ha sufrido un flagelo igual que el del resto de Chihuahua, y que los narcos se pasearon impunemente en sus camionetas, como le dijo el empresario Óscar Corral al gobernador.
Debido a eso también habló de la necesidad de una coordinación total entre las  esferas de gobierno, recordando que en otro tiempo la Policía Ministerial extorsionaba a las personas humildes.
El empresario fue realista, sin coincidir totalmente con la idea del fiscal general del estado, César Peniche Espejel, de que los líderes del crimen organizado “irán a la cárcel o acabarán víctimas de sus propias traiciones”.
Con eso el titular de la Fiscalía aludió a una desaparición autoinfligida por los propios delincuentes, improbable en el mismo grado en que resulta una aprehensión, por la infiltración en las corporaciones policiacas.
Pero, holísticamente, en una visión del todo, la inseguridad se manifiesta en la entera entidad federativa. El mismo fin de semana que en Rubio hubo ocho muertos, en Juárez se produjeron diez.
Así, en esta urbe se derrama sangre en una cantidad que amaga con llegar al nivel de hace unos años, aunque, como dijo el gobernador en cuanto a lo de la sierra, “los ataques no sean contra la sociedad”.
Sin embargo la violencia afecta a Juárez en economía e imagen, ahuyentando a los inversionistas y hasta a los migrantes que arriban, al grado de que algunos de ellos, llenos de terror, no salen de la Catedral.
Peor aún, por si eso no bastara, en el mismo contexto de una violencia avasallante, el asesinato de la periodista Miroslava Breach, acaecido en la ciudad de Chihuahua, es de alto impacto y trascendencia internacional.
Tal crimen fue como un petardo que le estalló en la cara a Javier Corral, de por sí agobiado por la responsabilidad de atender con eficacia la violencia que está incendiando la parcela que gobierna.
Al respecto, hubo desaliento en la ciudadanía al saber que mientras la comunidad se desangraba, con el pueblo de Rubio en estado de sitio, el gobernador jugaba golf en Sinaloa con Quirino Ordaz, su homólogo de allá.
Ahora, sin duda la muerte de Miroslava Breach traerá mayores dificultades para él, quien verá aumentada la cantidad de quienes le exigen buenas cuentas.
Esto porque no se encontrarán en esa tesitura sólo los empresarios, la gente de la sierra y quienes viven en ciudades como Juárez y Chihuahua, sino los periodistas de todo el estado, justamente en una postura cuestionadora.
Por lo pronto, el jueves condenaron el crimen desde la tribuna del Congreso, en el mismo recinto donde el diputado Pedro Torres dijo que “en Chihuahua no hay condiciones para ejercer el periodismo”.
De ese modo, el momento presente es amargo para Javier Corral, quien, como dijo el empresario de Cuauhtémoc, debe aprovechar la oportunidad histórica de erradicar la inseguridad. Y esto no es fácil, por sus implicaciones.
También debe propugnar por el inmediato esclarecimiento del crimen de Miroslava, buscando que los responsables comparezcan ante la justicia, así como que se dé origen a un sistema integral de protección a los periodistas.
Todo ello aunque sea haciendo de tripas, corazón, demostrándole a la opinión pública que no es un gobernante inepto ni frívolo, sino que es consciente del alto compromiso que lleva a cuestas, el cual se esfuerza por cumplir. ¿Será esto posible?.

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