Opinion

Al pueblo pan y al niño circo

Carlos Irigoyen

2017-03-23

Pásele al circo, abril mes del niño. De acuerdo a las cifras del Inegi en Juárez las mujeres tienen en promedio 2 niños, el 30 por ciento de la población es menor a 15 años. Somos una población con tintes de millennials y centennials, pujantes y con bríos; pensante, poseedora de tecnología. Amenazada por la violencia que se presenta en cualquier cuadro de la ciudad, denostada por la corrupción que se placea de manera constante por nuestra ciudad y mutilada hasta cierto punto en sus formas intelectuales por tanta basura publicada.
En 2016 tuve la oportunidad de realizar una investigación en Juárez entre políticos, empresarios, académicos y particulares; el grupo de actores que tienen la mayor incidencia de la marca ciudad. Los resultados afirman una enorme responsabilidad, como padre de familia, maestro universitario y articulista; la clave del resurgimiento de la frontera no estriba solamente en la recuperación de los espacios públicos, montar espectáculos (peleas de box o circos), meter a cientos de policías a patrullaje, volar un helicóptero para vigilancia, foros de consulta o información.
El enfoque básico debe estar en la niñez juarense; si 3 de cada 10 personas están en ese grupo los proyectos de inversión que se hagan en ese sentido deben ser altamente redituables desde la hipoteca social, el crecimiento económico y hasta la estrellita política, hay un trabajo colosal por delante.
A la pregunta detonante, ¿qué es lo que tenemos que hacer para preparar a nuestros niños y darle una mejor generación a Ciudad Juárez? Las respuestas parecen obvias: valores, virtudes, herramientas, dotarlos de una nueva mentalidad y sustentarles un entorno. Al hablar de valores 1 de cada 3 enfocó la honestidad como el remedio a la corrupción. En virtudes, la opinión fue en favor del amor por la ciudad y la cultura del esfuerzo; ambos factores como la reparación ideal para el arraigo a una ciudad y aprender el valor de las cosas. En la mentalidad resaltaron el hambre de ser mejores y ser visionarios; el antídoto para el calentamiento social que puede conducir a la necrosis social, hay que provocar que los niños se atrevan a soñar en grande, a ver una ciudad emprendedora y no sólo “chambista”, a ser competitivos. En herramientas se visiona la educación formal como la solución, Nelson Mandela sostuvo que una población educada “es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”. Y del entorno, resaltar la construcción de la familia de forma consistente.
Al conjuntar todas las opiniones de las entrevistas las mejores acciones para preparar a los infantes son darles disciplina, honestidad, liderazgo con el ejemplo, mentalidad de dar resultados y enseñarles la palabra compromiso. Pero cada quien habla de cómo le va en la feria y en cada actor de la ciudad la percepción es sumamente diferente; el empresario piensa que la infancia será mejor si le damos honestidad, amor por la ciudad, cultura del esfuerzo y educación. El académico señala darle disciplina, honestidad, perseverancia y ser creyente en la cultura de dar resultados. El ciudadano en general afirma que el infante requiere disciplina, honestidad, liderazgo por ejemplo y ser solidarios por convivencia. El grupo político puso como factores la disciplina, bajar el tiempo de los distractores como los videojuegos, la honestidad, los espacios recreativos y de vivienda funcionales. El factor común, la honestidad y el esfuerzo. Y aquí entra la duda, ¿será el mejor proyecto de inversión para la niñez de la ciudad la idea de traer un circo durante un mes a un costo de 2 millones de pesos? ¿Bajo qué parámetros se determinó el uso de esta herramienta? ¿Por qué no mejor aprovechar a La Rodadora, un teatro guiñol itinerante, un concurso de cultura, una historieta, una app, un videojuego?.

Ojalá que las autoridades vieran a la Academia como generadores de proyectos concretos y viables, para que junto con los empresarios generen oportunidades de aprendizaje de valores, herramientas, virtudes. Aquí es donde entra la variable del liderazgo de conjunción, un excelente ejemplo para las nuevas generaciones. Hay que inculcarles una nueva mentalidad, fomentar el sentido humano y por supuesto seguir construyendo un entorno más propicio para su sano desarrollo privilegiando el papel de la familia. La mejor inversión de cara al largo plazo de nuestra ciudad se llama la infancia. O aprendemos a reconocer y enfocar las necesidades de la infancia juarense o al final de cuentas se cumplirá ese viejo adagio tristemente célebre, al pueblo pan y circo, literalmente.

cirigoyen@itesm.mx 
 

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