Opinion

Reforma exitosa

Sergio Sarmiento

2017-03-23

Ciudad de México— A la banca mexicana le está yendo bien. No, corrijo: le está yendo muy bien. Mientras la economía nacional creció 2.3 por ciento en 2016, los activos de la banca tuvieron un aumento de 12 por ciento. El crédito ha alcanzado tasas de crecimiento de doble dígito por varios años: 10 por ciento en 2014, 15 por ciento en 2015, 13 por ciento en 2016 (KPMG). Los bancos mexicanos atraviesan el mejor período de su historia. “Estamos viviendo un círculo virtuoso” me dice Luis Robles Miaja, presidente saliente de la Asociación de Bancos de México y presidente del consejo de Bancomer, en la Convención Nacional Bancaria.
Los mexicanos tenemos razones para tener miedo cuando el crédito crece tanto. Las grandes crisis económicas, no sólo en México sino en el mundo, han estallado después de grandes expansiones de crédito en las que no ha habido atención suficiente a la capacidad de pago de los usuarios. En el actual caso de México, el secretario de Hacienda, José Antonio Meade, me dice: “Tenemos que tomar en cuenta de dónde venimos. México vivió una crisis financiera brutal en 1995 de la que tardamos mucho tiempo en recuperarnos. Hoy estamos creciendo desde una base muy baja”.
Otros períodos de alto crecimiento del crédito, como el de 1990 a 1994, terminaron en tragedias. La devaluación del peso de diciembre de 1994 provocó una crisis enorme que se tradujo en la quiebra de virtualmente todos los bancos del país. Los dueños perdieron todo o buena parte del capital, incluso los que no quebraron. El rescate de los ahorradores a través del Fobaproa fue costosísimo y hasta la fecha seguimos pagando.
¿Pueden ser distintas las cosas hoy? Por lo pronto las tasas de cartera vencida son mucho más bajas. Al 31 de diciembre de 2016, según la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, la morosidad alcanzó un nivel de apenas 2.15 por ciento. En diciembre de 2013 se encontraba en 3.36 (KPMG). En 1994, en contraste, la cartera vencida era de 8.6 por ciento y después llegó, en términos prácticos, al 74 por ciento (Sarmiento, “La banca rota”, 23.7.99). La distancia es enorme.
Hay gente a la que le molesta que le vaya bien a la banca ya que considera que por naturaleza es explotadora. Ésta es una visión que tiene su origen en antiguas ideas religiosas, las cuales se expresan en la Biblia y el Corán, y que consideran que Dios prohibió el préstamo con interés. Uno de los factores del estancamiento económico de siglos durante el Medievo fue la prohibición de la Iglesia al cobro de intereses. La historia sugiere, sin embargo, que las economías que más crecen son las que tienen sistemas de crédito más estables y rentables.
El crédito es necesario para el crecimiento, pero no suficiente. Se necesitan otros factores para crecer. Lawrence Summers, el exsecretario del Tesoro de Estados Unidos, me dice que, para crecer más, México “tiene que profundizar las reformas estructurales: la laboral, la de energía, la financiera. Hay que romper los monopolios. Hay que lograr una mayor cooperación internacional, pero no sólo con Estados Unidos, sino con otros países”.
Cuando se promulgó la reforma financiera, la penetración de crédito en México alcanzaba el 29 por ciento del PIB. En 2015 llegó a 33 por ciento. Hoy estamos entre 34 y 35 por ciento (KPMG). La meta de 40 por ciento prevista por la reforma podría obtenerse en 2019, según Robles Miaja. No está de moda decirlo en un país tan pesimista como el nuestro, pero la reforma financiera ha sido exitosa.

Era británico
El terrorista del puente de Westminster, Khalid Masood, de 52 años, nació en el Reino Unido. Son muchos los casos de terroristas nacidos en países desarrollados, pero los populistas siguen echando la culpa a los extranjeros.

Twitter: @SergioSarmiento

 

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