Opinion

Problemas de la urbanización remota

Javier Cuéllar Moreno

2017-03-21

Ciudad Juárez ha sido una ciudad que ha crecido desordenadamente, que se ha expandido entre las dunas del desierto sin concierto. Aunque existe y siempre ha existido un plan de desarrollo urbano éste guión general poco se ha respetado; de tal manera que pudiéramos decir válidamente que nuestra ciudad ha experimentado un antinatural desarrollo ajeno a toda lógica elemental de urbanismo, atendiendo la mayoría de las veces a los caprichos que le han marcado un grupo de empresarios de la construcción que sólo reaccionan a sus intereses económicos del momento, dejando de lado las más elementales reglas de los urbanistas. Esos intereses particulares muchas de las veces han sido perjudiciales, no sólo para la ciudad sino para los propios intereses de los juarenses que se ven seducidos por campañas publicitarias que, aprovechando los trucos de la ciencia de la mercadotecnia, muchas veces, sin escrúpulo alguno, venden a la comunidad un producto inmobiliario habitacional que no vale sino una pequeña fracción de los precios que fijan arbitrariamente en su Mercado.
Son apoyados esos intereses también por una facilidad crediticia que propicia el endeudamiento de muchos trabajadores que, al final, sólo son propietarios hipotecados de un puñado de arena sin valor real alguno que tenga proporción directa con el crédito contraído y que sólo explota el sueño de las familias a poseer un patrimonio inmobiliario que no pocas veces se ha diluido en la nada; a ellos y a la comunidad sólo les ha dejado una serie de conjuntos habitacionales convertidos en barriadas fantasmas que agonizan por su insolvencia. Han causado graves daños al sistema financiero del país.
El engendro del problema de dispersión urbana, que en forma crónica padece Ciudad Juárez, comienza cuando los diversos cabildos de nuestra localidad aprueban en nombre de la comunidad la construcción de nuevos fraccionamientos anidados en medio de la nada, allá donde el aire da vuelta y donde casi por poco tienen que pagar impuestos prediales en Coahuila.
Aunada a esta dispersión nociva de la mancha urbana, las diversas oleadas de violencia asesina y alta criminalidad que han azotado a nuestra ciudad, han provocado la emigración en su modalidad de autoexilio de muchas familias juarenses que se han largado a vivir a otras ciudades y a otros lugares que les ofrezcan paz y seguridad.
Dejan abandonadas con demasiada frecuencia muchas viviendas y  edificios que ha agravado el aspecto de pueblo fantasma que tiene nuestra comunidad y que no nos hemos podido quitar de encima y han provocado que grandes zonas del centro de nuestra urbe. Numerosas colonias viejas se encuentren despobladas al grado que las autoridades educativas han reubicado forzosamente escuelas porque paulatinamente se quedaron sin alumnos que vivan por sus sector de influencia natural.
En este panorama de desolación que padece nuestra frontera resulta verdaderamente criminal el hecho de que el nuevo Cabildo de Ciudad Juárez haya aprobado la construcción de nuevos fraccionamientos violando las directrices de densificación urbana que existen en el plan de desarrollo de nuestra comunidad. Suponemos que atendiendo a favorecer los intereses de ese conjunto de empresarios de la construcción a los que me referí inicialmente y que tanto daño han ocasionado a nuestra ciudad.
Paulatinamente, en el cuerpo urbanístico de nuestra ciudad, se han quedado esparcidos por diversos rumbos, infinidad de solares de buen tamaño que fácilmente pueden ser parte de planes de construcción de vivienda habitacional y que sus propios dueños no destinan a nada sino a la especulación, esperando que sólo suban de precio para obtener ganancias adicionales. La realidad es que eso no ha sucedido y esos lunares se han convertido en basureros donde proliferan toda clase de alimañas con grave riesgo para la salud pública.
Por privilegiar a estos especuladores, los constructores prefieren adquirir predios de desierto a precios mínimos y los urbanizan para ganar más. Eso es lo que venden, terrenos de arena a precio de oro. La ciudad se queda con el problema de dotar de servicios públicos, vigilancia policiaca, agua potable, alcantarillado, luz eléctrica, telefonía, vialidades de conectividad, escuelas y cien etcéteras que resultan sumamente caros por la distancia. Por eso el presidente municipal debe revertir la aprobación de esos cuatro nuevos fraccionamientos y forzar a la utilización de los predios urbanizados vacantes. Si no lo hace será cómplice de este fraude.

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