Opinion

Sabotaje en Bachilleres contra Corral

LA COLUMNA
De Los Reporteros

2017-03-18

El gobernador Corral se ve lento para tomar resoluciones. Apenas iniciado el año se preguntaba frente a un grupo de colaboradores si había equivocado la decisión de colocar a Teresa Ortuño Gurza como directora general del Colegio de Bachilleres (Cobach).


La pregunta se la hizo porque a esa fecha empezaban los tumbos de los directivos de Bachilleres en la conducción de esa institución que representa algo así como el 70 por ciento de la educación media superior en el estado. Hoy es el colapso total. Terminó el fin de semana sin clases.
Hablamos de 31 planteles del Cobach distribuidos en todo el estado. Son casi 50 mil jóvenes que cursan el nivel previo a la universidad. De ellos, más 15 mil estudian en planteles de Ciudad Juárez.
Todos esos alumnos se quedaron sin clases jueves y viernes. Pararon maestros y personal administrativo porque no han conseguido las prestaciones de ley obligadas para su patrón el Gobierno estatal.
Los colegios de Bachilleres ya habían sufrido un paro el 23 de enero pasado. Nunca ocurrió algo similar en toda la historia de esa institución educativa. El sindicato, encabezado por un batallador José Acuña Peralta, fue contenido para evitar protestas de ese tamaño en meses y años anteriores. Estas semanas tronó.
Corral se preguntó si habría tomado una decisión equivocada porque conoce muy bien los antecedentes rijosos y mano dura que han caracterizado a su directora del Colegio. No es de las que saben dialogar ni disuadir por las buenas. Su historial en las tribunas legislativas habla de cerrazón y pleito. Es apasionadamente facciosa.
Entre viernes por la tarde y sábado envió ella una circular sin fecha a todo el personal del Cobach picándole más la cresta al Sindicato: “no permitas que los jóvenes sigan sin clases. Tus derechos seguirán siendo respetados. Te lo garantizo. En un escenario financiero complicado, seguiré realizando las gestiones, al igual que el gobernador y el secretario de Educación...”.
Al inicio del documento de plano advierte que no puede contraer compromisos económicos porque la Federación anunció que enviará para el 2017 un documento con las cifras del aumento salarial en la segunda mitad del año. Deja claro que no signará ningún compromiso antes. Al sindicato únicamente lo alude, no lo cita en específico.
No se le nota voluntad alguna por conciliar con ese gremio.
El gobernador ha sufrido a Ortuño durante al menos dos décadas como opositora recalcitrante hacia el interior de su partido, el PAN. Corral tiene su propio equipo, alguna vez llamado ‘Familia Feliz’ mezclado ahora con la izquierda de Víctor Quintana, Lucha Castro y Jaime García Chávez, imperdonables todos para el panismo ortuñista. Ella está identificada como una de las líderes de la ultraderecha Dhiac-Yunque, facción a la que pertenece también el director de la Comisión Estatal de Suelo y Vivienda (Coesvi), Carlos Borruel Baquera. Fueron trepidantes y sonorosos en el pasado los choques constantes entre ambos equipos.
La contratación de Ortuño en Bachilleres sin duda fue un intento de Corral para ceder algo del pastel al Dhiac en el Gobierno estatal; al fin y al cabo dicha corriente es muy fuerte en el panismo chihuahuense, tanto que manejan mayoritariamente la Presidencia Municipal de la ciudad de Chihuahua. Tenía otro candidato del mismo Yunque pero por exóticas razones escogió a Ortuño (parece que le agrada sufrir al gobernador, de ahí lo exótico).
No tenía idea Corral Jurado del error que estaba cometiendo. No hizo los cálculos adecuados. Ahora es evidente que desconocía hasta los datos más elementales en la vida del Colegio de Bachilleres. Debe darse de golpes contra la pared. Su mal tino con Ortuño lo está pagando caro en más mala imagen y mayor costo político para su administración.
Hoy se habla de sabotaje al gobernador más por algunos personajes del propio panismo enemistados con Corral incrustados en puestos directivos del Colegio que por los propios resabios tricolores ahí, más concentrados en cuidar su trabajo y sobrevivir que en armar grillas.
Es importante narrar todo ese entorno con el objetivo de entender el autocuestionamiento del gobernador, pero sobre todo para ir a otra pregunta: ¿porqué el inmovilismo de Corral Jurado? Está dejando al garete a medio centenar de miles de alumnos y a sus familias por la ingobernabilidad hacia el interior del Cobach.

***

El Colegio de Bachilleres enfrenta un déficit de 300 millones de pesos. Lo ha revelado Ortuño en diversas entrevistas periodísticas. Eso implica en parte que la Secretaría de Hacienda del Gobierno estatal se haya declarado en bancarrota para cumplir al sindicato con las obligaciones patronales, entre ellas diversas prestaciones y un aumento salarial por el orden del tres porcentual.
Apenas iniciada la administración del ‘nuevo amanecer’, Ortuño convenció al secretario de Educación Pública, Pablo Cuarón Galindo, y este al gobernador Corral, de que no pasaría nada si despedían a un grueso de directores de planteles relacionados con el régimen de César Duarte.
Se deshicieron de la mayoría, pero varios de ellos interpusieron amparos. Ocho de los exdirectores y exdirectoras: Walter Quiñónez, Ricardo Gómez, Obdulia Mendoza, Cinthia Lara, Gabriela Franco, Pablo Vargas, Gaudencio Baca y Rolando Holguín. Su procesos siguen pendientes.
Además de ellos, fueron despedidas alrededor de 80 gentes que ocupaban distintos cargos dentro del sistema estatal de los ‘Bachis’. Los cálculos más conservadores estiman que el costo para la Hacienda estatal de todos esos despidos alcanzará los 60 millones de pesos.
Una vez que todos ellos presentaron sus demandas, algunos directivos de Bachilleres y funcionarios menores de las áreas jurídicas del estado buscaron “conciliar” y llegar a “acuerdos” por cantidades individuales de entre 100 y 200 mil pesos. Nadie aceptó las “ofertas”... pero además la insistencia fue sospechosamente poca. Y no han dicho nada sobre los montos millonarios pendientes por jubilaciones ni el mentado ahorro solidario (dos pesos el Colegio, uno el trabajador). Son otras bombas que estallarán en cualquier momento.
Los grandes movimientos de personal han significado los más fuertes motivos de confrontación con los sindicatos administrativo y académico. Sus dirigencias vieron vulnerada su autoridad porque no fueron contempladas en esas decisiones.
Para la ciudadanía común dicen bastante los nombres del gobernador, de Ortuño, de Cuarón; son muy conocidos. En cambio, dicen poco o nada los nombres de Jaime Humberto Manzanera Quintana, Jesús José García, Manuel José Ortega. El primero es ingeniero contralor interno de los colegios; el segundo es administrador general; el tercero es el jefe del jurídico. Tienen más influencia y poder en el Colegio que el gobernador y compañía.
Entre los tres, un montón de funcionarios hacia abajo, y la propia Ortuño, libran una cruenta como intensa guerra de todos contra todos que agudiza gravemente el conflicto con el sindicato.
Manzanera Quintana era el candidato número uno para la dirección del Colegio, –también del Dhiac-Yunque igual que Ortuño–, pero le ganó el tirón ella por jerarquía y mayor conocimiento del gobernador. García es el operador de Ortuño pero peleado sin tregua con Manzanera. El jefe del jurídico tratando de quedar bien con ambos bandos pero ejecutor de despidos sin indemnización, amenazas y cuanto acto de intimidación imaginable contra todo el personal que ha sido despedido o es crítico de la dirección general.
Sabemos que Manzanera culpó a García de no contemplar en el presupuesto 2017 los recursos suficientes para los acuerdos con el sindicato. Lo acusa de inexperiencia.
A ninguno de ellos parece importarle la salud del Colegio puesto que sus acciones colocan la imagen del gobernador, del secretario de Educación y de la propia directora general contra los alumnos, de maestros y de personal administrativo.
Desde luego aprovechan la quietud, el silencio y el inmovilismo hacia el interior de la institución por parte de Corral Jurado, de su secretario de Educación, Pablo Cuarón, y en su caso del mismo secretario de Hacienda, Arturo Fuentes Vélez. La negligencia es sorprendente.
No asuste entonces que en los días y semanas siguientes por venir se unan a los sindicatos de Bachilleres, las secciones Octava y 42 del SNTE, las universidades tecnológicas, etc., que también traen sus broncas contra el Gobierno estatal. Las condiciones están más que servidas en la mesa.

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