LA COLUMNA
De Los Reporteros
– Mayoría panista colgada de un hilo
– No pelan crisis en albergues indígenas
– Desconsuelo de Maru por tragedia
Si están creyendo en el Gobierno estatal que el conflicto en Colegio de Bachilleres será resuelto por ósmosis, están bastante equivocados. No dieron ayer señales de mover un solo dedo mientras 45 mil alumnos en el estado fueron dejados sin clases por la bronca entre el sindicato y su patrón el Gobierno. De esos, 15 mil estudiantes están en Ciudad Juárez.
El gobernador del estado, Javier Corral y el secretario de Educación, Pablo Cuarón Galindo no actúan aunque sean firmes en sus posicionamientos. “No negociaremos si se afecta a los alumnos”, advierte el jefe del ‘nuevo amanecer’, pero los hechos son irrebatibles: no hubo clases ayer ni las habrá hoy. En el plantel de Camargo hubo amenazas de confrontación física entre los distintos bandos.
Hay una realidad: existe un sindicato que reclama diversas prerrogativas legales a las que tiene derecho. El patrón dice que no hay dinero para cumplir pero tampoco muestra voluntad por negociación alguna.
Nos dicen que ocurren dos cosas: la Secretaría de Hacienda no contempló esos “detalles” en el presupuesto 2017 y que el gobernador ha perdido el control político al interior del Colegio de Bachilleres, manejado por su directora general, Teresa Ortuño, en conflicto con su equipo de trabajo, y por supuesto, con el sindicato liderado por un antiPAN y antiPRI, como lo es “Pepe” Acuña Peralta.
Los platos rotos los siguen y los seguirán pagando los alumnos, sus familias y la sociedad chihuahuense en general que nunca había sufrido un solo paro en los Colegios de Bachilleres.
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Vaya ocurrencia de los panistas en el poder estatal esa de enviar auditores a “revisar” las dos salas que tiene el Tribunal Superior de Justicia en Parral. Comentamos ayer que se meterían en serios líos y así fue.
Ni tarda ni perezosa la bancada priista presentó ayer ante el Pleno del Congreso un punto de acuerdo “con carácter de urgente resolución” para que el órgano legislativo respete el principio constitucional de la división de poderes en el estado.
Las legisladoras, en voz de su coordinadora, Karina Velázquez, consideraron que el personal del Congreso enviado a las dos salas debe ser retirado e iniciada una investigación a quien ordenó la “persecución disfrazada de auditoría”.
Fue claro que el acuerdo de revisión quedó signado por tres de los cinco integrantes de la Comisión Primera de gobernación pero con el visto bueno de Palacio de Gobierno y del mismo Tribunal de Justicia que hizo conveniente mutis sobre los hechos.
Este asunto también exhibe la salud de las bancadas parlamentarias en el Congreso: la votación fue de 14-12 en favor del PAN. En favor del PRI (cuatro votos; le faltó Adriana Fuentes) más los tres del PANAL, más dos del PT, los dos del Verde y la del PRD. Los dos de Morena siguieron absteniéndose para hacer el caldo gordo al PAN. Faltaron dos del blanquiazul.
La víspera dice que el PAN irá perdiendo sus forzadas mayorías.
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La noticia ni tibió a la comisionada para los Pueblos Indígenas en el ‘nuevo amanecer’, María Teresa “Petis” Guerrero; quizá la mueva cuando a las cansadas el Congreso del Estado le envíe el exhorto para que apoye a unos 15 mil niños que se alimentan en albergues de la zona tarahumara.
Desde la semana pasada el Congreso aprobó por mayoría un acuerdo para solicitar al Poder Ejecutivo regrese el apoyo económico que debe otorgar el Gobierno estatal a los albergues indígenas y que dejó de hacer hace seis meses.
Seguramente la iniciativa fue tomada como un asunto partidista aunque también la hayan votado panistas, priistas y la chiquillada, salvo la blanquiazul chihuahuita, Blanca Gámez y la también panista juarense Maribel Hernández.
El asunto es que la responsable directa del área, Guerrero, ni se dio por aludida con la noticia ni la petición legislativa. El Congreso es hora que no envía el oficio al Gobierno... pero qué tal se han metido prestos y rapidito al Tribunal de Justicia y otras instituciones públicas. Para eso sí hay tiempo y recursos.
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César Augusto Peniche Espejel ingresó sin vida al régimen del ‘nuevo amanecer’. Era un familiar incómodo entre los panistas no sólo por arribista, también porque su curriculum no aportaba elementos de eficacia en los cargos públicos desarrollados anteriormente.
Desde que tomó protesta como fiscal general del Estado nadie le auguró estancia duradera, menos cuando fue descubierto echando mentiras sobre la inhabilitación de que fue objeto como delegado de la PGR.
Para el gobernador, Javier Corral, esa grave mentira fue pecado venial puesto que no hubo castigo; el problema serio es el incremento de la inseguridad, la tremenda violencia de regreso en el estado y los palos de ciego por parte de la Fiscalía en todo ello.
El tiempo futuro que sobreviva Peniche al frente de la Fiscalía será con cargo a oxígeno extra y a la imagen de la administración blanquiazul, azotada por los incontrolables jinetes apocalípticos de la violencia.
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Lo pudieron haber hecho desde el principio pero prefirieron las emociones fuertes y atenerse al riesgo del costo. Funcionarios de la Secretaría General de Gobierno pasaron casi una semana en la región de Nuevo Casas Grandes y Casas Grandes, para dialogar con sus autoridades municipales y conjurar el conflicto desatado entre ambos niveles de gobierno.
El Gobierno estatal pagó una factura muy alta –la sigue pagando– por imponer el famoso acuerdo 80/2017. La Fiscalía General del Estado desplazó con sus agentes a las policías preventivas de seis municipios, –los dos mencionados más Temósachi, Gómez Farías, Ignacio Zaragoza y Madera–.
Después de más de un mes de estiras y aflojas, de golpeteo y desgaste, las autoridades de Nuevo Casas Grandes llegaron a un acuerdo con el estado. Casi la mitad de sus agentes aceptaron acudir a la ciudad de Chihuahua a un curso de capacitación y someterse a exámenes de control de confianza, parte del objetivo del acuerdo 80/17. Un acuerdo similar fue alcanzado con las autoridades municipales de Madera.
El suelo estaba muy parejo para el ‘nuevo amanecer’. La mayoría de esas administraciones tienen origen panista. No había necesidad de tanto brinco por delicado que sea el tema de la inseguridad. Por las buenas los policías harán el curso, se someterán a los exámenes y san se acabó. No había necesidad de una imposición como la llevada a cabo.
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La presidenta municipal de Chihuahua, María Eugenia Campos, se confesó desconsolada por la tragedia en la que se vio involucrado su director de Desarrollo Rural, Ignacio Galicia. Chocó a un vehículo en estado de ebriedad. Dos niños permanecen aún graves a casi una semana del accidente.
La alcaldesa panista buscó todos los medios a su alcance para proteger a su funcionario pero la realidad la alcanzó y debió despedirlo. El miércoles tarde mostraba su desconsuelo ante un grupo cercano de colaboradores.
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El excandidato al Consejo General del Instituto Chihuahuense para la Transparencia y Acceso a la Información Pública (Ichitaip), Ricardo Gándara, marido de la secretaria de la Función Pública en el ‘nuevo amanecer’, Stefany Olmos, no tendrá cabida en la nómina pública estatal al menos durante los próximos cinco años.
No podrá ser sostenido ni como asesor de uno de los consejeros en el Instituto Estatal Electoral. Anoche el PRI le echó el ojo y no durará ni para cobrar la primer quincena.
Su infortunio es producto de la pésima operación política de sus padrinos en Palacio de Gobierno. No atendieron con precisión el tema y cayeron todos juntos en el descrédito y la mala fama.
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Ha corrido el rumor de que el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PRI, le habría hecho la invitación directa a Graciela Ortiz, para que sea la maciza en el Comité Directivo Estatal (CDE), en sustitución de Guillermo Dowell.
Lo sobresaliente también es que la senadora y exaspirante a la candidatura del mismo partido por la gubernatura, habría aceptado dicha invitación, y sería cosa de días para que se diera a conocer oficialmente.
De confirmarse el dato, la legisladora desbancaría a otros aspirantes como Enrique Serrano, Pancho Salcido y Fermín Ordóñez, pero sería cosa de esperar.