Opinion

Basura… y más

Adela S. González

2017-03-12

Inmersos en la preocupación por las acciones que el vecino país toma contra el nuestro así como los acelerados movimientos que apuntan a 2017 y 2018  años de convulsión política, inadvertimos situaciones que nos merman como sociedad por una constante de conductas impropias e inaceptables y lamentablemente, pocas veces sancionadas. Se relacionan con valores cívicos y morales que cimentan la convivencia social en tanto se expone debilidad ante el compromiso de hacernos la vida “lo mejor posible”.
Entre los usos y costumbres más arraigados entre los juarenses está arrojar basura en la vía pública o en espacios donde se van creando tiraderos pese a los avisos de que quien lo haga será objeto de multa. Común ver como automovilistas se deshacen de su basura arrojándola por la ventanilla del auto y más común, pese a los constantes llamados de atención, las amas de casa que barren sus frentes y toman las alcantarillas como depósito sin importar que el primer aguacero las inunde.
Sienta precedente la multa de hasta once mil pesos a un ciudadano sorprendido en flagrancia, gracias a denuncia apoyada en video que permitió localizarlo. Dos cosas llamaron la atención: la rapidez en el actuar de las autoridades y la respuesta del ciudadano que aun sin ser directamente autor del problema admitió su responsabilidad por la falta cometida al utilizarse un vehículo de su propiedad. Se envía mensaje de que las faltas pueden cometerse una y mil veces pero llega el momento de enfrentar consecuencias.
¿Qué nos pasa? Preguntaría el actor Héctor Suárez frente a casos recientes de deshumanización. El primero y más doloroso, de la abuela que presuntamente envenenó a su nieta de un año tres meses dándole a beber ácido muriático. No hay palabras para describir la maldad encerrada en una madre con corona de abuela.
Qué esperamos los ciudadanos de un policía (estatal) acusado por una organización protectora de animales de arremeter contra una perra y sus cachorros por haber arañado a la hija. Actitud fuera de toda proporción ilustra cómo podría reaccionar frente a delincuentes en cualquier circunstancia un agente policíaco temperamental. Pertenecer a un órgano encargado del orden compromete a dar el mejor ejemplo de temple y mesura. No todos los policías son iguales y se espera sea la excepción y no la regla.
Estos casos demuestran falta de valores en nuestra sociedad en la que prevalecen abusos y hechos delincuenciales calificados menores que recurridamente escapan de la ley.
No es solamente en estos rubros donde se manifiesta ausencia de principios, incultura, falta de sentimientos y sensibilidad. Hay los llamados delitos blancos, si bien atribuidos a funcionarios de alto nivel son tan comunes en la burocracia como deshacerse de la basura inapropiadamente.
La deshonestidad tanto de los  que autorizan como los beneficiados que disfrutan lo que claramente  es robo, está enraizada en el sector público y consiste en inscribir a amigos, parientes o recomendados en las nóminas oficiales, campo de aterrizaje de miles de aviadores descritos como los que cobran sin trabajar.
Las nóminas de CFE, Pemex, sindicatos y de gobierno están plagadas de especímenes chupadores del erario. Recién la ASF detectó un desvío de 380 mdp en nóminas del magisterio mientras que en Juárez, la primera pugna entre el gremio municipal y la administración de Armando Cabada comenzó con depuración de personal “descubriendo” el escandaloso caso de la sobrina del exalcalde González Mocken que estudiaba en España pero cobraba aquí.
Esto representa el grado de conformismo social que todo acepta y todo tolera. Recuperar lo robado por los “aviadores” que abundan en el gobierno es imposible y así lo ha confirmado el alcalde Cabada. Lo demás… quién sabe.

 

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