Opinion

Fracaso

Adela S. González

2017-02-26


Millones de pesos y dólares gastados; diez años transcurridos, más de doce mil muertos y la inseguridad resurgiendo, es el saldo de la “guerra” entre fuerzas federales, estatales y municipales en contra del narcotráfico y el sorprendente fracaso que incluye crecimiento desorbitado de la corrupción y la impunidad.
La ola de violencia que ataca al estado, Juárez como foco de atención, nos ubica dentro de un círculo que atrapa esfuerzo y recursos destinados a la formación y capacitación policíaca y ministerial así como programas de prevención. Todo se pierde frente al muro de ineficiencia, desconocimiento, intereses, miedo, energía y corrupción. Frente a la delincuencia organizada se pierden batallas y la gente ajena a todo despropósito paga las consecuencias.
Hagamos un alto para recordar las interminables críticas al expresidente Felipe Calderón iniciador de la “guerra” contra narcos; las cifras escandalosas de asesinatos y su carga colateral de secuestros, cobros de piso, trata de personas… ramas del árbol de la narco violencia. Recuérdese asimismo la urgencia de formar cuerpos policíacos para enfrentar la astucia de criminales que sin admitirse como realidad, han siempre superado a la contraparte mal formada, mal armada y doblegada por la compra de conciencias y temor de ser objeto del dilema conocido como plata o plomo.
En Juárez los presupuestos para la seguridad son interminables sin los resultados que la sociedad espera. Hay poca confianza en los representantes de la ley, tantas veces denunciados por excesos y abusos. Además de capacitación a los policías hace falta imbuirles el compromiso de proteger. La rebeldía de hace pocos días por traslados a la sierra donde varios municipios están bajo dominio de delincuentes, los exhiben y tanto ministeriales como activos empeoran su mala imagen y caen de la simpatía social.
De acuerdo a Los Reporteros de El Diario que reseñan las debilidades policíacas, hay en el estado alrededor de 3500 agentes de los cuales en Juárez 238 se adscriben a la investigación. Son pocos para la magnitud del problema nacional que el presidente Enrique Peña Nieto se comprometió a solucionar al tomar posesión hace cuatro años. Su estrategia de silenciar el riguroso conteo de los asesinatos duró poco y hoy sabemos que no se puede aplicar autoridad por decreto y buenas intenciones pues hay indicadores de que en su sexenio se duplicará la cifra calderonista.
Se reconoce el esfuerzo del gobierno y el de muchos policías con vocación y cumplimiento pero es impostergable un cambio de estrategia. El Ejército regresa a tareas de vigilancia que corresponden a policías locales mientras el Congreso federal prepara una ley que regule su presencia en las calles.
Dinero, capacitación, armamento, logística, cambio de jefes y demás seguirán igual hasta que los veneros del problema no se ataquen a profundidad: corrupción, impunidad y legalización de las drogas. Los legisladores se rezagan llamando a comparecencias inanes de funcionarios que no impactan ni a quienes los llaman ni a quienes dan explicaciones.

Tardado
Cuarenta años de militancia en el Pri, trayectoria en diversos cargos públicos y partidistas seguramente dieron a Víctor Valencia satisfacciones y más. Conoce las entretelas del partido y del sistema en el que se ha desenvuelto. Consideramos tardía la decisión de retirarse argumentando la corrupción, creada y expandida por el Pri que él aceptó desde su ingreso. Al informar su retiro voluntario invoca a la dignidad y al manido argumento de que no todos los priístas son iguales ¿será? ¿Hacia dónde encaminará su experiencia y conocimiento político? ¿Se sumará al expriísta Andrés Manuel López Obrador y su proyecto de república amorosa? La semilla priísta se siembra con otro nombre.
 

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