Opinion

Una renuncia con sabor a desbandada

Javier Cuéllar Moreno

2017-02-25

En el mundillo de la política regional causó profundo escozor la renuncia fundada y motivada de Víctor Leopoldo Valencia de los Santos a su militancia de más de 40 años en el Partido Revolucionario Institucional presentada el jueves ante la Comisión Nacional de Justicia Partidaria de ese instituto político que pocas personas conocían de su existencia porque siempre ha estado aletargada.

Las razones de esta renuncia están relacionadas con las graves acusaciones que existen contra el exgobernador César Duarte Jáquez por reiterados actos de corrupción que lo posicionaron como uno de los hombres más ricos de la entidad y ante la tolerancia de los órganos del partido en su comisión que, dicho sea de paso, no le han sido probados todavía. John Maxwell nos dice sabiamente: “A veces el fracaso señala que es tiempo de cambiar la dirección”.

La renuncia de este distinguido priista vaticina para muchos una desbandada entre las filas del partido tricolor que enfrenta una crisis política. Para muchos prevé esto su derrota en los próximos procesos electorales, aunque la situación en el Estado de México no se aprecia a simple vista tan deprimente; muchos le aseguran un triunfo en el proceso que se avecina en unos cuantos meses. Esta renuncia y otras no menos importantes da el banderazo a la disputa por el partido, ¿cuál partido? Pues Morena, ni modo que sea por el PRI.

Sin embargo, a diferencia del Estado de México, en Chihuahua y también en muchas regiones del país, las cosas no pintan igual. Es fácilmente apreciable un desprestigio coyuntural en los movimientos partidistas que ha devenido en un gran desprestigio para todos los institutos políticos que ha tenido como consecuencia un repunte importante en los movimientos independentistas.

La mayoría de los políticos desdeñan actualmente un abanderamiento de sus causas por parte de institutos incorporados al sistema político mexicano como satélites del PRI; léase PAN, PRD, PVEM, Nueva
Alianza etcétera,
con excepción si
acaso de Morena que muchos ven con cierta simpatía y que, por lo tanto se está poniendo de moda.

En nuestro estado el próximo año tendremos procesos electorales para renovar prácticamente todas las autoridades de elección popular con excepción del gobernador del estado.

Desde ya los diferentes grupos comienzan a hacer sus movimientos resaltando las acciones del gobernador Javier Corral, que en nuestra fronteriza Ciudad Juárez quiere bloquear las intenciones del independiente, Armando Cabada, de buscar su reelección.

Pretenden manipular la legislación para que a Cabada Alvídrez le resulte materialmente imposible postularse como independiente. Cabada tendría que buscar el cobijo de algún partido político para presentar su candidatura. El más viable de ellos es precisamente Morena, que es el instituto político menos chamuscado de los que pululan en el territorio estatal.

Para muchos, el renunciante tricolor Víctor Valencia de los Santos es un buen candidato que conoce íntimamente los entretelones de la política electoral y les garantizaría un buen avance en la votación general que, por cierto, se ha mantenido en niveles patéticamente bajos pero quizá sean los propios integrantes de Morena quienes tendrían que decidir entre los dos que tres suspirantes por sus siglas que quieren ser abanderados del partido de Andrés Manuel López Obrador.

¿Cuál es el que más les conviene? ¿Víctor Valencia? ¿Armando Cabada? La decisión no va a estar fácil aunque a nosotros nos parece que sería Armando Cabada; es el mejor candidato por el que se decidiera Morena porque además de no traer bajo sus espaldas el desprestigio priista sí trae bastantes seguidores y recursos para realizar una campaña más que triunfadora.

De todos modos, 40 años de priismo militante de Víctor Valencia de los Santos pesan. No será fácil y quitárselos de un solo plumazo con una simple renuncia por muy patética y acusatoria que esta haya sido para el proceso electoral inmediato. Tendrá que pasar algún tiempo en el purgatorio.

Desde el punto de vista político y al interior del PRI la acusación más grave que tiene el exgobernador César Duarte es haber sido precisamente él quien ocasionara la derrota del partido tricolor en las pasadas elecciones por su forma de gobernar y su desacierto juguetón al manipular la selección del PRI en las candidaturas que contendieron, su manipuleo, además de burlesco fue irresponsable y con tendencia al maximato. Ni los propios priistas lo aguantaron.

En otras épocas y como consecuencia de las derrotas poco frecuentes que tuviera el PRI se habían presentado ciertos alejamientos de partidarios. Ahora parece que las cosas sí tomarán dimensiones de desbandada. La vuelta del PRI al poder tendrá mucho que ver con el papel que desempeñe Javier Corral en la gubernatura así es que la moneda está en el aire

Crece la delincuencia

Nuestra ciudad se encuentra afectada por una creciente ola de violencia criminal y delictiva que ha sido atendida en forma diligente por los dos secretarios de Seguridad Pública Municipal que ha tenido el gobierno municipal, a saber el licenciado Jorge González Nicolás y el licenciado Sergio Almaraz Ortiz, mismos que en lo personal y por razones que poco tienen que ver con su desempeño, no han sido del agrado del gobernador Javier Corral Jurado.

El pretexto para impugnarlos ha sido el famoso examen de confianza que tiene toda la apariencia de ser un elemento para vulnerar la autonomía que deben poseer los gobiernos municipales porque el único examen de confianza que este tipo de funcionarios debe aprobar es el del propio presidente municipal. De nada sirve a un funcionario que lo certifique el Vaticano si el presidente no le tiene confianza.

Este roñoso examen de confianza ha sido una muletilla que ha sembrado en el gobierno municipal de Ciudad Juárez la incertidumbre en cuanto a la permanencia de Sergio Almaraz Ortiz a pesar del magnífico trabajo que ha desempeñado al frente de la Secretaría de Seguridad Publica sacando de circulación a una gran número de narco menudistas armados que pululan por nuestras calles y a los que en forma casi inmediata las autoridades federales han reinstalado rápidamente en su circulación.

La famosa puerta giratoria que se ha consolidado en los corrillos judiciales ha favorecido mucho la permanencia de delincuentes en las calles. Ningún cuerpo de policía puede mantener la paz y la seguridad pública sin la colaboración del poder Judicial ni de las diversas instancias de la fiscalía.

Una represión política

La inspección con ánimos de cancelación que actualmente realiza el Gobierno del Estado a través de la Dirección del Registro Público de la Propiedad y el Notariado sobre la notaria número 12 de Guillermo Dowell Delgado tiene todo el tufo de persecutoria por más que los gobernantes del nuevo amanecer lo nieguen por lo que muchos interpretan esta acción como represiva a un grado que ningún gobernador del estado lo había hecho en la historia de esta entidad federativa.

No es una coincidencia que el notario auditado sea a la vez presidente estatal del PRI y reciba esta visita.

Por esa razón la asociación de notarios debe estar muy pendiente de lo que aquí suceda. El hecho de que una persona ejerza la notaria pública no lo inhabilita para detentar la ideología política que más sea de su agrado según sucedió en el pasado reciente con el notario Terrazas Cienfuegos que en sus buenos tiempos era un recio militante del PAN y que fuera de las lides políticas no fue jamás molestado por los gobiernos que en esa época eran casi cien por ciento emanados del PRI. Creo que debe haber un respeto a la pluralidad política. Bien lo dijo Mijail Bakumnin: “Yo soy libre solamente en la medida en que reconozco la humanidad y respeto la libertad de todos los hombres que me rodean”.

 

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