Opinion

El estado no está preparado

José Ignacio Gallardo

2017-02-21

Independientemente de lo que digan las autoridades de los tres niveles de gobierno, en los hechos, el estado de Chihuahua no está preparado para atender adecuadamente la posible crisis que se derive de la deportación masiva de connacionales.

Y todo parece indicar que tampoco Ciudad Juárez, al igual que las demás urbes fronterizas, se encuentra preparada para enfrentar la oleada de deportados procedentes de los Estados Unidos.

La presión que ha venido ejerciendo el gobierno federal estadounidense en muchas ciudades para que dejen de proteger a los migrantes ha empezado a surtir efectos. A estas ciudades o condados que no comparten información con agencias federales para evitar la deportación de migrantes cuando son detenidos por la policía local, se les llama ciudades santuarios. La nueva administración ha amenazado con retirar fondos federales a estas ciudades santuarios si se niegan en apoyar en el proceso de detección, luego detención y posterior deportación de personas indocumentadas. Algunas ciudades como Chicago, Illinois y Los Ángeles, California, han decidido seguir protegiendo a la comunidad migrante que se encuentra en aquellas metrópolis. Esto le da un respiro a cientos de miles de connacionales que viven en aquellas importantes regiones. Sin embargo el condado de Miami-Dade sorpresivamente decidió no continuar siendo una ciudad santuario, mientras que la ciudad de Phoenix acaba de decidir que tampoco lo será más.

Por cierto, el alcalde juarense Armando Cabada no ha desaprovechado la oportunidad que le brinda esta delicada coyuntura para codearse con políticos de mucho peso. Recientemente estuvo de visita en la ciudad de Chicago junto con otros políticos mexicanos que fueron recibidos por el alcalde de la ciudad de los vientos Emanuel Rahm. El alcalde Rahm fue una pieza clave dentro del equipo de Barack Obama durante el primer mandato y sigue siendo uno de los hombres de confianza del expresidente demócrata. Además del alcalde juarense también acudieron a la cita el jefe del gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera y Enrique Alfaro, alcalde de Guadalajara. El motivo de la reunión se relaciona con el apoyo que tanto los políticos mexicanos como los alcaldes de varias ciudades norteamericanas le estarían ofreciendo a la comunidad de migrantes mexicanos en estos momentos. Los deseos de la federación y de muchos otros políticos son bien recibidos, pero la realidad sin duda rebasará con mucho las pobres previsiones de los tres niveles de gobierno. Para empezar, Ciudad Juárez no tiene los recursos para hacer frente a una posible deportación masiva. Pudieran ser cientos de miles de migrantes los que cruzarían por esta ciudad y es urgente reconocer que hasta este momento no se tiene un plan preparado para ello. No hay los suficientes recursos, ni la logística necesaria, ni suficiente personal en la oficina de Atención al Migrante, que se requiere para poder atender a los repatriados. Se estima que cada uno de los mexicanos repatriados requerirá de por lo menos 4 mil pesos para regresar a sus lugares de origen y alimentos para unos tres días. Está claro que no se cuenta actualmente con esos recursos, y se ignora de dónde saldrán si la situación se vuelve cada vez más complicada. 

Lo que Juárez debería demandar es mayor apoyo de la federación y del estado. Y es ahí donde radica la preocupación de muchos ya que el gobierno de Enrique Peña Nieto lo único que parece ofrecer es defensa legal de mexicanos en cada uno de los consulados de México en Estados Unidos. Pero esto no es suficiente. Por otro lado, el gobierno estatal tampoco está debidamente preparado y por lo que se ve, no tiene la menor intensión de estarlo. Si el gobernador Javier Corral no ha podido conseguir los recursos para sacar al estado del bache en el que se encuentra, difícilmente los conseguirá para apoyar a Juárez y a su alcalde en este complicado escenario.  Y eso si es grave.

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