Sixto Duarte
2017-02-20Probablemente al leer el título de esta columna, algunos lectores hayan pensado inmediatamente en aquella canción que popularizó Antonio Aguilar hace ya algunas décadas. “Cuatro meses... me voy a estar contigo...” decía el coro de la canción interpretada por el ídolo zacatecano. Si bien debo decir que, en lo personal, disfruto mucho la música vernácula mexicana (especialmente la norteña), también es importante mencionar que, al titular la participación de hoy como “Cuatro meses”, me refiero al tiempo que lleva el gobernador Javier Corral en el poder. Y menciono el tiempo que lleva en el poder porque en tan solo cuatro meses, Corral ha incurrido en diversas acciones oficiales que anteriormente criticaba, pero que hoy en día justifica.
En una sociedad participativa y democrática, el ejercer la crítica constructiva es un derecho ciudadano, pero también un deber de aquellos que buscan que las cosas mejoren. En este orden de ideas, de Javier Corral se podrán decir muchas cosas, más siempre en su rol legislativo (y opositor) fue visto como un idealista, y en cierto grado hasta un idealista congruente. Esa idea de Corral se ha ido difuminando con el ejercicio del poder.
Una de las principales críticas que Corral ejerció contra el Gobierno de Chihuahua mientras era senador, fue el tema de la deuda pública del Estado. Lo hizo una de sus principales banderas, mismas que le generaron dividendos políticos al momento de postularse a la gubernatura. Pues a pesar de ello, desde hace cuatro meses el Gobierno de Chihuahua ha solicitado diversos créditos con bancos. Podrán llamarle o no deuda (de conformidad con los tecnicismos jurídico-financieros de la ley de deuda), pero el hecho es que ha incurrido en lo mismo que por años criticó: la adquisición de créditos.
Un tema que Corral denunció de manera reiterada en años anteriores eran los señalamientos de corrupción del gobierno anterior. En su toma de protesta, señaló que no toleraría actos de corrupción en su administración, así fueran de amigos o de compañeros de partido. Al paso de cuatro meses de administración, Corral parece que ha olvidado este discurso. El jefe de gabinete, Gustavo Madero ha sido señalado como beneficiado de un contrato de venta software para el gobierno. Lo grave del asunto, es queyahasidoseñaladoanteriormente por idénticas prácticas de venta de software traficando influencias, como aquel asunto documentado por la Revista Proceso en el artículo “Vocación por el fraude” de fecha de 23 de junio de 2012 en el cual, se documenta que mientras Madero era diputado, obtuvo un contrato (en contravención a la ley de adquisiciones) para proveer un sistema de software al aeropuerto de la Ciudad de México. Meses después, Madero fue denunciado penalmente por estos hechos.
La verdad que nada de esto debería de sorprendernos de quien en su momento fue el principal promotor de “los moches” como presidente del PAN, y principal promotor, impulsor y defensor de la “Chapodiputada”. Una mano señala corruptos, y la otra la mete al cajón del erario.
Igualmente, Miguel Riggs, síndico de Chihuahua, norteamericano al que le aburren las sesiones de Cabildo (él mismo ha manifestado estos dos últimos hechos) ha sido ya señalado por asuntos similares. Aquel dicho que reza que “el sol sale para todos” no tiene vigencia en Chihuahua, pues el sol del “nuevo amanecer” beneficia a los de casa nada más. La empresa MOLRI (Molinar Riggs) obtuvo contratos por parte del gobierno, escudándose en la opacidad.
Lo grave del asunto, casi a la par del posible tráfico de influencias que se ha ventilado, es la indiferencia con que el gobernador ha reaccionado a ambos asuntos. Con una frase ha desechado los señalamientos de las prácticas en que su colaborador y compañero de partido han incurrido. ¿La transparencia es nada más para los demás?.
La semana pasada, el gobernador encabezó una valla humana para protestar en contra de la política de Trump. Ha querido asumir un rol opositor al presidente norteamericano, pues se ha dado cuenta que esto genera réditos políticos. Lo curioso del caso es que cuenta dentro de su gabinete a una aportante del partido republicano, a Alejandra de la Vega. De hecho, hoy viajan juntos a China. ¿No es esto también una incongruencia?.
De la intromisión en el poder judicial, auditoría y señalamientos de nepotismo ya ni hablamos. Cada tema da material para una columna.