Opinion

Tiempo de saber a dónde va Corral

LA COLUMNA
De Los Reporteros

2017-02-18

¿A dónde va Corral? El domingo pasado revisamos los aspectos que en apenas cuatro meses y medio de gobierno han modificado sustancialmente el contexto de Armando Cabada hacia la búsqueda de la reelección en el 2018. Hoy corresponde el análisis a Javier Corral, el gobernador.

Es oportuna la revisión no porque el nombre de Javier regrese a las urnas el año próximo (qué más quisieran muchos), lo es porque innegablemente acaso sea el actor político principal justo hacia ese proceso electoral.

El resultado del 2018 podrá significar un refrendo al trabajo desarrollado por la administración que se ha dado en llamar ‘nuevo amanecer’, o en contrario podría representar una decepción para sus seguidores y sus votantes, que no necesariamente son los mismos.

Hoy no tiene Corral mayoría en el Congreso del Estado aunque el blanquiazul sea mayoría; no tiene autoridades afines en los principales municipios del estado, ni síndicos, ni regidores, ni diputados federales, ni senadores. Necesita cuando menos el grueso de esas posiciones que estarán en juego el año entrante.

Es Corral la figura central en esa tesitura para los intereses del Partido Acción Nacional (PAN) y para su propio objetivo de seguir ascendiendo en la escala nacional hasta colocarse en posición de tirador hacia Los Pinos. La aldea llamada Chihuahua representa sólo su trampolín para ‘las verdaderas ligas mayores’.

Tuvo dudas de ganar la gubernatura (las expresó en aquel video filtrado de la reunión con los independientes de Chacho Barraza cuando imploraba se sumaran a su campaña) pero una vez obtenido el triunfo quedó convencido que su sueño por la Presidencia de la República quedaba a tiro de piedra.

Igual que Cabada y todos los que buscan reelección, Corral Jurado tiene sólo semanas para iniciar el armazón de la estructura electoral con la que buscará las posiciones en juego. Paralelamente debe gobernar y dar resultados. No conseguirá una sola posición si la sociedad no ve satisfechas sus expectativas del amanecer prometido.

A cuatro meses y medio de haber tomado protesta el gobernador presenta altos y bajos en su desempeño. El regreso de la violencia a las calles y la nula obra pública constituyen acaso sus debilidades principales. A nivel mediático los flancos álgidos son otros: se le revirtió la crítica a la deuda pública del duartismo porque ha debido echar mano de multimillonarios créditos bancarios para sacar adelante su gobierno. La cárcel a Duarte va quedando como lejano grito de campaña.

El otrora fiel escudero del caballero electoral andante ha colocado distancia de su Quijote. Jaime García Chávez y la Unión Ciudadana recurrieron en las últimas horas a la justicia federal para insistir que avance la denuncia penal contra el exgobernador, César Duarte y contra varios de sus principales operadores.

Refleja su desencanto en las siguientes palabras que vale la pena repetir: “Unión Ciudadana hace del conocimiento público que hace tres semanas solicitó entrevista con el gobernador, Javier Corral, para tratar y dialogar sobre este tema, sin obtener respuesta alguna, lo que es un desacato al derecho a ser oídos y la obligación pública de escucharnos. No nos ha dicho que sí, y la negativa la entendemos como un no, lo que es francamente una omisión que no merece una lucha en la que él participó y contribuyó a enriquecer y hoy se niega en la realidad a tartar de frente. Esto es una ingratitud”.


El documento de la solicitud de amparo y la explicación anexa fueron “viralizados” a media semana. El efecto mediático, pues, fue demoledor.

Para Javier Corral y sus seguidores sólo en boca de García Chávez podría sonar objetiva una crítica como la anterior. Ante los medios de comunicación y ante la sociedad esas palabras tienen además del peso moral la dimensión justa de lo que ocurre en el corazón de Palacio de Gobierno.

No debemos olvidar que el jefe de Unión Ciudadana emitió serios cuestionamientos al arrancar el régimen contra la integración de varios miembros al gabinete corralista. Señaló a Alejandra de la Vega, a Pablo Cuarón, al fiscal César Peniche y pasó sobre Víctor Quintana. Para el idealismo garcíachavista desde ese momento empezó a desaparecer su Quijote cual unicornio azul de Silvio.

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Javier Corral está apuntando hacia China como respuesta al endurecimiento de Donald Trump contra las inversiones estadunidenses en México. En Chihuahua la industria maquiladora mantiene cerca de 400 mil empleos en todo el estado; la gran mayoría de ellos de empresas norteamericanas. Unos 270 mil de esos espacios laborales corresponden a Juárez.

Casi al finalizar enero anunció que durante las semanas siguientes haría un viaje a China para promover las inversiones del país asiático en nuestro estado. No ha ofrecido mayores datos sobre esa agenda; ni siquiera la fecha precisa, la guarda con recelo si la tiene.

Gente cercana a la administración estatal aconseja que el gobernador deje esa gira para mejor ocasión y se concentre en la problemática del estado, especialmente en materia de seguridad y en su relación con varios sindicatos que están a punto de estallar no porque obedezcan estrictamente a intereses políticos opositores sino porque las relaciones con sus dirigentes han sido mal atendidas.

Las dirigencias de las secciones Octava y 42 del SNTE, la del Colegio de Bachilleres, varias transportistas de la tricolor CTM, y otras han concluido que sólo mediante protestas lograrán al menos el respeto de Palacio. Apenas conozcan la fecha de la gira por China iniciarían las movilizaciones.

Es inexplicable que el mandatario no haya dedicado tiempo personal para atender los conflictos específicamente con el SNTE si sus agremiados constituyeron el principal factor para que el PAN tuviera debut y despedida en el sexenio 1992-1998. Corral fue miembro de la entonces mayoría panista en el Congreso del Estado y testigo en primera fila sobre la efectividad de los maestros a la hora de las protestas. A estas alturas ellos también se preparan para elección del 2018, por supuesto.

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Igual que en el caso Cabada, las condiciones para el gobernador Corral han cambiado desde la campaña electoral, la toma de protesta y el desarrollo de su gobierno en estos cuatro meses y medio.

De entrada no será candidato en el 2018. Deberán ser los panistas los que publiciten entre los electores a su administración. Los candidatos blanquiazules tendrán la carga mayor en ese sentido.

Gracias a su habilidad y extraordinario sentido de la persuasión, Corral consiguió obtener en la pasada campaña el apoyo de Armando Cabada a su candidatura. Ahora deberá apoyar a los candidatos emanados de su partido, el PAN; él tendrá mano en su elección tanto en la nominación para la alcaldía como regidores, síndico y diputados.

La fuerza electoral en esta frontera la sigue teniendo el independiente aún y con todos los asegunes desmenuzados en este espacio el domingo pasado.

Ya no habrá César Duarte para catapultar ninguna campaña. El presidente Peña Nieto no alcanza ya ni el dos por ciento de aprobación nacional pero desde el pasado proceso electoral parece que Corral alcanzó alguna especie de tregua con su gobierno.

Sigue vigente la posibilidad objetiva de que Andrés Manuel López Obrador se convierta en el nuevo fenómeno electoral del país hacia su tercer intento por obtener la Presidencia de la República. El Peje mantiene conflicto irremediable contra Corral, así que no habría negociación alguna y sí la posibilidad de que Morena obtenga diputaciones y alcaldías que representarían una piedra enorme en el zapato para Corral en la segunda parte de su administración.

El cinco de junio pasado los ciudadanos del municipio de Chihuahua le dieron a Corral 100 mil votos más sobre el PRI, cansados de fotomultas, corrupción, fiestas con Juan Gabriel en Palacio y la Casa de Gobierno y un transporte público que les costó más de dos mil millones de pesos y les fue peor.

El transporte sigue igual con Corral, las fotomultas continúan siendo cobradas, hay señalamientos por casos de corrupción en el nuevo amanecer (caso Riggs y manejo de comunicación social) y la falta de identidad del gobernador con sus gobernados es igual que anteriormente.

El control político-electoral en la ciudad de Chihuahua no lo tiene Corral, lo tiene férreamente controlado la alcaldesa Maru Campos y su secretario del Ayuntamiento, César Jáuregui, del mismo partido, pero a los que no acepta ni de lejos el gobernador. Si mucho el saludo.

Lo más sobresaliente que ha conseguido Corral Jurado es el control del PAN estatal y buena parte del Tribunal Superior de Justicia. Nada fuera de ahí.

Seguirán de subida los meses siguientes, según la película.


 

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