Opinion

No sólo el PRD

Yuriria Sierra

2017-02-17

Ciudad de México— El jueves veía en politico.mx un carton elaborado por el monero @_jotaeme. Era una intervención del logo del PRD. Seis maneras distintas para dibujar seis momentos diferentes, tal vez los más representativos de ese partido que en algún momento fuera el de una izquierda fuerte y referente de un México que tenía ganas de hacer las cosas distintas: el sol azteca brillando en todo lo que daba cuando Cuauhtémoc Cárdenas lo presidía; con una nube de lluvia enfrente cuando el escándalo de Carlos Ahumada; el sol se hizo varias fogatas cuando en su interior aparecieron tribus, cada una alumbrando en distintas direcciones; el sol ya era una vela cuando Andrés Manuel López Obrador se fue para formar Morena; de plano un cerillo cuando Agustín Basave también se fue, luego de una dirigencia en la que mostró gran sensatez, pero que no fue bien recibida ni entendida; y la última viñeta, donde hoy entendemos que es una chispa luego de las varias salidas de personajes que en los últimos años habían sido piezas importantes de un partido al que le urgía una renovación. En los últimos cuatro años dejaron el PRD Martha Tagle, Rabindranath Salazar, Ángel Robles, Mario Delgado, Socorro Sofío Ramírez, Carlos Manuel Merino, Alejandro Encinas, Zoé Robledo y, la última semana, la última de sus estrellas en ascenso, Armando Ríos Piter.

El PRD ha perdido músculo. Pero no es el único. En todos los partidos se respira lo mismo en la percepción ciudadana. El jueves referimos la encuesta que publicó El Universal rumbo a la elección del Edomex, hoy la retomamos, pero sólo para señalar los porcentajes de quienes dijeron no tener representación: 21.4% dijo no tener preferencia por ningún partido, 16.7% no votaría por ninguno, 4.3% no tiene intenciones de votar y 2.6% anulará. La suma de esos porcentajes da casi 50 por ciento. La mitad de la población no se siente representada por el sistema de partidos. Gravísimo que, en un país en el que su sistema democrático permite tantas opciones partidistas, la gente esté tan poco inspirada por ellos. Un electorado dividido, en donde casi la mitad le da la vuelta a los grupos políticos y éstos, a su vez, se canibalizan en fracciones que logran aparecer en las boletas para pelearse el resto del pastel. Eso es, sin duda, culpa de todos quienes no han sabido retribuir el que, gracias a quienes han votado por ellos, hoy les permiten disfrutar de tantos privilegios. La gente se siente engañada por todos. Profundamente engañada. De ahí el famoso “todos son lo mismo”.


Hace unos días entrevisté a Ríos Piter. A diferencia del resto, el Jaguar no se fue para unirse a otro partido y buscar lo que no pudo obtener. Si algo ha demostrado este joven senador, a pesar de ya haber desfilado en varios grupos políticos, es que no lo han intimidado los grupos de poder a los que se ha enfrentado. En el PRD dio varias lecciones: les dijo que “no” cuando le querían imponer una candidatura en Guerrero bajo ciertas condiciones, intentó renovar un partido que, al final, se dejó seducir por sus vicios. Al mismo tiempo, siguió trazando su ruta. Se dijo que a su salida iría tras la Presidencia en 2018, ese mismo día, en Ya Cierra, de Imagen 90.5, me dijo que este momento no era para “pensar en individualidades”, que lo de hoy era pensar en México de manera colectiva y en los múltiples retos que se tienen. Empezando por el elevadísimo (y por lo tanto con enorme potencial corruptor) costo de nuestra democracia. Hay que ser creativos y poner el tema “del billete” en jaque, dijo. Por lo pronto, ayer estuvo en la frontera para encabezar un “muro humano” en protesta a las políticas migrantes de Donald Trump, como parte de la Operación Monarca que encabeza y que también estuvo en el encuentro con migrantes el sábado pasado en Phoenix, Arizona, y de la que ya aquí conté detalles. Ríos Piter ha sido un personaje que no ha querido jugar con todas las reglas del cada vez más putrefacto sistema de partidos de nuestro país, pero que no ha cesado en sus intenciones por generar un cambio. Y es que en la falta de chances que los partidos le otorgan a personajes como él, también se ha ido la empatía y conexión que los ciudadanos sienten por los partidos. En eso, y en la “realidad alterna” que pregonan, porque todos dicen que están mejor que nunca. Mucha suerte a Armando Ríos, porque México está necesitado, como nunca, de decencia, creatividad y, sobre todo, valentía.

 

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