Opinion

¿Qué es el amor?

Javier Cuéllar Moreno

2017-02-14

Aunque este artículo se publica 
el 15 de febrero
 en realidad lo
 redacto el 14 de este mes,
 Día del Amor y la Amistad. Me impresionó la nota periodística de Karen Cano: “San Valentín; entre el amor y la depresión”, donde refiere que si bien para algunas personas es una fecha de gran alegría y entusiasmo porque exteriorizan sus sentimientos amorosos, para otras la fecha les provoca tristeza y les detona episodios de depresión que de no atenderlos pueden ser tan graves que podrían llevarlos al suicidio.

Eso es una preocupante realidad porque un sentimiento tan apabullante y espectacular como lo es el amor, su ausencia o la soledad producto de una fractura, les ofusca la percepción de la realidad.

Al respecto, Vicente Riva Palacio, famoso escritor mexicano nos dijo: “Amor es un cambio completo de naturaleza, inmenso goce en que se haya inmenso dolor, deseo de muerte en la vida, esperanza de vida en la muerte”. Así de contradictoras son las emociones que provoca el sentimiento amoroso y muchas veces creemos que esta plenitud de sentimiento no es posible para ciertos seres humanos que, por lo general, suelen ser un tanto cuanto interesados o convenencieros porque amar a alguien en cierto modo consiste en despojarse de todo egoísmo, como lo refleja el pensamiento popular que apunta que: “Amar es encontrar en la felicidad de otro tu propia felicidad”.

¿Qué es el amor? Difícil e interesante definirlo porque por otro lado el que ama a todo lo que ama lo considera de su propiedad y este sentimiento se vuelve muy peligroso para la persona amada y para la que ama pues con frecuencia suele exagerar y sobrevalorar las pasiones que provoca tanto en el caso de que todo marche bien, como especialmente cuando se da un desencuentro o rompimiento, no digamos ya una infidelidad.

Pero San Agustín nos da una clave para identificarlo aunque no podamos definirlo. Nos dice: “El amor debe ser afectivo y efectivo”. Afectivo porque el trato para con la persona amada debe ser muy dulce y considerado, y efectivo porque positivamente la persona que ama debe de ocuparse de satisfacer en todo lo que pueda las necesidades
físicas y espirituales de la persona amada.

Si el amor no reúne esas dos características, será lo que quieran pero no es amor de verdad y bajo esta óptica es muy fácil apreciar cuando alguien te ama y cuando no te ama. Puedes autoengañarte porque en cierta forma el amor nos hace ver falsamente lo que queremos ver, contra lo que en realidad es. Pero si el amor no aprueba este escrutinio sencillamente no es amor.

Platón nos dijo: “Amor: Una enfermedad mental muy grave”. Y en este contexto es que podemos apreciar la percepción del psicoterapeuta Carlos Bencomo, citado por la periodista, según el cual “El constante bombardeo de la publicidad a través de los medios de comunicación las redes sociales hace que algunas personas se sientan abatidas ante la idea de no tener con quien festejar el 14 de febrero” y apunta que el problema es que las personas no suelen darle la importancia debida a la salud mental, tal como lo hacen en otros aspectos, pero la tristeza es algo autodestructivo que debemos atender y en mucho tiene razón. Cegados por el amor dejamos de lado la propia personalidad que es muy importante.


No todas las personas son tan fuertes ni tienen una vida interior equilibrada, y aunque sufran un desengaño se pueden reponer con relativa facilidad. Algunas nunca se sobreponen a un rompimiento, aunque el promedio de un duelo amoroso profundo es de unos tres años, pero no de meses como algunos pretenden y un fracaso amoroso siempre deja un recuento de daños considerable. Por eso debemos de tener cuidado con parientes o amigos que estén pasando por esta desventura para apoyarlos con nuestra compañía.

Y es que el amor es un sentimiento arrobador, por eso José Vasconcelos, nos dijo: “Amar es entre todos los sentimientos del alma, el que más se parece a la eternidad, el que más nos acerca a ella”. Tal vez lo mejor sea amarse a sí mismo, porque el que se ama a sí mismo no tiene rivales. (Lichtemberg) Sí, pero no tiene chiste.

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