Sixto Duarte
2017-01-23
A cien días de haber iniciado el gobierno del “Nuevo Amanecer”, Javier Corral se ve más sereno en su función. Algunos de sus funcionarios se encuentran trabajando, y otros violando impunemente la ley, o actuando en contra de los intereses de Chihuahua. Quienes deberían predicar con el ejemplo, y actuar en base a la ley, son los primeros en violarla.
El representante del gobernador en Juárez, Ramón Galindo, protagonizó un bochornoso asunto que dejó al descubierto una situación que bien pudiera considerarse una flagrante violación a la Constitución de Chihuahua, esa misma que protestó cumplir y hacer cumplir. En semanas anteriores, al discutir con un guardia de seguridad del puente Lerdo, se descubrió que conducía un vehículo con placas texanas, dejando en evidencia su residencia en Estados Unidos, contradiciendo la obligación que impone el artículo 198 de la Constitución de Chihuahua a los funcionarios estatales de residir en territorio mexicano. Si tiene residencia en el vecino país, su deber (de conformidad con la legislación norteamericana) es residir allá, so pena de perder su permiso de residencia. Si tiene un puesto público en el Gobierno de Chihuahua, su deber (de conformidad con la Constitución de Chihuahua) es residir aquí, so pena de perder el puesto que desempeña. Es momento que escoja, señor Galindo, y deje de violar la ley en ambos lados de la frontera.
Hace unas semanas, la Secretaria de Economía Alejandra de la Vega fue señalada por varios medios de comunicación como aportante de dinero al Partido Republicano, el partido que llevó a Donald Trump al poder. Parece ser que, cuando Trump dijo que los mexicanos pagaríamos por el muro fronterizo, tenía razón. Cada vez que consumimos algo en Del Río Superette, estamos indirectamente pagando ese muro, pues los recursos ahí obtenidos luego son utilizados por De la Vega para patrocinar campañas políticas del Partido Republicano, como la de Trump.
Una de las mayores exigencias del sector empresarial al gobierno durante 2016, fue el tema de la declaración “3de3”. Parece que en este caso en específico, Alejandra no comparte el sentir de sus compañeros empresarios, pues por razones personales, se excusó de cumplir con esta exigencia empresarial y ciudadana. No faltará el entreguista con anhelos plutocráticos que diga: “ella no necesita corromperse, pues tiene mucho dinero”, cuando existen corruptos tanto en el gobierno como en la empresa. No estoy diciendo que Alejandra lo sea, no me consta, ni me atrevería a hacer un señalamiento de esa magnitud sin tener los elementos. Lo que sí me consta es que actúa con opacidad y Corral la exenta de su deber moral y político. El hecho de que sea una mujer acaudalada, ¿le permite recibir un trato distinto del resto de los funcionarios?
En la Contraloría del Estado, aquella dependencia encargada de combatir la corrupción, las cosas no están mejor. Dice un dicho muy trillado que el primer acto de corrupción en que un funcionario incurre, es aceptar una posición para la cual no tiene las competencias necesarias. Esto parece describir perfectamente a la comunicóloga Stefany Olmos, quien juega a ser Contralora de Chihuahua.
Olmos no cuenta con el perfil académico para encabezar las instituciones de control interno en Chihuahua. Seguimos sin entender qué tienen que ver las ciencias de la información (en cuyo campo es experta) con el trabajo de la contraloría. Olmos no solo no tiene el perfil idóneo para la tarea que desempeña, está además impedida para hacerlo por haber sido sancionada por la Secretaría de la Función Pública. Al igual que ella, el fiscal general del Estado está suspendido, sin embargo, según declaró Peniche, cuenta con una suspensión del Tribunal Administrativo que le permite desempeñar su puesto.
¿Qué calidad moral puede tener Stefany para combatir la corrupción cuando ella misma no puede ejercer el cargo? ¿Conocía Javier Corral esta situación? Si no la conocía, requiere poner más atención a sus funcionarios, y si la conocía ¿Por qué decidió nombrar a una persona que ni siquiera cumple con el perfil para el puesto habiendo una suspensión? Su permanencia en el gabinete es ya insostenible. Váyase Señora Olmos.