Opinion

La rebelión de los usuarios

Luis Alfonso Arenal

2017-01-17

Dentro de las consecuencias esperadas por el aumento del IEPS a la gasolina, estaba el alza de precios de varios productos y servicios que de alguna manera dependen del transporte.  Un caso muy comentado en nuestra ciudad fue el de la tarifa del transporte público.
Esta semana tuve la oportunidad de viajar en uno de los autobuses popularmente conocidos como “ruteras” y me topé con la sorpresa de que los choferes ya estaban aplicando un alza en la tarifa de 7 a 10 pesos sin que la dependencia reguladora lo hubiere autorizado.  Posiblemente acostumbrados a los vacíos de autoridad de los que luego hablaremos, los usuarios pagaban el aumento sin chistar, sin expresar comentario alguno… sorpresa si mucho, pero terminaban pagando lo que el chofer les decía.
La bendita tecnología me permitió comunicarme con el Departamento de Transporte Público para corroborar que tal aumento ya hubiere sido autorizado, debido a que había leído en los medios de comunicación que se anunciaba que no se había aprobado ningún aumento.  En cuanto me confirmaron que no habían accedido todavía a semejante alza, escuché a una pareja comentar la misma información, por lo que los abordé y les informé lo que me respondieron de Transporte Público. Fuimos a avisarle al chofer que estaba cobrando una tarifa superior a la autorizada y la respuesta fue agresiva, lo que aumentó cuando varios pasajeros se tornaron agresivos.  De pronto quienes estoicamente pagaron el incremento empezaron a reclamar con agresividad por el aumento (en realidad fue la agresividad del chofer lo que enrareció el ambiente). Tan sólo era cuestión de que alguien reclamara para que varios más se unieran.
Ya al día siguiente pude observar que la referida dependencia había puesto a nuestra disposición un número de WhatsApp para enviar nuestras quejas y sugerencias sobre el servicio, por lo que decidí probarlo.  Como tuviera la oportunidad de ir personalmente a las oficinas, decidí acudir y me canalizaron al área de quejas.  Pude ver que mi queja era objeto de seguimiento, pero lo que más me agrado fue ver que no era el único quejoso. Habían llegado (y siguieron llegando) varios mensajes con fotos sobre quejas de varios usuarios, lo que me requirió de un tiempo de espera que, honestamente, disfruté. Pude comprobar que sólo era cuestión de que alguien lo comentara y que la autoridad pusiera a nuestra disposición una herramienta como las que nos brindan ahora las redes sociales.
Espero que ese espíritu cívico se fortalezca cuando se vea un video que circula en Facebook donde un chofer es obligado a regresar a cada usuario los 3 pesos que indebidamente cobró de más. Quizá las quejas disminuyan ahora que ya dejaron de cobrar los 10 pesos y volvieron a la tarifa vigente. Creo que alguien le apostó a la proverbial tranquilidad y pacifismo de los mexicanos con esto que llamamos “madruguete”.
Ojalá que los usuarios aprendamos que quejarse sí sirve de algo (garantizado y probado está que no quejarse sirve menos) y se fomente la cultura la denuncia y ésa debería ser la gran lección de aquel día en que varios nos quejamos del aumento.
Si alguien desea hacerme algún comentario o preguntarme por el número de WhatsApp para enviar sugerencias de cómo mejorar el transporte público en Juárez, con gusto les proporciono mi correo electrónico: luis.arenal@gmail.com  y a ver si damos luego el paso de exigir un mejor servicio.

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