Opinion

100 días, cero obras…

Gerardo Cortinas Murra

2017-01-15

Las circunstancias inéditas en las que Javier Corral asume el poder estatal dificultan hacer un análisis objetivo de sus primeros 100 días de gobierno, dada cuenta que la ‘quiebra técnica’ que heredó -aunada a su actitud pedigüeña- se ha reflejado en un gobierno, prácticamente, invisible para la ciudadanía chihuahuense.
Y si bien podría aceptarse que al inicio de cada administración pública, los primeros 100 días de gobierno (expresión fruto de un optimismo verbal) es un lapso de tiempo sumamente corto “para encontrar obras y acciones deslumbrantes”; no por ello “son suficientes para retomar las riendas del gobierno con responsabilidad y empeño y para convocar y alentar a la sociedad organizada a sumarse a los esfuerzos en la construcción de mejores condiciones de vida…”
Sin embargo, las palabras del propio Javier Corral resultan, paradójicamente, aplicables al presente quinquenio de gobierno: “Quisiera sinceramente equivocarme pero, lamentablemente, no se atisba para los próximos años en Chihuahua, un gobierno distinto que nos permitiera acariciar la esperanza de un futuro con porvenir, en armonía y paz; las señales que indicarían ese horizonte no sólo no están presentes, sino que se producen signos contrarios”.
Algunos analistas políticos son coincidentes en afirmar que en las redes sociales en donde se encuentran las críticas de que estos primeros 100 días no fueron los ideales para un inicio de gobierno o para satisfacer las expectativas que se tenían de la actual Administración estatal. Un ejemplo, es el siguiente: “Sinceramente felicitó al Gobierno de Javier Corral por sus primeros 100 días de trabajo y obras realizadas por el bien de Chihuahua, nada más que por favor alguien me diga cuáles son esas obras y trabajos”.
Para el dirigente estatal de Morena, Martín Chaparro, los primeros 100 días del gobierno de Javier Corral es un período de tiempo “sin resultados satisfactorios con el pretexto de que no hay recursos… Por desgracia, los chihuahuenses no hemos encontrado una luz en el camino y este gobierno del nuevo amanecer pues, sigue siendo muy nublado, porque no nos ha demostrado en lo absoluto”.
Las críticas, bastante superficiales por parte de los priistas, dan por hecho que el inicio del Gobierno estatal actual se caracteriza por más imposiciones políticas, más deuda pública, más violencia social, más gasto corriente, más multas, más despidos injustificados, más impuestos, y menos educación y menos empleo.
De igual manera, diversos periódicos digitales asumen que “la enorme mayoría de ciudadanos, hasta los mismos de su partido muestran indignación, descontento, desesperanza con el gobierno de Javier Corral, de quien tanto se esperaba y solo queda la decepción, no solo porque él mismo participó en desobediencia civil en años anteriores… se pensaba que faltaba tiempo para que el Sr. Corral entendiera que ya era gobernador y actuara como tal, y dejara de llorar con que no le dejaron dinero”.
Algunos de ellos, llegan al extremo de afirmar que en estos primeros 100 días de gobierno “no se ve un solo logro, una obra, un discurso que motive, que una a los chihuahuenses… y en donde muestra una ineptitud total”.
A mi parecer, la ‘invisibilidad’ de la actual Administración Pública estatal es consecuencia lógica de dos factores: uno económico, por el reprochable dispendio con que el Gobierno anterior malversó el erario estatal; y otro, político, la manifiesta incapacidad del gabinete corralista para realizar, a corto plazo, obras -no materiales- que no requieren de recursos financieros.
Por desgracia, tal y como nos enseña Luis F. Aguilar, resulta imposible erradicar “los fantasmas del pasado que todavía rondan ominosos por la mente de nuestros funcionarios públicos con el reloj atrasado”, incapaces de transitar a una filosofía democrática como gobierno con capacidad gubernativa, dada su ancestral actitud de supeditar las acciones de gobierno a los resultados de los procesos electorales.

 

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