Javier Cuéllar
2017-01-10
El Acuerdo para el Fortalecimiento Económico y Protección de la Economía Familiar, celebrado entre el Gobierno federal y algunos líderes de las fuerzas laborales y patronales de la República, es un intento político improvisado para cerrar filas alrededor del presidente Enrique Peña Nieto, como una respuesta un tanto cuanto asustada por la reacción de repudio popular al gasolinazo que ha desembocado en serios disturbios, lapidaciones saqueos y rapiñas escenificados en muchas ciudades del país.
Los pormenores del pacto fueron conocidos por los firmantes a escasas dos horas antes de que se celebrara la reunión con los supuestos firmantes que, por lo mismo no les quedaba de otra que adherirse a la petición del primer mandatario sin conocerlo, según trascendió a la prensa.
Sin embargo, el documento no corrige las enormes distorsiones del mercado que provocó el gasolinazo porque el Gobierno Federal no tiene un plan serio para corregir los innumerables dispendios que han provocado la quiebra de las finanzas públicas que el gasolinazo trata de corregir con un aumento desproporcionado de impuestos. Tampoco se corrige el esquema de corrupción que ha hundido al actual régimen en el desprestigio lo cual lo coloca en un plano de ilegitimidad como para justificar el llamado gasolinazo.
Lo cierto es que el golpe inflacionario que provocará el aumento en el precio de los combustibles va a conocerse con mayor nitidez en un plazo relativamente corto de dos meses sin contar que en el mes de febrero están anunciados más incrementos en el precio de los combustibles lo cual haría que la situación de descontento se recrudezca aún más.
Por otra parte, ni los partidos políticos ni los gobernadores de los estados ni la mayoría de las fuerzas vivas fueron convocados a la celebración de ese pacto que a decir de algunos ni siquiera conocían lo cual deja abiertos importantes huecos en lo que pretende ser un cierre de filas en torno al presidente de la Republica que ha sido duramente criticado durante las manifestaciones en contra del gasolinazo.
Podríamos preguntarnos ¿Qué peso específico tienen los factores que sí firmaron el pacto? ¿Se trata verdaderamente de un pacto de alcances nacionales o nada más de incondicionales? ¿Por qué no se convocó a todas las fuerzas que en su momento sí aprobaron la reforma energética y fiscal?
Todo parece indicar que el famoso e improvisado pacto no tiene la solidez que debiera poseer un documento que trata de comprometer a todas las fuerzas políticas del país para sacar adelante el primer resbalón de las reformas energética y fiscal y por lo tanto su viabilidad puede ser muy relativa y no representará un vínculo de unión entre la mayoría del pueblo mexicano.
Da la impresión que el famoso pacto fue un acto político improvisado que no les dio tiempo de cabildearlo y al efecto la Coparmex ha dicho que no conoce a fondo el texto del famoso documento y los mandtarios estatales del país reunidos en la conferencia nacional de gobernadores en la propia ciudad de México se pronunció como desconocedora del escrito.
No aprobamos el ambiente de agitación y violencia lapidaria que se ha promovido contra el gasolinazo, México requiere preservar su paz pública y su estado de derecho para poder generar la actividad laboral que nos llevará a estados de producción que suavicen la aplicación del gasolinazo y conjuren el enorme problema inflacionario que se está provocando por el aumento de los precios de la gasolina.
La ingobernabilidad solamente nos traerá más problemas de los que no soluciona la protesta airada y delincuente. El golpe ya está dado y no habrá quien lo quite porque es clara la intención del Gobierno Federal de sostenerlo y aún de ampliarlo, pero en el año electoral venidero si podremos quitarnos de encima al mal gobierno que nos ha explotado en esa forma.
La inflación es en sí misma un gravamen que van a pagar todas las clases sociales del país y golpeará con especial rudeza a los más depauperados, al margen de cualquier tipo de pacto.