El Diario de Chihuahua
2017-01-09
Caminando a tientas
pacto de bla, bla, bla
Chihuahua.– Si alguna duda quedaba del estado general de aturdimiento en que se encuentra el gobierno de Peña, quedó formalmente despejado durante la firma del Acuerdo para el Fortalecimiento Económico y la Protección de la Economía Familiar, una especie de pacto madridista tropicalizado al presente.
Los pactos de Miguel de la Madrid contenían acciones puntuales para detener la inflación, entonces de tres dígitos, estaban apoyados en la voluntad de dirigentes sindicales, capitanes de la iniciativa privada y el Gobierno, quienes firmaban compromisos específicos a fin de fijar salarios mínimos, precios de productos y servicios básicos. En su tiempo fueron de utilidad, evitaron que el país se fuera por el caño.
El acuerdo de ayer en Los Pinos fue un homenaje a la insensibilidad: hueco, sin acuerdos concretos, vacío de contenido. Y por si fuera menor la superficialidad, trascendió que la Coparmex no firmó el documento, sólo para que usted, amable lector, se percate cabalmente de la inutilidad.
Lo mejor que puede sucederle a Peña es que finalice su sexenio, quizás las medidas sean técnicamente acertadas, pero mientras la corrupción cubra su Administración todo programa emprendido estará destinado al fracaso. ¿Y los gobernadores corruptos? Felices disfrutando sus millones.
Otro hecho que profundiza el hartazgo ciudadano es la indolencia de la clase política, así en general, sin distingo de partidos. Diputados, locales y federales, senadores, funcionarios de los tres niveles de gobierno, recibiendo bonos de gasolina, alimentación, seguros de gastos médicos mayores, celulares –ahí está el iPhone siete y medio de los consejeros del INE– transporte, despensa, bono navideño, de productividad, de asistencia, de buena conducta, de apoyo a sus quehaceres…
La gente se cansa, por lo mismo los considera parásitos levanta-dedos, corruptos por convicción y conveniencia. Tienen razón, sin afirmar que todos son corruptos, algún justo habrá en esta Sodoma, la realidad es que México tiene un pueblo empobrecido y un gobierno rico.
No hay programas efectivos de ahorro, el dispendio los caracteriza y encima los ciudadanos les pagan autos, choferes y gasolina. Por favor, despierten, la gente se cansó de sufrir mientras ellos engordan a causa de sus impuestos, regodeados alimentando un sistema de corrupción en el que todos se cubren entre sí, con independencia del partido al que pertenezcan.
No es que una reducción en esas ofensivas prestaciones mejore las finanzas estatales, en el contexto general son insignificantes. Pero sería un gesto de congruencia que se bajaran sustantivamente los salarios y cancelaran al menos la partida de los combustibles, en lo que se arman de valor y firman un pacto –este sí sería efectivo– de posponer aunque sea temporalmente moches y comisiones ilegales por obras y servicios. Es decir hacer un alto en la corrupción.
Ningún diputado, senador o funcionario de cualquier partido político ha dado el primer paso, menos que lo hagan desde la verticalidad de los partidos y el gobierno –el de Corral incluido– a lo más que llega es a declaraciones sin sustento en los hechos. ¿Quieren acompañar a la gente y recobrar la credibilidad? Empiecen por casa. Patricio Martínez y Lilia Merodio están muy molestos por el gasolinazo, desde los primeros días lo maldecían en privado hasta que más tarde lo hicieron en público.
Patricio incluso envió una carta de reproche al presidente de su partido, Enrique Ochoa. Tampoco los señores senadores han dado ese paso que los aproxime a la credibilidad. En su caso peor tantito, como el resto de los diputados y senadores son cómplices del atraco, pues primero aprobaron sin hacer gestos las reformas de Energía y Fiscal y más tarde la Ley de Ingresos que contiene los detalles del IEPES.
Si en el momento de la votación elevan la voz contra las reformas y la ley, hoy serían campeones de la congruencia y dignos de reconocimiento. No lo hicieron, campantes y felices levantaron el dedo como el resto de sus colegas. Hay que reconocerlo, Javier Corral fue el único de los senadores chihuahuenses que se opuso.
Graciela Ortiz se desligó de la rebeldía en que se encuentran sus colegas senadores. Por intrigas periodísticas de Lilia Merodio –eso se dijo en México– la columna más influyente de El Universal involucró a Graciela en la lista de los tronantes contra Ochoa, pero la senadora pintó su raya por escrito, negando que vaya en esa polla. Les falta un mínimo de congruencia, participaron del chistecito, asuman las consecuencias en lugar de hacerse los ofendidos.