Opinion

¿Consensos sociales amplios o shows mediáticos?

Francisco Ortiz Bello/
Periodista

2017-01-07

El gobernador Corral es un político bastante proclive a la parafernalia mediática de creación, promoción, difusión y posicionamiento de membretes o proyectos que, difícilmente, pueden ser tachados de incorrectos, aunque tampoco signifiquen hechos concretos o resultados tangibles. Una revisión en perspectiva de la historia de su paso por más de 20 años de experiencia legislativa, dibuja con claridad el perfil de un hombre 100 por ciento mediático, producto de la controversia y el debate, por cierto, ésta última, una de sus habilidades más y mejor desarrolladas.
Sus múltiples detractores, tanto al interior como exterior del PAN, coinciden en señalarlo como un político de marcado individualismo, de perfil altamente protagónico, que no trabaja en equipo, de doble discurso, soberbio y sin fuerte base partidista que lo respalde, al menos eso es lo que dicen los “enemigos” que lo conocen de toda su trayectoria partidista, y por eso aclaro que es la versión de sus malquerientes.
También están los que son sus simpatizantes y seguidores, quienes le atribuyen algunas virtudes tales como su intachable prestigio y calidad moral al interior del PAN, que ya es mucho decir, porque si partimos de la base de que los panistas ya son, o deben ser, por definición propia y por doctrina partidista, personas de un elevado nivel de integridad personal, moral y político, pues imagínese quien es reconocido por sus seguidores como alguien que destaca por sobre los demás, precisamente por esas características.
No obstante lo anterior, una de las principales deficiencias que unos y otros, seguidores y detractores, han coincidido en reconocer en Javier Corral, consiste precisamente en su incapacidad, o corta trayectoria, en las lides electorales porque habiendo ganado casi siempre los cargos al interior de su partido, por la vía plurinominal, y siempre en cargos legislativos, existía la duda sobre sus reales posibilidades en cargos ejecutivos obtenidos mediante el voto directo de los electores.
Sin embargo, por la razón que haya sido, en junio del 2016 ganó la gubernatura de Chihuahua con el voto de los chihuahuenses en las urnas, y además por un amplio margen, y en octubre del mismo año asumió la titularidad del gobierno estatal con lo que, más allá de prejuicios o etiquetas preconcebidas, dejó en claro que la sociedad chihuahuense le entregó su confianza para dirigir el rumbo de la entidad, y eso no tiene vuelta de hoja.
En este mismo espacio, en entregas anteriores, hemos abordado lo más analíticamente posible el inicio incierto y trastabillante del gobierno de Corral, más que por sus eventuales incapacidades o inexperiencia personales en la tarea de gobernar, o las de su equipo de trabajo, por haber recibido una administración estatal virtualmente quebrada en sus finanzas y con enormes obligaciones económicas previamente establecidas, además de que se enfocó desde el inicio de su gestión, quizá más que en gobernar, en buscar todo lo negativo de la administración de César Duarte, cosa que además se veía venir de manera casi natural, pero que sin duda le quitó tiempo a él y a todos sus colaboradores cercanos a la hora de ejercer el gobierno.
Superada esa etapa, normal y hasta lógica en todo inicio de cualquier gobierno, las cosas parecían encarrilarse mejor para este 2017 ya con un ejercicio más pleno de su propio presupuesto, sin la presión del tiempo ni de eventos extraordinarios, y con un equipo de colaboradores ya más encarrilados en sus tareas, el año nuevo parecía traer mejores derroteros a la nueva administración estatal, hasta que se atravesó el gasolinazo anunciado en diciembre pasado por la Secretaria de Hacienda y Crédito Público.
Y digo se atravesó, no porque haya aparecido así de pronto, como surgida de la nada, en realidad era una medida previamente anunciada, sino porque pocos previeron los efectos que en realidad traería dicha medida, tanto en lo nacional, como en lo local.
Como la gota que derrama el vaso de agua rebosado, el aumento al precio de las gasolinas literalmente prendió el chispazo –valga la analogía de la expresión– de la irritación ciudadana, llevando las protestas y reclamos a extremos poco esperados y previstos.
La entrada en vigor del incremento al precio de la gasolina, el pasado lunes 2 de enero trajo consigo un descontento generalizado en todo el país, que en Chihuahua se materializó en la toma y bloqueo de carreteras en toda la entidad, o al menos en las más importantes, ocasionando con ello afectaciones cuantiosas e importantes al sector industrial, comercial, médico, turístico y de servicios en todo el estado.
Originalmente convocada por El Barzón de Chihuahua, la convocatoria a protestas y manifestaciones contra el gasolinazo fue creciendo y ampliándose, hasta llegar a reunir a las más diversas organizaciones civiles, sociales, campesinas y de trabajadores, en torno a manifestar su indignación y repudio a la medida del gobierno federal.
Daños económicos por decenas de millones de dólares a la industria maquiladora en la entidad, daños al comercio, ciudades literalmente incomunicadas, y amagos del gobierno estatal por mantener el orden en territorio chihuahuense, llenaron los espacios informativos más importantes durante esos días.
Así es como llegamos a la reunión efectuada, el pasado viernes 6 de enero, y a la que el mismo gobierno estatal ha resaltado como la convocatoria más amplia y plural que se haya tenido en la entidad en muchos años, y quizá cierto, aunque debemos precisar algunos puntos.
Primero, debemos nombrar a los liderazgos que acudieron a dicha reunión efectuada en Palacio de Gobierno. De acuerdo con un boletín oficial participaron los representantes de Chihuahua en el Senado de la República Patricio Martínez, Lilia Merodio, Graciela Ortiz del PRI, y Silvia Martínez del PAN; así como los diputados federales Alejandro Domínguez, Luis Fernando Mesta y su homóloga Hortensia Aragón, del PRI, PAN y PRD respectivamente, además de la presidenta del H. Congreso del Estado, diputada Blanca Gámez.
Por parte de las organizaciones civiles, asistieron Heraclio Rodríguez de El Barzón; Pavel Aguilar de la Unión Campesina Democrática (UCD); el padre Camilo Daniel de Alianza Ciudadana; Leighton Romney del Consejo Estatal Agropecuario; Andrés Valles, representante de los productores lecheros); Javier Jurado de Agrodinámica Nacional; y Edgar Olivas representante de los transportistas. Por parte del obispado, acudió Gustavo Sánchez además del padre Javier Ávila, párroco en Creel.
De igual manera, se contó con la presencia de líderes empresariales como Miguel Guerrero de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (CANACINTRA); Alberto Terrazas del Centro de Coordinación Empresarial (CCE); Cristina Sánchez, del Consejo Nacional de la Industria Maquiladora y Manufacturera de Exportación (INDEX); Sergio Ochoa de Desarrollo Económico; Iván Simental de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC); y Mario Dena de la Industria Maquiladora.
Una vez revisada la lista de los asistentes, en automático surge la pregunta ¿Los que faltaron, por qué no fueron? ¿No fueron invitados o no quisieron ir? Porque hubo ausencias notables en esa reunión.
Faltaron los líderes de otros cultos religiosos ajenos a la iglesia católica. Faltaron los dirigentes de Coparmex, Canaco y otras agrupaciones empresariales. Faltaron los líderes de Morena que, como partido emergente en la entidad, ha ganado posiciones en el Congreso que antes no tenía, y cuyos diputados tampoco fueron invitados. El diputado Pedro Torres me confirmó que no recibieron invitación alguna, y que no obstante eso, habían acordado asistir en conjunto con los diputados panistas pero que, al final, estos se fueron por su cuenta ignorando el acuerdo que tenían.
Y no es que seamos quisquillosos con eso de las representaciones, pero ya que se va a realizar un ejercicio de estas dimensiones, pues se agradece más que sea completo y no con algunas “excepciones”.
Como sea debemos reconocerle al gobernador que es un evento inédito, de amplia convocatoria y representatividad que, por primera vez se realiza en la entidad, y nada deseamos más que sea el primero de muchos otros que permitan grandes acuerdos, no solo en el tema de la gasolina, sino en otros de igual trascendencia e impacto para los chihuahuenses, pero que no sólo sirvan para la foto de los titulares periodísticos, si no que se traduzcan en resultados concretos de acción y beneficio para la sociedad. Por el bien de Chihuahua.

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