Opinion

A favor o en contra del gasolinazo en Juárez

Luis Alfonso Arenal

2017-01-03

Se suman los reclamos de diversos tonos ante la decisión de liberalizar el precio de la gasolina en nuestra ciudad (igual que en otras partes del país). Los incrementos fueron de diferente magnitud en cada región pero todas serán mayores que los aumentos de algunos centavos que tanto escandalizaban en el pasado reciente y que el PRI dio en bautizar como “gasolinazo”.
La verdad es que nada de malo tendría que el actual gobierno continuara con esa política de ajuste salvo por el detalle de que ellos la criticaron en su momento. Y la cuestionaron cuando el ajuste era menor y sin necesidad de haber aumentado el IEPS.
En Juárez habrá una consecuencia específica preocupante: los consumidores volverán a viajar a El Paso, Texas con el propósito de cargar combustible… y ya de paso… comprar la despensa, ropa y otros artículos aprovechando su estancia en la vecina ciudad. Naturalmente que el actual tipo de cambio frenará la fuga de divisas en algún modo, pero si el comercio paseño logra aprovechar la oportunidad que se les brinda con los nuevos precios de la gasolina en México, la fuga de divisas se dará aun con el dólar caro. Si las ventas al menudeo en nuestro país disminuyen, la recaudación fiscal disminuiría y el gobierno tendrá que recurrir a otras medidas. Muchos nos limitamos a ver la ventaja de que podemos comprar gasolina en Estados Unidos con mayor facilidad, pero la fuga de divisas que ello puede causar nos debe inquietar.
Las reacciones en esta región ya han tenido consecuencias lamentables como la muerte de un paisano en la caseta de Sacramento o las molestias por los bloqueos en los puentes internacionales y en carreteras. Hay muchos juarenses varados tratando de retornar a sus hogares pero impedidos por estos inoportunos bloqueos.  Lo irónico es ver organizaciones políticas o partidos que estuvieron a favor de la reforma energética o que apoyaron la reciente reforma fiscal protestando contra una consecuencia de lo que ellos mismos han promovido.  En honor a la verdad, creo que la reforma energética realmente puede incidir en la disminución del precio de los energéticos. Lógica simple: si la oferta aumenta, el precio tiende a reducir. El problema es que estamos hablando de una ley natural de la economía que aplica muy bien a los mercados de competencia perfecta. Claro que cuando hay distorsiones (como monopolios o subsidios por ejemplo) ésta no se cumple de la misma manera.
Es obvio que cuando hay un monopolio, el productor tendrá muy pocos incentivos para reducir el precio por mucho que aumente la oferta. Ya hay quejas de algunos miembros de la ONEXPO de que solamente algunas empresas tienen la capacidad financiera para aprovechar los incentivos fiscales y ofrecer el litro de gasolina a menor precio.
El aumento en el precio de la gasolina (curioso que ahora muy pocos lo llamen gasolinazo) se debe más bien a la reforma fiscal. El gobierno no ha podido reducir ni la corrupción ni el déficit y los recortes son obligados.
Me hubiera parecido sano que el gobierno continuara con la disminución gradual del subsidio a la gasolina aunque no es justo que quienes no poseen un vehículo tengan que subsidiar el consumo de quienes sí lo tienen.
El gobierno nos puede decir con algo de razón que es una medida sana a largo plazo la decisión de liberalizar el precio de la gasolina. El detalle es, como con la mayoría de las reformas estructurales, el cómo se implementa. Los juarenses debemos reconocer esta situación, pero una cosa es liberalizar el precio de un bien o servicio y otra cosa es aumentar la carga fiscal (IEPS).
Sin embargo, tiene cierta lógica que el gobierno haya escogido enero de 2017 para un ajuste tan fuerte: en junio de 2018 nadie se acordará de estos aumentos… o muy poca gente.

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