Sergio Conde Varela
2016-12-08
Los lingüistas saben que el infinitivo es un modo del verbo que no expresa ni números, ni personas, ni tiempo determinado sin juntarse con otro verbo.
Los juarenses, chihuahuenses y mexicanos, sabemos que políticos y gobernantes usan a rabiar el infinitivo.
Cualquier discurso en busca de votos o informe de gobierno a los ciudadanos, utiliza esta forma de expresión que no se compromete con personas, con tiempos determinados, ni números sujetos a comprobación. Los habitantes de estas tierras hemos oído, leído, comentado desechado, ignorado, cientos, miles y millones de frases formuladas por quienes primero aspiraron a un puesto público y después de llegar al ansiado cargo, tomaron en ambos casos el famoso infinitivo.
En efecto, si se tiene la paciencia de revisar unos pocos, no todos porque se puede llegar a la paranoia, mensajes de tal o cual personaje, nos daremos cuenta que hasta el cansancio dicen los aspirantes y después gobernantes, frases entre miles que se utilizan, como las siguientes: Haremos, construiremos, revisaremos, enjuiciaremos, obtendremos, estableceremos, organizaremos, llevaremos hasta el final, triunfaremos (?). Y así hasta el infinito. Una serie interminable de palabras, frases entrelazadas acompañadas de fotografías con el mejor ángulo al momento de pronunciarlas y día tras día sin cansancio alguno, adornar con nuevos términos el lenguaje utilizado.
Esa moda y modo de los verbos de terminar en ar, er, ir y demás, es producto de que nosotros, el pueblo, no le hemos opuesto a ese lenguaje un ¡Hasta aquí!
Por el error de pensar que con esas expresiones se tiene contento y dormido al respetable, ha producido una anemia manifiesta en la transformación de ciudades, estados y porque no decirlo, en la nación entera, por haber sustituido con palabras los hechos, que deben hacerse con capacidad y entrega, pues el gobernante al tomar posesión de su cargo protestó hacerlo.
A lo largo y ancho del país es notable el atraso en obras y servicios públicos, precisamente porque en la agenda diaria de los responsables no está subrayada la palabra actos en lugar de frases.
Desafortunadamente hay mucha holganza y pérdida de tiempo, pareciera que no hay vocación para el servicio público que es diferente del servicio privado, porque este mira a lo propio y el público, a cumplir con lo social. Desafortunadamente algunos de los hombres públicos estiman, con el notable golpe que se le da al desarrollo, que es mejor decir frases qué hacer obras y servicios que se derivan de la función gubernamental y política. Porque hay ignorancia de lo trascendental que es trabajar con una idea fija de cambio que favorezca a nuestras comunidades en las cuales viven nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos.
Lo anterior al no entenderse, es un craso error que ha detenido la marcha de un pueblo creativo desde sus orígenes y lamentablemente ese tipo de pensamiento lo sabemos muchos juarenses. Ha producido tal hecho una apatía en la marcha social y pocos son los que miran de frente los actos del poder público porque según dicen los enterados le tienen no solo miedo sino pavor al poder público, que debería ser, porque así es su naturaleza, servidor de la ciudadanía. Tenemos que quitarles a los gobernantes el uso del infinitivo y hacer que lo cambien. “Hicimos, creamos, construimos, resolvimos, protegimos derechos, cumplimos con nuestro deber”, son los actos que debemos exigir y no los infinitivos que han causado tanto atraso en nuestra Patria y ciudad.
Con estas ideas hemos querido aportar un punto de vista diferente a lo que debe ser la función pública, que es el obligado trabajo de quienes han querido llegar al poder según dijeron para realizar en su periodo actos diversos y no para prometer. Así debe ser y no hay más.