Eduardo Borunda
2016-11-04
Esta semana cumple su primer mes como gobernador Javier Corral Jurado. La miradas de la ciudadanía, sus adversarios políticos y medios de comunicación están puestas sobre sus actividades, su agenda, sus prioridades, sus propuestas de campaña e incluso en su vida familiar.
Es poco tiempo todavía para hacer un balance positivo o negativo de sus acciones, sin embargo pueden darse destellos de sus amarres políticos que a fin de cuentas serán la marca de la casa que lo encumbre o lo destierre del estado grande como ha sido la historia de los últimos gobernadores de Chihuahua.
La historia chihuahuense se ha caracterizado en sus referentes políticos por tener bueno y malos candidatos a la gubernatura, pero también por tener buenos o malos gobiernos estatales. En este nuevo amanecer que despierta para Chihuahua no podemos desearle que le vaya mal al estado y menos al gobernador, ya que ello implica un rebote sincrónico de malestar social. Ni políticamente ni social ni económicamente pudiera sortearse como ciudadanos una nueva fase de quebranto de la sociedad civil pues basta ver el resurgimiento de la violencia escalonada y sistemática que se ha presentado en el mes de octubre.
Las prioridades son evidentes y no escapan a ningún especialista de políticas públicas: seguridad pública, desarrollo económico, desarrollo social y educación. Todas estas áreas sin restar importancia a las otras funciones del gobierno estatal y que merecen todo el apoyo gubernamental, no pueden esperar a ser atendidas o tardar en requerir el trabajo de los encargados del despacho quienes con el nombramiento en mano deben hacer posible precisamente ese cambio que se votó en las urnas del pasado 5 de junio.
Los titulares de estas cuatro áreas tienen una alta responsabilidad frente a la sociedad y son la cara visible del gobierno corralista. Representan la punta de lanza tangible que mediante la evaluación ciudadana estará disponible para ser el antes y después de dos administraciones gubernamentales. En pocas palabras, la percepción ciudadana tiene en estas cuatro secretarías la gran parte del gobierno abierto, de lo que se ve. Empezar una nueva visión del quehacer público no es algo fácil, hay resistencias naturales y el miedo al cambio son piedritas que deberán romper los titulares de las áreas señaladas. La gran pregunta que nos hacemos es ¿Hacia dónde caminará el gobierno de Javier Corral?
En el área de educación tenemos un ejemplo de las resistencias gremiales, la disputa por el control político y administrativo de cada una de las áreas que ofrecen los servicios educativos tuvieron como resonancia la ocupación o “toma” de las instalaciones de gobierno en las principales localidades del estado. Lo anterior muestra el cómo la negociación entre sindicatos de maestros y la Secretaría de
Educación son un eje estratégico que no puede dejar de lado la autoridad. En este punto es importante señalar que el dialogo debe estar por encima de cualquier cerrazón y/o presión extrema. Los negociadores de ambas partes deben tener en claro que está en juego la educación de los niños y niñas y en ello se juega el futuro inmediato de ellos para cerrar la brecha de las desigualdades marcadas por las oportunidades de ingreso al sistema escolar.
La cuestión de seguridad es esencial. No podemos permitir como sociedad que la violencia se apodere de nueva cuenta en nuestras calles. Es urgente la colaboración efectiva de las autoridades municipales, estatales y federales. La expresión ciudadana requiere de acciones conjuntas, coordinación y sobre todo, que la confianza se de entre los entes de gobierno. Si no hay confianza entre las autoridades judiciales los ciudadanos no tendrán confianza hacia ellos. La palabra clave es la coordinación y buscar las salidas que permitan a todos ganar. La seguridad pública es una prioridad inmediata.
Finalmente, el desarrollo económico y el desarrollo social van de la mano. No podemos seguir con empleos mal pagados, una mano de obra barata sólo atrae trabajadores en condiciones de pobreza. Las condiciones sociales no pueden estar siendo resueltas sólo en programas con fines electorales o de clientelismo electoral. Hay que buscar que los ciudadanos tengan la oportunidad de mejorar sus propias condiciones de vida y en ello este sector de gobierno tiene una oportunidad de oro en marcar la diferencia en el nuevo amanecer de Chihuahua.