Cecilia Ester Castañeda
2016-10-26
Los listones rosas tan difundidos a nivel internacional durante el mes de octubre han logrado que el cáncer de mama sea un término escuchado prácticamente por todos. Hasta dónde han sido efectivos para reducir los índices de la enfermedad no lo sé. Sin embargo, como herramientas iniciales de concientización han logrado reunir las voluntades de diversos sectores de la población.
Durante las últimas semanas en la frontera hemos visto esos listones por todas partes: en instituciones públicas —y no sólo las de salud—, en programas de televisión, en pósters, en publicaciones, en caminatas, en prendedores, en desfiles de carros alegóricos, en zumbatones, en comerciales, en jornadas de prevención, en redes sociales, en formaciones humanas… Bueno, a la campaña se han sumado desde sobrevivientes del cáncer de seno y asociaciones civiles hasta funcionarios que bailan o se disfrazan, equipos de futbol y celebridades.
Este nivel de penetración, claro, no nació de la noche a la mañana. Como símbolo rosado de la lucha contra el cáncer, el uso del listón se ha desarrollado paulatinamente a lo largo de 25 años. Su éxito se debe asimismo en gran medida al hecho de que corporaciones internacionales se involucraran en la campaña y al descubrimiento del poder mediático de colaborar en una causa noble por parte de celebridades o empresas en busca de una buena imagen.
Lo anterior no demerita el esfuerzo de todas las personas y asociaciones conscientes —casi siempre a raíz de algún caso muy cercano— de la importancia de promover la educación sobre el cáncer de mama. Pero definitivamente una de las enfermedades con mayores víctimas entre la mitad de la población ha logrado tanto patrocinio comercial no por su impacto en un número creciente de vidas sino, como han señalado críticos, por su naturaleza poco polémica y lo barato de incluir la figura color rosa en la mercancía o la solapa para transmitir así un mensaje de “conciencia social”.
No importa. Si esperamos que todos los colaboradores en campañas de beneficio colectivo participen con completo espíritu de desinterés, de generosidad, nunca se hará nada. Si abogamos por una verdadera filantropía hacia las necesidades comunitarias por parte de cada figura pública o instancia de la iniciativa privada mejor armémonos de una gran dosis de paciencia. Si, por nuestras creencias, consideramos que las buenas acciones se hacen en silencio y deben quedar exentas de cualquier beneficio para quien las realice, entonces nos estamos privando de los incentivos más efectivos para involucrar a gran número de ciudadanos.
Mientras no estemos convencidos del efecto de cada una de nuestros actos en el entorno colectivo — se ha fijado cuánta gente tira basura en la calle?— y el nivel de conciencia social sea bajo siempre faltarán suficientes elementos humanos, financieros, de conocimientos, de relaciones públicas, de acceso, para abordar con algún efecto significativo las necesidades de una comunidad compleja con problemas profundos como Ciudad Juárez.
Total, que no se ganen el cielo esos promotores para quienes sólo importa su propia imagen. Mejor aún, exijamos transparencia, vigilemos la rendición de cuentas por la venta de mercancía rosa y la recaudación de fondos. Pero sepamos qué debemos hacer algo para combatir el cáncer de seno. Según datos de la Secretaría de Salud, es la tercera causa de muerte de mujeres chihuahuenses, la primera entre las de 25 y 60 años.
Promover la autoexploración periódica constituye apenas el comienzo. Como en muchos otros temas de concientización, sin embargo, la abundancia de listones rosados indica la viabilidad de contribuir desde múltiples trincheras en pro de un nivel de vida mejor.
Se trata de una lección muy importante. Ojalá cada persona participe con regularidad en alguna campaña para mejorar su entorno. Bravo por los medios que, más allá de distraer, vender y denunciar, informan. Apoyo a todas las empresa dedicadas también a concientizar o recaudar fondos, aunque lo hagan por pagar menos impuestos. Aplaudo, asimismo, a las celebridades que comparten con causas nobles los reflectores.
Se empieza adoptando un símbolo sencillo, como el listón.