Opinion

El recorte

Sergio Sarmiento

2016-10-24


Ciudad de México—  Casi todos entienden la necesidad de bajar los gastos, pero todos quieren el recorte en los bueyes del compadre.
El gasto neto total que propuso Hacienda para 2017 es de 4 billones 804 mil millones de pesos. En términos reales (descontada la inflación) se trata de una disminución de 1.7 por ciento. Los 51 mil millones de pesos de ingresos "inventados" por los diputados reducen el recorte, pero no lo borran.
En lo global, no es un recorte tan grande. El problema es que una parte importante del gasto es intocable, por lo que hay que afectar más otros renglones. El presupuesto base cero fue una ilusión imposible de aplicar.
Ningún grupo de poder está dispuesto a aceptar una disminución del dinero que recibe del gobierno. Entre quienes se quejan más ruidosamente por los recortes están el gobierno de la Ciudad de México, algunos presidentes municipales, los organismos de administración de agua, los partidos y los líderes campesinos. El sector empresarial afirma que el recorte no es suficiente, pero protesta porque ha afectado más la inversión que el gasto corriente.
La Secretaría de Hacienda afirma que los recortes han dejado intactos los programas con mayores beneficios sociales según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social. El Coneval, sin embargo, encuentra otra cosa en su análisis del presupuesto.
Entre los 83 programas sociales prioritarios, 14 tuvieron un aumento o se quedaron igual, mientras que 67 sufrieron una reducción (dos se fusionaron). Estos programas prioritarios tuvieron un recorte real promedio de 10.1 por ciento, mucho más que el 1.7 por ciento del presupuesto global, mientras que los 69 no prioritarios perdieron 11.3 por ciento, no mucho más que los prioritarios. Cinco programas prioritarios se quedaron absolutamente sin dinero.
El Conacyt, ligeramente prioritario, tuvo un aumento real de 1.5 por ciento. Servicios a grupos con capacidades especiales de la Sedesol, medianamente prioritario, recibirá 2.3 por ciento más. Investigación científica y tecnológica de la Secretaría del Medio Ambiente (Semarnat), ligeramente prioritario, tendrá un aumento de 3.1 por ciento. Formación y certificación para el trabajo de la SEP, medianamente prioritario, gozará de un enorme aumento de 11.7 por ciento, mientras que el Seguro Popular, fuertemente prioritario, sufrirá un recorte de 11.3 por ciento.
Un programa prioritario no cumplirá mejor su función simplemente porque se le arroje más dinero. La eficacia no se mide en este estudio. Tampoco hay claridad sobre si el subsidio federal es la mejor forma de financiar el programa. Agua potable, alcantarillado y saneamiento de Semarnat, altamente prioritario, tiene un recorte brutal de 73.2 por ciento real, pero los municipios y la Ciudad de México han sido omisos en el cobro del agua a usuarios.
El gobierno federal necesita recortar el gasto. La caída del peso y las alzas en las tasas nacionales de interés señalan la desconfianza de los inversionistas ante una deuda pública que crece con velocidad. El costo financiero de la deuda es el rubro de gasto que más aumenta, 18.9 por ciento en 2017. Si no se recorta el déficit, el pago de la deuda pública se volverá inmanejable, como en la década de 1980.
Sin embargo, el recorte podría ser más racional. El problema es que en México siempre obtiene más dinero público el que más chilla o el que tiene manifestantes más belicosos, no el que más lo necesita o el que mejor lo puede aprovechar.

Programas sociales
¿Cuántos programas sociales tiene el gobierno federal? Según el Coneval, en 2011 había 5,010. A pesar de eso, la población en situación de pobreza pasó de 46.1 por ciento en 2010 a 46.2 en 2014, aunque la de pobreza extrema sí bajó de 11.3 a 9.5 por ciento.
Twitter: @SergioSarmiento

 

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