Opinion

¿Fin del mal siglo?

Sergio Sarmiento

2016-10-23

Ciudad de México—  Ser un fanático de los Cubs, los Cachorros de Chicago, es estar condenado a las decepciones. La última aparición del equipo en la Serie Mundial fue en 1945. Su último triunfo en la Serie tuvo lugar en 1908. En el 2000 los seguidores empezamos a usar camisetas que decían: "Cualquier equipo puede tener un mal siglo."
Durante un momento en 2003 pareció que el equipo regresaría a la Serie Mundial. El 14 de octubre el equipo jugaba el sexto juego de la serie de campeonato de la Liga Nacional contra los Marlins de Florida. El triunfo parecía al alcance de la mano. La serie estaba 3 juegos a 2 a favor de los Cachorros. Una sola victoria colocaría al equipo en la Serie Mundial. El encuentro era en el mítico Wrigley Field del norte de Chicago.
Los Cachorros llegaron a la octava entrada con una cómoda ventaja de 3 carreras a 0. Cayó el primer out, faltaban cinco para el triunfo. Luis Castillo de los Marlins bateó un foul al sector izquierdo. Moisés Alou, el jardinero, avanzó con rapidez para atrapar la pelota y conseguir el out; pero Steve Bartman, un fanático con gorra del equipo, estiró la mano y le robó el out a Alou, quien enfureció contra él como todo el estadio.
El momento marcó un sorprendente cambio de rumbo de la suerte. Los Marlins anotaron ocho carreras en una entrada y dos tercios y ganaron el juego. En el decisivo séptimo juego, la noche siguiente, los Marlins vinieron de atrás para ganar el campeonato de la Nacional y el pase a la Serie Mundial.
Bartman fue objeto de una verdadera persecución por parte de los fanáticos. Años después Alou declaró: "Lo curioso es que no hubiera atrapado la bola de cualquier manera."
Sea lo que fuere, los Cachorros quedaron una vez más en la antesala. Muchos recordaron la maldición de la cabra: en la Serie Mundial de 1945, Billie Siannis fue expulsado junto con su cabra del Wrigley Field. Durante décadas se atribuyó la mala suerte del equipo a esta expulsión, como después al incidente de Bartman, pero la verdad es que un equipo que no ha ganado la Serie Mundial desde 1908 seguramente carga más de una maldición.
Cuando cayó el último out del juego contra los Dodgers este 22 de octubre, y los Cubs ganaron su pase a la Serie Mundial, no pude evitar saltar como loco en el bar en que me encontraba. Supongo que la gente pensó que estaba más loco que la cabra de Billie Siannis. Alguno sugirió que el triunfo y el pase a la Serie Mundial fueron un regalo de los Cachorros por mi cumpleaños del 23 de octubre.
Para muchos intelectuales y activistas políticos el deporte masivo es una pérdida de tiempo o un complot de los poderosos para mantener a los pobres bajo control. A mí me parece un mecanismo con el que las sociedades contemporáneas transforman los ánimos de competencia y violencia que son parte del ser humano y que en su momento ayudaron a la preservación y multiplicación de la especie. El deporte masivo genera emociones y un importante sentido de pertenencia a una comunidad. Un triunfo provoca un ánimo positivo, pero las derrotas se convierten en tragedia. El deporte masivo se ha convertido en un sucedáneo de las guerras de otros tiempos.
Yo entiendo que es una tontería; pero en las noches de juego de la Serie Mundial, que empezará este martes 25, será difícil encontrarme lejos de un televisor. Desde 1945 no me sentía tan nervioso. De la celebración de 1908, realmente ya no me acuerdo.

Oseznos
Ni siquiera deberían ser Cachorros en español. Un cub es un cachorro de perro, pero también un osezno de oso, y el equipo tiene un osezno en su emblema. Pero si me pusiera a gritar en favor de los Oseznos de Chicago en la Serie Mundial, me mandarían al mismo lugar al que en 1945 mandaron a Billie Siannis y su cabra.
Twitter: @SergioSarmiento

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