Opinion

Ni tanto que queme al santo…

Francisco Ortiz Bello/
Periodista

2016-10-22

Todos los extremos en la vida son perjudiciales por definición, y aunque encontrados, terminan tocándose entre sí, lo que los convierte precisamente en eso, extremos, límites, fronteras a veces sin retorno. Es igual de extremo un conservador ultraderechista, que un furibundo liberal de izquierda, ambos son igual de radicales, fundamentalistas, supremacistas, dogmáticos e irracionales.
Para el caso da igual si se defiende una u otra postura, sea esta académica, política, religiosa, social o doctrinaria, cuando quien la defiende se cierra a la sinrazón, la intolerancia y la exclusión, posturas extremas todas, que impiden su satisfactoria interrelación con la sociedad.
Por eso la sabiduría popular ha descifrado correctamente el código que desenreda el más apretado nudo, y acerca las más encontradas posturas: “Ni tanto que queme al santo, ni tanto que no lo alumbre” o lo que es lo mismo, todos los extremos son malos; ya sea para un lado, o para el otro.
Caemos en la cuenta de esta reflexión, a propósito de lo que está ocurriendo en la vida política del estado y de nuestra ciudad, porque los actores políticos y sociales han incurrido, todos, en peligrosos y amenazantes extremos que podrían, eventualmente, complicar las cosas innecesariamente.
Empecemos por analizar la despiadada crítica a la que han sido sometidos, tanto Javier Corral en su calidad de gobernador del estado, como Armando Cabada en su investidura de presidente municipal de Juárez, ambos han probado ya la hiel de la desaprobación y crítica social a muy escasos días de su inicio de gestión.
Aunque, en honor a la verdad, hay que decir que la mayoría de estas críticas han sido impulsadas desde diversas trincheras, más o menos camuflajeadas, de la oposición político-partidista, particularmente el recientemente derrotado PRI y queriéndolas hacer pasar como ciudadanas, con el fin de empezar a mermar –de una vez– las simpatías que los panistas creen que conquistaron en las pasadas elecciones.
¿Qué les critican? Bueno, a cada uno le señalan temas específicos dependiendo de su ámbito de acción, pero en común a los dos nuevos gobernantes la crítica se ha centrado en tres temas: la designación de funcionarios, el cumplimiento de promesas y el estilo de hacer las cosas.
En ambos casos, tanto Cabada como Corral, han incurrido en sendas pifias semejantes a la hora de designar a sus colaboradores de primer nivel, y no tanto por adelantar juicios sobre quienes han designado, sino porque en todos los casos ha sido evidente su desapego a la vox populi, lo que no necesariamente es malo, pero sin duda ha generado descontento aun entre quienes los apoyaron.
Específicamente, en el caso de Juárez, han ocasionado “ruido” las designaciones de Jorge González Nicolás y Pablo Ernesto Rocha al frente de la Secretaría de Seguridad Pública y de la Policía Municipal, respectivamente. Ambos, por considerarlos estrechamente vinculados al ex gobernador César Duarte.
En el caso del gobierno estatal, desde el principio se cuestionó el nombramiento de Javier Benavides al frente de la Policía Estatal Única, nombramiento que quizá hubiese pasado desapercibido para la sociedad en general, de no ser por la enérgica reacción del ahora coordinador de Comunicación Social, el periodista Antonio Pinedo quien, ante la designación de Benavides, puso en el escritorio del gobernador su renuncia, ya que hace 16 años el jefe policíaco lo demandó y metió a la cárcel, por un artículo que se publicó en la Revista Semanario –propiedad de Pinedo– y en el que se señalaban los vínculos de Benavides con grupos del crimen organizado.
También ha sido cuestionada la presencia de Rubén Chávez en el gabinete estatal, como titular del área agropecuaria y del campo en general, ya que este hombre ha sido extremadamente vinculado a grupos, nacionales e internacionales, que impulsan y promueven el uso de transgénicos, pese a su tajante prohibición en México.
Total, que cada uno de los nuevos gobernantes ha tenido sus deslices en el tema de las designaciones de funcionarios. No sobra decir que, en este tema de la conformación de equipos de trabajo, es bastante habitual que se cometan pifias, aunque luego, con el tiempo se puedan corregir.
Vale la pena destacar que, en un estricto e imparcial análisis, desde mi punto de vista el problema no radica tanto en los nombres de los designados, ni en si son los adecuados o no, eso sólo con el tiempo se sabrá. El verdadero problema radica en las formas que se han utilizado, en uno y otro bandos, para lidiar con el tema.
En el caso de las designaciones de González Nicolás y Pablo Rocha, éstas fueron motivo de un “congelamiento” en las relaciones estado-municipio, que si bien iniciaron durante el periodo de la transición, con muy buenos augurios por la cercanía y hasta amistad que tanto Corral como Cabada presumieron, no duraron más allá de los primeros instantes de la toma de protesta del segundo, momento en el que se conoció la ratificación del ex fiscal general del estado por parte de Cabada, al frente de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal.
Pero hubieron de transcurrir dos largas semanas, con todos sus días y horas, para que nos enteráramos bien a bien de cómo habían ocurrido las cosas. Resulta que sí hubo una petición formal del gobernador del estado, hasta en cinco ocasiones y por escrito, según lo dijo el mismo Corral en rueda prensa el pasado viernes aquí en Juárez, para que se revisara el nombramiento del licenciado González Nicolás.
De acuerdo con el gobernador Corral, la diferencia entre los nombramientos que él ha realizado, y los que hizo Cabada, estriba en que los funcionarios que ha designado en todas las áreas de seguridad y administración de justicia, han pasado el filtro del Sistema Nacional de Seguridad Pública, incluido por supuesto el respectivo examen de control de confianza, a diferencia de los que realizó Armando Cabada, ya que aseguró Corral que ni González Nicolás, ni Pablo Ernesto Rocha, han aceptado pasar dichos filtros, pero no sólo de ahora, sino que no lo han hecho en toda su trayectoria como servidores públicos, lo que de suyo es efectivamente grave.
El tema de la seguridad es particularmente delicado, sobre todo ante el repunte de homicidios que se ha presentado durante el último año en la entidad. No cabe la menor duda de que se requiere de una muy estrecha coordinación entre los tres niveles de Gobierno, para lograr un resultado aceptable que toda la sociedad desea, es por ello que este distanciamiento o diferencia entre el gobernador y el alcalde debe ser zanjado a la brevedad, para que encuentren los espacios de acuerdos comunes, aun a pesar de sus diferencias.
El gobernador debe respetar la autonomía e independencia municipales, a pesar de que pudiera estar en lo cierto en sus apreciaciones, y sobreponerse a ese diferendo para buscar la coordinación necesaria. También el alcalde debe reconocer la investidura del gobernador que, sin ser su jefe, tiene una investidura y peso político dignos de ser considerados.
Por lo pronto, el pasado viernes ya por la noche, hubo un primer acercamiento ente Corral y Cabada del cual se espera surjan acuerdos positivos en bien de los juarenses.
También es cierto que las protestas de maestros y camioneros del transporte urbano, que claramente pretendieron desestabilizar el inicio del gobierno de Corral, provienen del mismo origen, tienen el mismo sello: son grupos filo priístas que, evidentemente, le están apostando a la desestabilización política y social el perjuicio de los nuevos gobernantes.
Por otro lado, sin embargo, debemos consignar que la respuesta a todos estos conflictos y crisis en el incipiente gobierno, no ha sido precisamente la mejor. En general, tanto el gobernador como sus colaboradores, se han replegado y pertrechado en los muros de sus oficinas, permitiendo que crezca la “rumorología” y la crítica infundada, en todos los casos, olvidándose de que, ante la falta de información verídica, oficial, se da paso a la especulación, la especulación da paso a las percepciones sociales y, las percepciones sociales, pueden destruir las más encumbradas imágenes y los más sólidos prestigios. Luego no digan que nadie se los advirtió. 

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