Opinion

Rechaza AMLO acercamientos de Corral

GPS

2016-10-20


El maniqueísmo político de López Obrador no admite excepciones, ayer lo corroboró desde Ciudad Juárez calificando de corruptos a César Duarte y Javier Corral, con la única distinción entre ambos de que uno es cínico y el otro hipócrita o mojigato.
Invariable su estrategia; los que no están conmigo, están contra mí.
Abandonado del poder, con Duarte todo se vale, es el árbol caído del que ahora
muchos pretenden hacer leña, normal e irrelevante cargar la mano sobre su lomo. Es diferente con Javier Corral, autodefinido como panista de izquierda. De diversas
maneras intenta enviar el mensaje de que camina independiente a “las mafias” del
poder, que lo metan en el mismo saco calienta.
La conducta política de Javier Corral denota un deliberado acercamiento a los
principios políticos de López Obrador: populista tirando a iluminado –recuerde el
“vayan por todos los rumbos…”- de honestidad juarista, sobrio en su persona,
combatiente contra las mafias fácticas, reiterativo en su convicción democrática.
Además asume y actúa en razón de compromisos con la izquierda más lopista. Ahí
están los nombramientos en la Seech, hoy motivo de conflicto con su gobierno, en la antigua Tarahumara, entregada indirectamente al sacerdote Javier Ávila, el Pato, la incorporación como asesor de Félix Muñoz, candidato perdedor de Morena, la
Secretaría de Desarrollo Social para Víctor Quintana, exrepresentante de Morena en Chihuahua.
Es evidente que Javier Corral pretendo imitarlo, por lo mismo postula con orgullo su convicción ideológica. Sin embargo sus acercamientos no ablandan el endurecido
corazón del tabasqueña, pues vine de visita al estado y en lugar de mandarle una flor, aunque sea furtiva, lo azota asociándolo a la “mafia”, de la que tanto intenta
distinguirse el gobernador.
López Obrador no perdona que Víctor Quintana lo haya dejado para ir a la campaña de Corral ni que su candidato en la pasada elección, Félix Muñoz, también aceptase
la invitación de ir a gobierno. Severos e inapelables los juicios del mesías.
No obstante su proyecto sigue creciendo. Trascendió que ayer celebró una cena en
esta capital –en una de las torres de departamentos- donde habrían asistido
empresarios, activistas, académicos y priistas conocidos, célula con la cual pretende crear o consolidar el “sector tricolor” de Morena.
Al ver el PAN estancado y que el PRI se desmorona, los privilegiados de la sociedad empiezan a ver en López Obrador el medio más seguro para continuar en la cima del poder. No sabe a lo que se atiene, quienes lo conocen dicen que es más dictador que Hugo Chávez y tan populista que Alán García o Evo Morales.
A ningún acuerdo llegaron César Jáuregui y Jorge Doroteo Zapata durante la primera reunión donde la crisis del transporte era tema central de discusión. El líder cetemista, reportan, mantuvo su postura desafiante midiendo al nuevo Secretario General de Gobierno, y éste sostuvo la postura de resolver el problema lo antes posible, con o sin la participación de la CTM.
Zapata sintió el primer apretón, tampoco se doblegó, por eso sus declaraciones amenazantes sobre convocar a paro general de labores. Es su manera histórica –no sabe de otra- de meter más presión en la crisis del transporte, a efecto de que sus representados conserven las rutas alimentadoras, de modo que él pueda conservar control.
El “güero” Lozoya, su lugarteniente, así lo planteó por separado. Pidió que les dejen las rutas alimentadoras y el Gobierno se quede con la troncal, solución muy cara para los usuarios, pero altamente rentable para los transportistas amargados y promotores del complot.
Con las posturas radicalizadas, lo que sigue es la requisa, el retiro de concesiones a
los transportistas que alimentaron el paro y las descomposición del sistema. Ello
implicaría abrir una carpeta de investigación contra Lozoya y obligar a los dirigentes de las otras organizaciones, principalmente Permisionarios de la CTM y la Cooperativa de la CNOP, a realizar asambleas extraordinarias para renovar sus
dirigencias.
En otras palabras plantean que los insurrectos paguen su desafío con la pérdida de la concesión y sus dirigentes que además sean destronados.
El desenlace de la crisis apenas empieza, los próximos serán días intensos, pues la
mafia no entregará el control de sus rutas sólo porque así lo dijo el gobernador, al
contrario, para ellos es una pelea de todo o nada.

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