Opinion

La pesadilla

Sergio Sarmiento

2016-10-20


Ciudad de México—  Como todas las pesadillas burocráticas, ésta empezó con las mejores intenciones. Las autoridades ambientales federales y capitalinas lanzaron este 2016 un nuevo sistema de verificación vehicular, supuestamente para reducir la contaminación del aire y evitar la corrupción. El resultado ha sido un aumento brutal en el tiempo y esfuerzo para completar el trámite.
Esta semana la Secretaría del Medio Ambiente de la Ciudad de México (Sedema) anunció que las verificaciones sólo se harán con cita previa. La medida busca aliviar la saturación que ha hecho que los automovilistas tengan que pasar horas esperando a ser atendidos.
Con citas o sin ellas, el sistema parece fallido. El uso de las computadoras de los vehículos para facilitar la verificación y evitar la corrupción tuvo problemas desde un principio. Los sistemas no permitían la aprobación de muchos vehículos nuevos, no porque los autos no estuvieran en buenas condiciones, sino porque no habían rodado lo suficiente. La recomendación a los conductores era que salieran a rodar los vehículos (y a contaminar) durante cuando menos 100 kilómetros tras lo cual el vehículo sí era aprobado. El nuevo sistema dejó sin servicios de verificación a estados como Morelos, cuyos verificentros no tenían los equipos necesarios para el proceso, por lo que hoy los vehículos de ese estado tienen que verificar en la Ciudad de México.
Los verificentros se saturaron de inmediato con los nuevos procedimientos, pero la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, la Profepa, aumentó los problemas al cerrar más de 200 líneas de medición. Estos cierres se hicieron, hasta donde puedo ver, por razones burocráticas, por simple falta de papeles, más que por faltas sustantivas.
La Sedema ha negado que haya un problema de saturación. Según la secretaria, Tanya Müller, los verificentros están vacíos a principios de mes, pero se llenan en las semanas finales del plazo. Si se acude a tiempo, dice, el trámite no debe llevarse más de 20 minutos.
No es lo que dicen los usuarios, que cuentan verdaderas historias de horror. El sistema de citas, en lugar de mejorar las cosas, las ha empeorado, por lo menos hasta ahora. A los automovilistas se les ha pedido que primero hagan fila para obtener la cita; pero como cada verificentro tiene un número limitado de lugares, muchos de los que pasan horas formados no reciben la cita y tienen que formarse otra vez al día siguiente para obtenerla. Por eso hay colas desde las 5 o 6 de la mañana. Ya con la cita, el auto muchas veces no puede rebasar a los que ya están formados y tiene que volver a esperar un tiempo largo para la verificación.
La Sedema ha señalado que a partir de ahora las citas serán obligatorias y que se podrán hacerse por internet o vía telefónica. Varias personas me dicen, sin embargo, que nadie contesta los teléfonos. Las citas, por otra parte, se conceden cuando quiere el verificentro. Para muchos esto significa perder un día de trabajo.
A los políticos no les preocupa porque tienen choferes, pagados por el gobierno, que realizan todo el proceso. Para la mayoría, en cambio, la verificación se está convirtiendo en la peor de las pesadillas burocráticas. Al ciudadano le cuesta dinero, malos tratos y mucho tiempo.
Como siempre que se crea una burocracia, empieza ya a surgir un sistema de corrupción. El soborno ya no se da para que el vehículo pase la verificación, sino para que se le permita saltarse la cola. No parece una mejoría.

Sólo si gano
Ayer Donald Trump declaró en Delaware: "Voy a aceptar totalmente los resultados de esta gran e histórica elección. si yo gano." Curioso. Trump dice odiar a los mexicanos, pero sus posiciones las copia directamente de nuestros políticos.

Twitter: @SergioSarmiento

 

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