Francisco Ortiz Bello/
Periodista
Recientemente, y a raíz del triunfo de Jaime Rodríguez “El Bronco” en Nuevo León, en junio de 2015, se han puesto de moda los candidatos independientes o sin partido pues, porque eso de independientes la verdad suena a engaño, a verdad a medias, a atole con el dedo. Veamos por qué.
Cualquier campaña electoral, con miras a obtener un cargo de elección popular requiere de una estructura organizacional mínima, y de una infraestructura operativa máxima, que no cualquier ciudadano común y corriente puede tener, porque exige de cuantiosos recursos económicos para su conformación, o bien, de apoyos en especie en ambos sentidos.
Resulta pues impensable, por inviable, que un ciudadano pueda acceder al poder tan sólo porque existen las candidaturas independientes ya que, para participar mediante este esquema en un proceso electoral, es necesario contar con la mezcla adecuada de recursos económicos, conocimiento y experiencia en campañas electorales, así como en recursos materiales y humanos apropiados para tal tarea. De otra forma, el resultado será totalmente previsible: el fracaso.
Por tanto, la supuesta independencia de un candidato sin partido es poco menos que una quimera, si aplicamos el significado de la misma en su más pura acepción, que es: no depender de nadie. Sin embargo, en aras de darle su justo significado, los candidatos sin partido político han venido a revolucionar el mundo de la política y de las elecciones, aunque si bien no hay todavía un gran número de gobernantes “independientes”, poco a poco se ha ido generalizando la participación y su triunfo en procesos electorales.
En 2015, para ilustrar un poco el comentario anterior, participaron 125 candidatos que no contaron con el respaldo de un partido político. De ese total, 71 compitieron para una alcaldía o delegación; 29 para diputados locales; 22 para diputados federales y tres para gobernador. Y bueno, pues el resultado ya todos lo conocemos. Sólo tres de esos 125 obtuvieron el triunfo en las urnas, es decir, apenas el 2.4 por ciento logró su objetivo.
Como podemos apreciar en este análisis numérico de porcentajes, en las elecciones federales del 2015, se podría considerar un rotundo fracaso la participación de los candidatos sin partido. Sólo consiguieron ganar Jaime Rodríguez, El Bronco, como gobernador en Nuevo León, Manuel Clouthier como diputado en Sinaloa y Pedro Kumamoto una diputación local en Jalisco.
Justo, aquí en Ciudad Juárez, vivimos una muy mala experiencia con un candidato “independiente” a diputado federal, por el distrito 03, quien no sólo hizo un mal papel como candidato a legislador, sino que también se vio envuelto en constantes y catastróficos escándalos, más relacionados con su vida privada y su adicción a las bebidas alcohólicas y francachelas, que a sus posturas políticas o ideológicas. De hecho, no se conoció postura alguna en ese sentido.
Un exfuncionario público del SAT, de nombre Sergio Rivera Figueroa, logró validar una candidatura “independiente” ante el INE por el distrito 03 de Ciudad Juárez. Sin embargo, sus constantes altibajos en campaña y los escándalos que ya comenté previamente, más sus pleitos y amenazas a medios de comunicación y periodistas de la fuente política, pegaron duro en el ánimo de sus seguidores y ni siquiera pudo refrendar, en votos, el número de firmas de apoyo que obtuvo para lograr su candidatura. Fracaso total.
Tan mala fue la actuación de Rivera Figueroa que, actualmente, está sujeto a diversos procesos de orden administrativo y penal por parte del INE y de la Fepade, en virtud de que no comprobó casi la totalidad de los recursos que recibió para su campaña. Poco más de un millón 200 mil pesos de acuerdo con el INE.
No obstante, el triunfo de El Bronco en Nuevo León, le dio bastante lustre a esta figura inédita en la vida política de México. Así fueron pues las elecciones federales del 2015, en relación con las candidaturas independientes.
Este año, las cosas fueron distintas con esta novedosa figura electoral en un proceso de elección totalmente local. En Parral y en Ciudad Juárez, obtuvieron el triunfo dos candidatos que también lograron su participación por esa vía y fueron triunfos nada despreciables ya que se lograron en dos de las ciudades más importantes del estado.
De hecho, Ciudad Juárez es considerada la más importante de la entidad, aún por encima de Chihuahua que, de no ser porque es la capital, sería la segunda en importancia.
Ya ambos presidentes municipales, sin partido político han entrado en funciones, y lo que se percibe, a casi una semana de su llegada al poder, es que las expectativas de la gente podrían rebasar la realidad de sus logros, y no por incapacidad, deficiencia o malos gobiernos, lo que aún es imposible juzgar, sino porque es tal el tamaño de los rezagos y la problemática de cada ciudad, y tan grande la esperanza ciudadana, que se antoja punto menos que imposible que puedan satisfacer tales expectativas de la ciudadanía.
Sin embargo, y esto es algo que no podemos soslayar, ahí está la confianza ciudadana depositada en estos gobernantes que no requirieron de un partido político para llegar al poder, confiando en que harán mejor las cosas y que lograrán desterrar las viejas prácticas de la política, mismas que han llevado a esta reprobación social hacia los partidos.
Sin querer pasar como “aguafiestas”, pesimista o agorero del desastre, debo comentar que el caso de “El Bronco” puede resultar muy aleccionador y emblemático para los chihuahuenses porque, habiendo llegado con una gran aceptación social, prácticamente aclamado, a un año de distancia podemos concluir, con cifras, datos y testimonios reales, que “El Bronco” se está convirtiendo –a pasos agigantados– en una gran decepción para los neoloneses.
Recientemente tuve la oportunidad de hacerle directamente, a Jaime Rodríguez, algunas preguntas sobre este tema. Durante un evento en el Centro Cultural Paso del Norte, al cual fue el invitado de honor al mensaje que Armando Cabada emitió a los juarenses con motivo de su toma de protesta como alcalde de la ciudad.
Le pregunté al Bronco qué pensaba del desencanto que existía en Nuevo León hacia su gobierno, le cuestioné sobre los cada vez más constantes reclamos que le hace la gente en sus redes sociales, y por supuesto, sobre Rodrigo Medina, el ex gobernador del estado al que prometió meter a la cárcel durante su campaña.
En sus respuestas pude percibir a un político de los mismos de siempre que, ante las evidencias incontrovertibles, se cierran a una visión muy particular de las cosas. Percibí a un hombre calculador e inteligente que utiliza a su favor cualquier argumento, aunque este no le favorezca, que sabe cuándo atacar y cuándo defender, que utiliza muy bien la retórica típica de los políticos. Un político como cualquiera otro pues. No pude percibir por ningún lado al ciudadano común y corriente que, se supone, debería estar encarnando.
A quien tenga interés en escuchar la entrevista completa, la puede encontrar en https://youtu.be/tPwYwlHNHnc, son unos breves instantes de conversación con “El Bronco”, pero que me dejaron al final muy claro que ni es independiente, ni es un ciudadano común y corriente.
Pero volviendo al tema que nos ocupa, que es la ciudad en la que vivimos, ojalá que Armando Cabada no haga caso de las recomendaciones que le hizo su amigo el gobernador de Nuevo León, porque si no pronto lo veremos peleando y atacando a reporteros, algo que no se espera de él precisamente por su origen como comunicador y periodista.
En esto de las candidaturas independientes, aún queda mucho por escribir y analizar, vienen las elecciones presidenciales del 2018 y, de acuerdo con algunas tendencias y opiniones, será un candidato sin partido quien tenga grandes posibilidades de ganar esa elección, lo que aún está por verse, por lo pronto, aquí en nuestra ciudad Armando tiene la histórica oportunidad, no solo de haber sido el primer candidato sin partido político que gana la presidencia municipal, sino de reivindicar positivamente esa figura para que la ciudadanía de verdad crea en los “independientes” y deje de adorar a los “broncos”.