Opinion

Cabada y Corral, ¿Somos prioridad?

Luis Alfonso Arenal

2016-10-14

Ya iniciadas las gestiones del gobierno estatal (gobernador y Congreso) así como de los ayuntamientos, conocimos los diferentes equipos de trabajo.
Tanto en el gabinete de Javier Corral como en el de Armando Cabada hay nombramientos polémicos como algunos que varios recibimos con agrado. En honor a la verdad, en ambos casos superaron mis expectativas por lo que no me puedo quejar.
Como ya es costumbre, los nombramientos más polémicos tienen que ver con las corporaciones policiacas. Deberíamos discutir sobre cuál es el perfil que debe tener un jefe policiaco, dado que ya se pueden escuchar las posturas más opuestas: desde los que casi proponen cerrar todas las iglesias y convertir a sacerdotes, monjas y pastores en policías hasta los que dicen que “para que la cuña apriete, debe ser del mismo palo”.
A final de cuentas, si dicho nombramiento es responsabilidad del Poder Ejecutivo local (o del presidente municipal), es éste quien debe hacerse responsable de estas decisiones y someterse al escrutinio de la sociedad.
En aras de democratizar y poner contrapesos en este tema, es que se impuso el procedimiento de que estas designaciones sean de consenso.
En principio me parece positivo, pero ello implica que tanto diputados locales como regidores compartan una parte de la responsabilidad en este tema. En ambos casos deben revisarse sus antecedentes para tener una idea de cómo podría ser su desempeño en el futuro inmediato como el desempeño de Benavides en Juárez o el seguimiento a la denuncia por el PMU en el caso de González Nicolás.
Este tema me recuerda cuando Salinas de Gortari designó a Manuel Barlett como titular de la Secretaría de Educación Pública. La noticia fue recibida con sorpresa en el país y con indignación por muchos aquí en Chihuahua.
Esta resolución difícilmente hubiera “transitado” en un sistema parlamentario, pero en un sistema presidencialista no requirió mayor trámite. La libertad de formar un equipo de trabajo no debe estar reñida con la rendición de cuentas.
Ahora bien, regresando a la esfera local y municipal, parece que estas nominaciones han generado roces en una relación que parecía empezar en muy buenos términos.
Hay reclamos por la ausencia del gobernador en la toma de posesión del Ayuntamiento de Juárez pero esto es fácil de entender por la cercanía en tiempo de otras sesiones solemnes de otros ayuntamientos. De hecho, Javier Corral estuvo presente en ceremonias de ayuntamientos de diferente origen partidista.
La verdad es que yo considero que hay aspectos más importantes que la presencia física de una persona o su alejamiento. De hecho, la relación personal entre un alcalde y un gobernador debería ser algo de menor relevancia y la marcha de los asuntos públicos no debería depender de las filias y fobias de uno o del otro.
Para mí es más importante, por ejemplo, que la JMAS y Transporte se municipalicen o que nuestra ciudad reciba un porcentaje mayor de los recursos que aquí se recaudan.
Si hay química entre el gobernador y el alcalde, o entre el gobernador y el presidente, es algo bueno. Pero la calidad de los servicios públicos no debería depender de ello. Aquí es donde deben entrar precisamente los contrapesos institucionales y los informales.
No sólo los regidores y diputados locales tienen un papel importante aquí, sino las cámaras y sindicatos, las organizaciones de la sociedad civil y los colegios de profesionistas, los partidos políticos y las universidades.
En un Estado de Derecho debe ser irrelevante si el otro “me cae gordo” o no. Debería ser irrelevante si el gobernador o el presidente de la república es originario o no de esta región. Igual sucede con dirigentes de una organización madura: es bueno que haya una buena relación personal pero no es indispensable.
Quiero cerrar mi colaboración comentando algo positivo: las sesiones de Ayuntamiento por fin se realizarán en un horario más accesible a la mayoría de los ciudadanos – a las 19:00 horas, el primero y tercer jueves de cada mes–.  Bien.

 

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