Opinion

Alergias y salud pública

Samuel F. Velarde

2016-09-26

En nuestra ciudad, las transiciones de clima aunado al polvo y a otras características ambientales, ha provocado desde hace años que sus habitantes padezcamos alergias. Sin embargo esta contrariedad se agudiza cada vez más, convirtiéndose en un problema de alto riesgo en lo referente a salud pública en nuestra frontera.
De alguna manera los habitantes de Juárez conocemos que cada temporada de transición de clima, muchos de nosotros somos vulnerables a este fenómeno. Cada quien se las ingenia o remedia su malestar como mejor pueda, desde ingerir loratadina, hasta remedios caseros contra la comezón, el escurrimiento nasal, ojos irritados y los más graves contra el asma, la gente lo combate con salbutamol, hay personas que intentan combatir el asma (o dicen curarse) con varias clases de chiles en polvo. Es decir, la sintomatología de las alergias se ataca de acuerdo a la información y recursos que se tenga, obviamente la mayoría fuera del cuadro clínico del experto, es decir, del médico.
El problema fundamental es que la mayoría asumimos la alergia como algo pasajero, que se irá cuando el clima se estabilice, en otras palabras dejamos el malestar en manos de las circunstancias y no acudimos al alergólogo o al médico general por varias razones: ignorancia, apatía, falta de tiempo y recurso económico, sin embargo cada vez se problematiza más la situación.
Sabemos que un cuerpo enfermo no rinde, inhibe las relaciones sociales, reprime la creatividad y el buen carácter; encajona al individuo en un estado de malestar poco propicio para su desarrollo cotidiano.
En este sentido es preciso crear una política pública de salud destinada a informar a la ciudadanía sobre lo que implica el no tratarse adecuadamente este malestar estacional, dar alternativas para que la persona sepa a dónde acudir y encuentre lo necesario para su tratamiento.
En ocasiones las instituciones de salud se burocratizan tanto que no diseñan un plan para este tipo de contingencias. Debe existir un programa y difundirse a través de los medios de comunicación, que desde mi perspectiva sociológica deben tomarse muy en serio.
Habría que preguntarse ¿qué puede ocurrir si la población no conoce o no tiene la información para enfrentar este trastorno de las alergias? ¿Qué padecimientos secundarios puede haber si uno se auto médica en estos casos?
La salud pública en tiempos de crisis se ve deteriorada por falta de recursos económicos. La atención médica es insuficiente para la serie de problemas que aquejan a la sociedad y a los derechohabientes de las instituciones de salud. Las alergias en nuestra ciudad estropean el desarrollo del individuo al desequilibrar su ser bio-psico-social. En el medio estudiantil se percibe toda una pandemia que influye en el estado de ánimo de los jóvenes.
Aquí es importante que se desarrollen charlas informativas al respecto, para que los estudiantes puedan tomar cartas en el asunto y se disminuya el riesgo de convertir una simple alergia en algo más grave. No cabe duda de que hay mucho qué hacer, más allá de padecer una alergia y minimizarla como lo hacemos cotidianamente. Es tiempo de tomar esta problemática en serio, es parte de una realidad social y ambiental de Ciudad Juárez.

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