Opinion

Negocian los traidores

Javier Cuéllar Moreno/
Analista Político

2016-09-24

Dice por ahí una vieja conseja popular: “Malo, si la piedra da en el cántaro; y malo si el cántaro da en la piedra: pero siempre malo para el cántaro, que es el único que se quiebra”. Esta idea viene a colación por la maniobra fraudulenta que acaban de realizar la administración municipal priista dirigida por el licenciado Javier González Mocken y los líderes del Sindicato Único de Trabajadores del Municipio de Juárez, al arrancarle a las escuálidas economías del Gobierno municipal un 4 por ciento de aumento salarial generalizado a cambio de afiliar a ese gremio sindical a 95 empleados de confianza del Municipio para darles el estatus de inamovilidad.
En el pasado 22 del mes de julio, el actual alcalde había asegurado que las finanzas del Municipio de Juárez no resistían el otorgamiento de un aumento generalizado de sueldos. Sin embargo, el incremento se dio en 4 por ciento directo al salario y al parecer en 5 por ciento a prestaciones, lo cual va a ocasionar un quebranto injustificado a las finanzas del Municipio.
Ese aumento se autorizó, no obstante que otro similar de 4 por ciento ya se les había otorgado a principios del presente año, por lo que se aprecia que estos señores no tienen llenadera. Pero este último incremento injustificado no se dio de a gratis, nada de eso. Fue a cambio de que la asociación sindical admitiera en sus filas a 95 empleados de confianza favoritos del régimen priista de la localidad que, dicho sea de paso, devengan emolumentos muy superiores a los de simples y sencillos trabajadores. Y muchos de ellos detentan cargos de administración y dirección de corte ejecutivo por lo que no se trata de simples trabajadores sino de favoritos que se encuentran muy bien pagados, aunque algunos de ellos ni laboren en términos reales en el ayuntamiento, de tal manera que se trata de simples “aviadores” que ahora se convierten de base sindical. ¡Imagínese usted: “aviadores” sindicalizados imposibles de correr!
Como acuerdos colaterales se les otorgaron chamarras (de la real fuerza aérea, supongo) y otras minucias que también representan erogaciones que no tienen base en una realidad laboral objetiva, pues no es obligación de los patrones proveer de vestuario personal a los trabajadores. Estos incrementos representan un gasto adicional para la próxima administración de alrededor de 18 millones de pesos más al gasto corriente del Municipio que está a punto de reventar.
Los trabajadores del Gobierno local se comprometieron a aportar un 4 por ciento de su sueldo al fondo de jubilaciones cuando en realidad lo que se requiere es que aporten mínimo un 8 por ciento para conjurar la quiebra del mentado fondo. Como puede verse, en todos los casos es el erario el que sale perjudicado pues el soporte de las jubilaciones seguirá siendo a cargo de los dineros del Gobierno municipal, cuando es de todos conocido que ese fondo de retiro se usa para premiar con jugosas pensiones vitalicias a jovenzuelos que se encuentran jubilados en pleno uso y disfrute de sus capacidades físicas y mentales, con plena aptitud para seguir trabajando. Será el saqueo de nunca acabar.

‘Ganar-ganar’ para unos cuantos
Pero en todas esas transacciones todo lo que escurre es miel para los corruptos funcionarios que encabezaron el acuerdo, tanto del Municipio como de la organización sindical, pues cada uno de esos 95 trabajadores que adquieren, por la negociación, estatus de inamovilidad sindical, tienen que ponerse guapos con los líderes sindicales con sumas considerables denominadas “cuota de admisión al sindicato”. Por lo que la cantidad que se recauda bajo cuerda no es nada despreciable en su conjunto. Ganar-ganar es la idea que mueve a los funcionarios públicos y al sindicato aunque al Gobierno municipal, y los contribuyentes, le toca siempre nada más la de perder-perder. “Malo si el cántaro da en la piedra…”.
En estas circunstancias, el alcalde electo de Ciudad Juárez, Armando Cabada Alvídrez, asumirá la Presidencia de nuestra ciudad en un estado de bancarrota que le impedirá hacer frente a las principales obligaciones del gobierno, que no sean pagar sueldos elevados y pensiones millonarias a los trabajadores, “aviadores” y jubilados. Prácticamente sin recursos para maldita sea la cosa. Por eso no lo invitaron a las pláticas, para que no se diera cuenta de las transacciones que al final de cuentas terminaron en transacciones deshonestas.
Transas que favorecieron únicamente a los líderes sindicales y a los funcionarios convertidos ahora en sindicalistas nailon. En estas condiciones no se puede trabajar, pues la actual administración entrega los bártulos del poder hechos garras.

El amparo de la cordura
Con el amparo concedido por el Juez Noveno de Distrito al Comité de Vecinos del Fraccionamiento Paseo de los Virreyes, que les permite conservar el enrejado de su colonia, cierta cordura se está imponiendo en el ambiente ciudadano pues esas rejas son una protección contra la delincuencia hormiga que mantiene asoladas a muchas zonas de la ciudad, ante la imposibilidad manifiesta de las autoridades policiacas de proporcionar un mínimo de seguridad personal en sus hogares, contra la acción depredadora de la delincuencia desorganizada no gubernamental.
En las épocas de mayor violencia en nuestra ciudad, muchos vecinos organizados de diversos fraccionamientos y colonias tramitaron y obtuvieron permisos de la autoridad municipal para enrejar sus barriadas, como una manera de autoprotegerse contra la perniciosa actividad de las bandas de ladrones de automóviles, baterías y diversos utensilios y muebles de las casas habitación, que nunca han encontrado en la policía municipal un ápice de protección contra este tipo de delincuencia, que muchas de las veces roba al amparo y disimulo de las propias autoridades policiacas.
La autoridad solamente se concreta a declarar que ha disminuido la delincuencia y si bien es cierto que la delincuencia organizada de alto impacto sí se ha visto disminuida al igual que el número de asesinatos, no ocurre lo mismo con la delincuencia aparentemente desorganizada pero protegida muchas de las veces hasta por policías, que se aprovecha de los espacios residenciales abiertos a todo el público para revisar a ver cuánta cosa encuentran mal puesta para llevársela. Con este derribamiento de enrejados da la impresión de que la propia autoridad municipal y en especial el cabildo, cumple una aberrante función de facilitador de la actividad de esas bandas de ladrones que operan en toda la ciudad.
El pretexto de desavenencias de algunos vecinos que arguye el Gobierno municipal para desmontar los enrejados es inoperante, mientras la mayoría simple de los vecinos esté de acuerdo en que permanezcan esas barreras de protección, porque siempre habrá dos que tres malos ciudadanos que se nieguen a contribuir con las cuotas de seguridad que se requieren para mantener esta infraestructura de autoprotección.
Por lo pronto, es encomiable que el Juez Noveno de Distrito haya concedido ese amparo a los vecinos del fraccionamiento Paseo de los Virreyes. Si nadie les da la protección que a su favor establecen las leyes, al menos que los dejen a ellos proporcionarse a sí mismos la seguridad a que todos tenemos derecho.

Érase un esposo incómodo
La visita en plena precampaña que hizo esta semana a Ciudad Juárez la señora Margarita Zavala de Calderón Hinojosa, sorprendió al mundillo de la política panista de nuestra localidad, porque no se esperaba que los precandidatos anduvieran desatados a estas tempraneras alturas de la sucesión presidencial del 2018. Sin embargo, salvo el pequeño grupo de correligionarias entre las que destacaban las diputadas electas del PAN en la pasada elección, la ciudadanía realmente ni se dio por enterada de esa incómoda visita.
Uno de los comensales del restaurante donde se le dio la recepción le espetó: “¡Felipe Calderón, no eres bienvenido a Ciudad Juárez, ya te lo dijeron!”, con lo cual se hace patente y presente el repudio de un sector de la ciudadanía fronteriza que no olvida el holocausto calderonista que en su momento nos costó la friolera de alrededor de 11 mil muertos, muchos de ellos a manos de las huestes federales que en ese entonces encabezaba Genaro García Luna.
Ahora la ex primera dama de México pretende desligarse de la imagen ensangrentada de su esposo Felipe Calderón porque sabe de la enorme y negativa carga política que esa personalidad le atrae, pero, ¿por qué no lo hizo en plena guerra calderonista contra casi todos los narcos? Lo cierto es que por ser su esposo quien fue y por haber sumergido al país en un baño de sangre, se ve muy difícil que el PAN la postule como candidata a la Presidencia de México, menos ahora cuando las posibilidades de un triunfo electoral se arañaron el 5 de junio pasado. El PAN tiene mejores candidatos que ella y la izquierda mexicana los tiene aun mejores. Ante esas declaraciones de olvido de la otrora primera dama, Felipe Calderón estará diciendo: “Te duele saber de mí, amor, amor qué malo eres, amor cuidado con la vida. ¿Quién fuera a imaginar que una mentira tuviera cabida en un madrigal?”. ¡Aún es su esposo! Y aunque es fácil entender que es una personalidad distinta a la de su consorte, lo cierto es que piensan muy parecido. ¡Cruz, cruz, que se vaya el diablo y vuelva Jesús!
 

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