Opinion

Inestabilidad, desconfianza y aumento del dólar

Miriam A. Ornelas

2016-09-22

La carrera alcista del dólar norteamericano ha puesto en jaque la economía de los hogares juarenses puesto que, muchos de los productos que consumen son importados de la vecina ciudad y el encarecimiento de la divisa norteamericana pega directamente al precio de esas mercancías.
Esta semana el dólar interbancario se cotizó hasta en 20.24 pesos, aunque en las casas de cambio de la localidad se conseguía a 19.20 pesos por unidad, que es el índice que les afecta a las pequeñas economías de los juarenses.
La principal causa de la tendencia alcista está en el manejo inestable de las tasas de interés por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos, lo que ha originado incertidumbre en los mercados y ha abierto espacios para la especulación de los inversionistas.
Sin embargo, hay que sumar también otros factores internos que han contribuido en la depreciación del peso. Existe una creciente inestabilidad política, atizada por las constantes protestas de ciertos grupos izquierdistas del sur del país. Hay manifestaciones, paros y bloqueos de la CNTE y una débil respuesta que ante ellos observa el Gobierno federal, lo que hace suponer un aflojamiento del sistema político mexicano relacionado anticipadamente con la sucesión presidencial que se dará en el 2018.
Mientras tanto el proceso inflacionario avanza sin prisas pero sin pausas, de acuerdo a una lista de productos que han observado incrementos en sus precios y que en parte fue publicada por El Diario de Juárez.
La gasolina observó un 15.33 por ciento de incremento, el aguacate sufrió un 52.91 por ciento de aumento, acelerado por las exportaciones del producto a los Estados Unidos; la carne molida experimentó 21.11 por ciento de alza, la chuleta ahumada un 19.40 por ciento, el chile jalapeño un 26.85 por ciento. Los medicamentos en general acusaron un incremento en sus precios del 10.11 por ciento. Todos esos aumentos de precios son indicativos de un proceso inflacionario.
Tenemos un índice inflacionario que contrasta con el 3 por ciento anual que observa el mercado en el vecino país del norte. Este comparativo nos da un déficit contrario a la moneda mexicana que obliga al mercado a realizar y sufrir ajustes que nos pegan inmediatamente en la frontera con el país vecino porque muchas de nuestras compras las hacemos de aquel lado de la frontera.
Ante esta situación creo que debemos abocarnos a consumir productos de procedencia nacional con preferencia a los extranjeros.
Por el lado gubernamental, el régimen de Enrique Peña Nieto hasta cierto punto ha mantenido una política de deslizamiento libre del peso, dejando de subsidiarlo con ventas masivas de dólares de la reserva como lo estaba haciendo en el pasado reciente. Lo que sí se acusa es un exceso en el gasto público que ahora se está intentando corregir con el recorte del presupuesto que se proyecta para el 2017 y que muchos sectores han protestado argumentando que se limitan sectores prioritarios.
La moneda es un instrumento de confianza pero lamentablemente da la impresión de que la única moneda de refugio que están encontrando algunos capitales nacionales y extranjeros que operan en el país es apostarle al dólar y contra el peso.
En contraparte tenemos un panorama de proliferación importante de empleos y de prosperidad económica de la mayoría de las empresas, por lo que bien podríamos hablar de un acusado malinchismo. Sea lo que fuera, los ciudadanos y los empresarios deben omitir contraer compromisos y deudas en dólares. Al menos para proteger de recaídas su economía particular.

X