Sixto Duarte
2016-09-19
El cambio de poder siempre trae consigo la renovación del ánimo social, la esperanza de que quienes llegan necesariamente serán mejores que quienes se van. Esto en sí no es una norma, sin embargo la ilusión de un mejor gobierno es periódica, como periódica es la renovación del mismo.
El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) confirmó el resultado de la elección del pasado 5 de junio. La impugnación de ambos resultados por la vía institucional fue motivo de crítica de actores políticos al interior del PRI que no lo veían con buenos ojos, no porque fueran muy respetuosos de la expresión del soberano, sino porque de esa manera manifestaban su sentir respecto del grupo en el poder.
No había una genuina defensa del resultado electoral por parte de aquellos críticos internos, quienes irónicamente y por muchos años se han dedicado precisamente a la operación electoral; es más que evidente. Sin embargo, se debe precisar que la dirigencia del PRI actuó de conformidad con sus facultades legales y estatutarias al momento de impugnar dichos resultados.
Tanto el gobernador electo Javier Corral como el próximo presidente municipal, Armando Cabada, han venido sosteniendo, desde el 6 de junio, reuniones de trabajo así como nombramientos dentro de sus equipos, tanto de transición como de gobierno.
No se sabe bien a bien si para presionar mediáticamente y orientar el resultado de la impugnación, o porque verdaderamente quisieran adelantar el trabajo antes de tomar el poder el próximo mes. Algunos nombramientos (especialmente en la esfera municipal) se antojan prematuros. Muchos de ellos se entienden como pago de facturas de los ganadores; tendremos que esperar la totalidad de los nombramientos y tocar nuevamente el tema.
En el caso de Javier Corral, la integración de su equipo de transición ha desatado toda clase de especulaciones. Al parecer, y derivado del nombramiento de su equipo de transición podemos concluir que ganó el establishment chihuahuense. No existen figuras frescas, aunque esto no es necesariamente malo. Lo malo es que antes de tomar protesta se está dejando seducir por intereses que poco tienen que ver con el discurso democrático manejado en campaña, marginando a los panistas que participaron en su proyecto. Muchos de ellos, y con justa razón, demandan ser incluidos en tareas políticas.
En primer término, tenemos al exgobernador Francisco Barrio, que más tardó en ser nombrado que en ser removido. El hecho de que un exgobernador participara en el proceso de entrega-recepción elevaba el nivel de dicho comité, especulando sobre el nombramiento de un gabinete también del más alto nivel. Sin embargo, poco se sabe sobre los verdaderos motivos de su salida. En segundo término tenemos Gustavo Madero, quien pudiera ser en este momento el gobernador electo, pues las condiciones estaban dadas para él. El panismo le pedía ser el candidato, pero prefirió dedicarse a soñar con ser presidente. El expresidente del CEN del PAN, expresidente del Senado, ex coordinador parlamentario del PAN dejó la política en el Altiplano y se incorporó al equipo de transición del gobernador electo.
Dentro de este equipo también hay algunos de ellos que habían apoyado a otras opciones políticas, como el caso de Pablo Cuarón. Otros, como la familia De la Vega, habían apostado a favor de dos (o más) candidatos para así seguir protegiendo sus intereses económicos, sea a través de la emisión de licencias de venta de alcohol, o de la subrogación de servicios médicos al Femap. Estos personajes aparecen formados antes que muchos panistas que jugaron desde un principio con Corral.
Debo decir que es deseo de todos los chihuahuenses que las próximas autoridades tengan éxito en su encomienda constitucional. Si les va mal a ellos le iría mal al estado. Esto es algo que la sociedad no ha entendido cuando se expresa irracionalmente en contra de un gobierno en particular. Se debe ejercer la crítica pero siempre acompañada de la propuesta o del deseo de que las cosas cambien para bien. Si les va bien en su función gubernamental, le irá bien a Chihuahua.