Opinion

El crédito y los criterios

Carlos Elizondo Mayer-Serra

2016-09-18

Ciudad de México- Hoy un inversionista está dispuesto a colocar su dinero en un bono alemán a diez años que paga tasas de interés negativas, es decir, que al vencer le regresará menos de lo invertido en términos nominales. El bono del tesoro de Estados Unidos a diez años también tiene rendimientos históricamente bajos, 1.5 por ciento. En cambio, el bono mexicano paga casi 6 por ciento. Somos de los pocos países con grado de inversión que recientemente han aumentado su tasa de interés. Nuestra credibilidad ha caído.
En septiembre, el gobierno federal presenta los Criterios Generales de Política Económica para el año entrante. Establecen los parámetros de cómo se espera estén las principales variables macroeconómicas. Desde el inicio de esta administración no han cumplido en casi nada. Los desaciertos más preocupantes han sido las promesas de crecimiento y las de contención del gasto público.
La consecuencia de la suma de estas dos falsas estimaciones es preocupante. Si la economía creciera vigorosamente habría margen para endeudarse, ya que la masa de recursos para pagar estaría creciendo. No ha sido así. Hoy el endeudamiento total del sector público alcanza casi 50 por ciento del PIB. En los Criterios para el 2013 se estimaba para 2016 que la deuda fuera de alrededor de 36 por ciento del PIB.
Si no cumplimos con bajar la deuda pública en 2017, ésta tomará una dinámica de crecimiento aún más difícil de detener: tasas de interés más altas y una masa de deuda creciente en una economía poco dinámica. Es una combinación peligrosa. Se estima que el costo del servicio de la deuda llegará a 2.8 por ciento del PIB en 2017: 568 mil millones de pesos.
El nuevo secretario de Hacienda, José Antonio Meade, heredó un presupuesto austero de su antecesor. Ahora es su responsabilidad lograr que se apruebe en la Cámara de Diputados y posteriormente que se cumpla. Cada año, el gasto público en esta administración ha terminado por arriba de lo aprobado.
Los Criterios Generales de Política Económica, así como con el presupuesto y ley de ingresos que lo acompañan, son propuestas políticas. Definen en qué se quiere gastar y cómo. Hay inercias difíciles de frenar, como el gasto en pensiones y las participaciones a los estados, dos de los rubros donde el gasto crecerá en 2017. El gasto en la mayoría de los estados es el más ineficaz y deshonesto de todos.
La decisión política más compleja sería tratar de frenar esa dinámica a través de reformas legales. Sin embargo, se ha preferido hacer un recorte en ciertos programas, como aquéllos enfocados en la prevención del delito y la evaluación educativa, y sobre todo reducir la inversión pública. No disminuye lo que cuesta la burocracia ni la clase política. Un ejemplo: la Cámara de Diputados costaba 6.2 mil millones de pesos al inicio de esta administración. En 2015 gastó 7.8 mil millones, lo que además representó un incremento de 6.5 por ciento de lo presupuestado. Decidieron no avalar el aumento que habían solicitado para 2017, pero los legisladores siguen costando mucho más que antes. Tienen el mismo número de diputados con las mismas responsabilidades. ¿No hay margen para ajustar más el gasto?
El recorte al gasto es costoso política y económicamente. Sin embargo, su desbordado crecimiento en lo que va de este gobierno no ha impulsado la economía, dada su mala calidad: hospitales que se terminan de construir, pero no se operan, obras de infraestructura que quedan a la mitad, compras de productos o servicios que no sirven, empleados que no hacen nada… A esto hay que sumarle el robo descarado de recursos que terminan en cuentas bancarias fuera de nuestro país, obras de arte, relojes, joyas y propiedades en el extranjero. Por ello, su recorte no tendrá un impacto serio en el desempeño de la economía, aunque lo tendrá para los directamente afectados.
No sólo es hora de recortar, sino de gastar mejor y más honestamente. Revela un extraño criterio político colocar a Luis Miranda en la Sedesol, al frente del gasto social, quien fuera hasta hace poco el subsecretario de Gobernación encargado de negociar con el SME y la CNTE, siempre con la billetera en la mano. Fue secretario de Finanzas y Administración del entonces gobernador del Estado de México, Arturo Montiel. Pésima señal si lo que se quiere es convencer que el gasto no sólo se podrá contener, sino que se ejercerá pulcramente.
El recorte programado para 2017 tiene que ser ejecutado de verdad. Se oyen voces en la izquierda de que el recorte es excesivo. Están equivocados. Tendría que ser aún más severo. Luego no se quejen si los acreedores imponen condiciones que vulneren nuestra independencia y soberanía.

X