Javier Cuéllar
2016-08-30
Una gran consternación aflige al pueblo de Ciudad Juárez con motivo del fallecimiento del artista más preclaro que ha dado nuestra ciudad, el señor Alberto Aguilera Valadez, popularmente conocido por su nombre artístico Juan Gabriel.
La gente espera con ansiedad recibir sus restos mortales para hacerle un gran y merecido homenaje, aunque parece que esto no será posible puesto que su cuerpo ya se encuentra en la Ciudad de México donde también le rendirán tributo mortuorio en el Palacio de Bellas Artes, como corresponde a un artista de su gigantesca estatura.
Parece que será sepultado en el estado de Michoacán aunque muchos opinan que sus restos mortales debieran reposar en La Rotonda de los Hombres Ilustres de México. Los juarenses tendremos que homenajear a nuestro artista sin la presencia física de sus restos, total, lo que importa es el sentimiento que el pueblo ha demostrado con creces.
Este infausto acontecimiento distrae la atención popular sobre el Cuarto Informe de Gobierno que mañana rendirá ante la soberanía nacional el presidente de la Republica, Enrique Peña Nieto, donde nos dirá cuál es el estado que guardan las cosas de la nación y esperamos con interés un resumen realista y objetivo de las cosas, siendo muy interesante conocer la visión presidencial sobre los muchos problemas políticos que padece el país.
Las reformas estructurales que ha planteado el presidente Peña Nieto han funcionado aunque no en la medida que era deseable, porque es muy difícil que la problemática nacional se resuelva con simples decretos y una serie abundante de cambios en la legislación. Eso únicamente precisa los nuevos rumbos por los que deberá transitar el país, pero “Dios da todas las cosas al trabajo” según lo apunta Benjamín Franklin, no a las leyes ni a los decretos, así es que habrá que trabajar un buen tiempo en los nuevos derroteros que se fijan a la nación para, a partir de ellos, poder observar algunos resultados.
Todos sabemos que el progreso de una nación debe estar alumbrado por la buena educación de sus hombres y lo cierto es que los niveles educativos de nuestro país al inicio de la administración del actual presidente, estaban por los suelos, en el quinto y último lugar de acuerdo a los parámetros de medición de la OCDE. Salir de ese mal sitio va a estar difícil porque es una tarea de muchos años como fueron muchos años los que nos llevaron a la decadencia.
El problema educativo del país ha encontrado su obstáculo más grande en algunos maestros que son una casta burocrática corrupta hasta la putrefacción y que no quieren renunciar fácilmente a las canonjías que irresponsablemente les fue dando el propio régimen, hasta convertirlos en una piara parasitaria que lo que menos les interesa es la buena educación de los muchachos.
Es lastimoso ver cómo le forman movimientos opositores de artificio a la reforma educativa cuando lo que ellos pretenden es solamente cobrar sin trabajar y cobrar bien. Perpetuarse en su haraganería y en su ignorancia, que es la peor de las corrupciones, porque daña profundamente a las nuevas y futuras generaciones.
Por eso los estados de la republica que tienen más bajo nivel educativo son precisamente Oaxaca, Guerrero, Chiapas y Michoacán, porque en ellos prevalece un magisterio antinatural que utiliza las necesidades educativas del país únicamente para medrar y por ahora lo que se ve es solamente una larga cadena de bloqueos y actos terroristas que tienen al gobierno federal amedrentado, convertido en una especie de rehén de sus caprichos. Tal vez por eso el sacerdote Alejandro Solalinde, profundo conocedor de esos movimientos, nos dijo: “La lucha anticorrupción no avanza por los frentes pro-corrupción que lucran con su posición antigobiernista”.
Mientras los movimientos populares, que debieran luchar por la causa de la honestidad estén corrompidos intelectualmente, como sucede con las huestes de la CNTE, ningún gobierno puede avanzar en la redención del país, de cualquier país. Veremos qué nos dice el señor presidente.