Opinion

Los juarenses y el paso del tiempo

Sergio Conde Varela

2016-08-25

Muchos juarenses y chihuahuenses ya entraditos o entradotes en años, hemos visto caer imperios.
Vimos caer al nacionalsocialismo cuando Adolfo Hitler lo encabezaba y agitaba no sólo al mundo con grandes titulares mediáticos, sino a lugares como en el que vivimos, con la falsa y torpe doctrina de la supremacía de la raza aria.
En diferente dimensión cayó el emperador japonés Hirohito, que se alió con los nazis en la Segunda Guerra Mundial. Los juarenses guardamos molestos recuerdos, porque en nuestras tierras cayó una bomba B2, que dijeron que no tenía fulminante pero que hizo temblar a nuestra ciudad, entonces de mucho menor extensión.
En 1963 los juarenses vimos por televisión una grandísima manifestación en la capital del vecino país y en el monumento de Abraham Lincoln, en la cual Martin Luther King pronunció el discurso del gran sueño en el que dijo que los hijos de los esclavos y los hijos de los dueños de los esclavos se sentarían en la mesa de la hermandad.
El próximo domingo 28 se cumplen 53 años de haber dicho King la arenga y en enero del 2017 Barack Obama, estadounidense de color, entregará la presidencia del país más poderoso del orbe, luego de haber sido símbolo de la caída estrepitosa del prejuicio racial.
Importante es que nosotros, habitantes del sur del río Bravo, también tratemos cosas interesantes del tiempo actual.
Después de años, ya dejó de ser el eje central de los noticieros de Televisa Joaquín López Dóriga. Hay noticias de Quintana Roo, Veracruz y Chihuahua, donde los hombres del poder dejaron con los ojos cuadraditos a sus pueblos por lo que hicieron y lo que dejaron de hacer.
Lamentamos los juarenses que esos personajes hayan caído en errores humanos que todos podemos tener, pero que ellos no se hayan percatado en sus mandatos, de sus acciones llenas de publicidad oficial pagada con dinero del pueblo y ausente de realizaciones para solucionar  necesidades públicas.
El actual gobernante estatal se olvidó de los juarenses de quienes obtuvo excelente votación.
El tiempo nos ha permitido a los juarenses captar cómo los grupos de poder económico se han pegado a los candidatos, como siempre, ya que en sus finanzas tienen un renglón que sin excepción le llaman inversión en campaña y desde luego que en pocos días se convierte en tráfico de influencias o en realización de grandes negocios con personas allegadas y comprometidas con los barones del dinero.
Lo anterior es lamentable y aberrante porque choca de frente con lo que se grita a toda hora, que estamos viviendo en un sistema democrático. Todo se ha convertido, y lo sabemos los fronterizos, en movimientos económicos importantes, como si se viviera bajo la política de una bolsa de valores. La democracia se ha transformado en una oligarquía, que es de todos conocida como la forma de gobierno dirigida por la clase social de fortuna manifiesta.
Parece que no se entiende lo que ha pasado en nuestra ciudad y la entidad. El electorado y así lo dicen los enterados, manifestó su hartazgo. No quiso que las cosas siguieran de igual manera. Se requiere talento, dedicación de los nuevos, para que entiendan a fondo lo que quiere la gente. No se pueden repetir hechos en los cuales la incapacidad, el familiarismo, el amiguismo, la superficialidad y la torpeza, se apoderen de los espacios públicos para realizar actos inservibles, llenos de fallas técnicas, sociales y del conocimiento, de cómo debe funcionar la cosa pública.
Que se sepa que la gente tiene muy claro que se puede ser anodino y otra muy diferente, ser un conjunto de personas entregadas al servicio público, con trabajo profesional, efectivo, honrado, esforzado y no con simulaciones, que a lo único que  llevan es al fracaso total de un pueblo como el de Chihuahua y por qué no decirlo, como el de Juárez.

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