Opinion

Educación sin llantos ni rodillazos

Miriam A. Ornelas

2016-08-25

Fue patética la escena en la que la directora del kínder Nueva Generación, profesora Ana Guadalupe Romero Chagoya, de rodillas les pidió a las autoridades de Educación que por favor le asignaran dos maestras más para su escuela porque tiene muchos educandos y no puede mantenerlos amontonados.
De hecho esta escuela se vio precisada a regresar a sus casas a unos 47 alumnos debido a que no cuenta con elementos para darles la atención educativa indispensable.
Una sobreactuación muy al estilo de la pornografía intelectual de las telenovelas de Televisa que encontró eco en los responsables de Educación del Estado porque le mandaron una maestra provisional, aunque no le han resuelto el problema completo y de fondo.
Sin embargo, no por lo exagerado de la forma deja de tener valor y exponer de cuerpo entero que el programa Escuelas al 100 es tan sólo una brillante pieza oratoria y propagandística demagógica de nuestros gobernantes.
Sin estar de rodillas en muchas escuelas del Valle de Juárez y colonias periféricas de nuestra ciudad, cientos de niños toman clases a la intemperie, sin servicios sanitarios, sin agua y sin aulas. Esa no es una actuación exagerada, es la triste realidad que se vive en muchos centros escolares de rancho que pululan por las zonas más depauperadas de nuestra comunidad.
Mientras tanto muchos maestros cobran sin trabajar dos, tres y hasta siete plazas que les dejan ricos estipendios por defraudar al sistema educativo nacional, cuando con esos sobresueldos se podrían pagar, no digo dos, sino todos los maestros que la niñez juarense requiere urgentemente.
Esta mala administración nos refleja la enorme distorsión salarial distributiva que existe en el organigrama de la SEP y aunque la maestra Ana Guadalupe Romero, al borde del llanto, atribuyó las deficiencias a cuestiones de papeleo, lo cierto es que la cuestión no es tan simple y tiene mucho más de fondo, con una administración que al final del camino anda con cuentas mochas y no se completa ni para lo más indispensable.
Nos queda claro que el problema sí corresponde a las autoridades educativas del estado de Chihuahua, que son las responsables que los muchachos reciban una educación de calidad, con aulas adecuadas, con maestros suficientes y con todos los elementos que se requieren para que el proceso enseñanza aprendizaje se pueda dar en toda su dimensión. Tal y como lo expone el conocido promocional que está publicitando la Secretaría de Educación Pública en todas las televisoras nacionales.
Las autoridades educativas prohibieron las cuotas escolares que se autofijan las sociedades de padres pero no proveyeron los insumos que se compraban con esas cuotas y ahora ni se pagan las cuotas y las carencias se acrecentaron al grado de la desesperación porque no cuentan ni con lo más elemental para la permanencia de los niños. No tienen ni papel del baño, ni servicios sanitarios, ni agua, ni luz, ni aulas, bancas ni maestros. El problema del Estado no es la gasolina sino todo lo demás que falta porque de todo lo que adquirían los padres de familia ahora existe nada. Trabajan con las purititas uñas y no existe ni siquiera la esperanza de que estas carencias sean atenuadas por la conducta correctiva del Gobierno del Estado. Parece que las  cosas van a ir de mal en peor.
No es necesario dramatizar, no existe nada más trágico que ver las lastimosas circunstancias en que estos niños toman sus escasas clases, con maestros improvisados y sobrecargados de alumnos.
Fríamente, ecuánimemente, podemos concluir que la administración que hacen nuestras autoridades educativas de los recursos que el pueblo destina a la instrucción, es un verdadero desastre.
Ojalá y el nuevo gobernador Javier Corral Jurado, tome nota de estos problemas e implemente el orden y las soluciones necesarias para que el ideal demagógico de “Escuelas al 100” sea, por fin, una realidad. Sin llantos ni rodillazos.

X