Opinion

A propósito de la reforma y el modelo educativo

Isaías Orozco Gómez

2016-08-21

La discusión del momento en relación a la actual “reforma educativa” y su respectivo “modelo educativo”, me llevó a revisar algunos materiales que elaboré durante mis años activos como docente en las instituciones de educación pública-gubernamental.
Entre otros trabajos, encontré la ponencia: “Por una real política de investigación educativa”, la cual presenté en la ciudad de Chihuahua, en el marco de la “Movilización Sindical para la Modernización del Sistema Educativo”, que considero que no ha perdido vigencia.
En términos generales, se habla de un atraso muy considerable en materia educativa en nuestro país, con respecto a los países desarrollados e industrializados.
Lamentablemente en México su Sistema Educativo Nacional (SEN), presenta un estancamiento o retraso en su concepción científica de la educación, mismo que se refleja y se comprueba en la falta de una real e integral política de investigación educativa desde el nivel básico hasta el nivel superior.
Para el presupuesto general de la educación, el gobierno mexicano no ha destinado el ocho por ciento de su producto interno bruto, como lo recomienda la Unesco; ha sido mínima la partida destinada para desarrollar un plan de investigación educativa.
Sin embargo, no puede desconocerse que algo se ha hecho en ese rubro, por instituciones de educación superior como la UNAM, el IPN (DIE-CINVESTAV, el COLMEX,  Universidades de varios estados, la Escuela Normal Superior de México, la Escuela Nacional de Maestros y algunas escuelas Normales del país, la UPN y  otras instituciones de carácter privado como el Centro de Estudios Educativos, A.C.; así como también lo ha hecho eventualmente, la SEP.
En los planes y programas de estudios de la Educación Normal, a partir del año de 1976, se exigió, del aspirante a maestro: una preparación científica y cultural más amplia, y se le canalizó hacia el terreno de la “investigación sociológica”. Pero ello, desafortunadamente, sólo quedó en un curso escolarizado y eminentemente teórico. Hecho que sigue imperando, aun cuando los actuales contenidos curriculares de la información y formación normalista, tienen ya el reconocimiento oficial, de grado superior y categoría de licenciatura.
Por otra parte, y ya en la puesta en práctica de métodos y procedimientos para que se realice el proceso de enseñanza-aprendizaje, hemos caído en la burda copia de los mismos –de otros países–, en un practicismo y utilitarismo tal, que rara vez, hemos sometido a la prueba científica y experimental, tales “modelos”, métodos, técnicas y procedimientos.
Las necesidades crecientes de los niños, de los adolescentes, de los jóvenes y de los adultos del país, así como los serios problemas de la “deserción” escolar, el ausentismo, el bajo rendimiento y la reprobación escolar; imponen y exigen que de inmediato se ponga en marcha todo un plan de estudio, reflexión y acción que nos lleven de una vez por todas a la sistemática innovación, investigación y desarrollo.
Obviamente, la investigación a la que nos estamos refiriendo, conlleva el imperativo de recursos humanos, materiales y financieros suficientes, eficientes y oportunos –que quizá se diga, no se tienen–, pero habrá que conseguirlos. De otra manera, seguiremos sumergidos en la mediocridad y  el subdesarrollo de las Ciencias de la Educación, ayunos de una Filosofía de la Educación para la acción y para la transformación; y, lo más grave, con un desempeño pedagógico-docente muy cuestionable, sino es, que reprobable.
Así, los nuevos conceptos y marcos de referencia, la puesta en funcionamiento de la investigación y su desarrollo, así como la evaluación de los resultados con respecto a los objetivos –a lo esperado–, exigen la vinculación y la cooperación estrecha entre todos los trabajadores de la educación y demás instituciones y personas inmersas e interesadas en el avance científico, cultural, tecnológico y económico de todo el territorio nacional.
La investigación en referencia debe abarcar, indudablemente, la investigación pedagógica-didáctica, es decir, la que trata y abarca los modelos, métodos, técnicas y procedimientos de toda la tarea docente educativa y más específicamente, del proceso enseñanza-aprendizaje, propio de cada nivel y edad, de cada disciplina o materia de estudio, así como la investigación sobre los aspectos afectivos interpersonales.
En fin, una política de investigación educativa, que abarque todos los elementos (institucionales, humanos, materiales, financieros…) que contribuyen a la conformación de una educación individual y social integral y progresista, acorde con la construcción de un México y un mundo nuevo.

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